martes, 26 de abril de 2011

Grupo Aranea opta al premio Mies van der Rohe de Arquitectura Contemporánea

El proyecto del IES Rafal opta al prestigioso premio Mies van der Rohe. Foto: LCV
El estudio multidisciplinar Grupo Aranea, coordinado por el arquitecto Francisco Leiva y la paisajista Marta García Chico, ha sido nominado para el premio Mies van der Rohe de Arquitectura Contemporánea que concede la Unión Europea. Grupo Aranea opta a este prestigioso galardón por el innovador diseño del IES Rafal, un proyecto con el que ya obtuvieron el FAD 2010.
El estudio multidisciplinar Grupo Aranea ha dado un paso más en su consolidación internacional. La culpa la tiene el IES Rafal, un proyecto que tenía todas las papeletas para pasar desapercibido, pero que a base de premios y reconocimientos está convirtiéndose en la sensación arquitectónica del momento. La última alegría que ha otorgado este pequeño instituto ubicado en la periferia de la provincia de Alicante al estudio dirigido por Francisco Leiva y Marta García Chico ha sido la nominación al prestigioso premio Mies van der Rohe de Arquitectura Contemporánea, un galardón que concede la Unión Europea cada dos años dotado con 60.000 euros. El IES Rafal fue el responsable de que Grupo Aranea se llevase el FAD 2010.
La historia del inmueble en cuestión tiene trazos del cuento de la Cenicienta. El IES Rafal era a priori uno de esos proyectos escasamente apetecibles para las principales firmas de arquitectura de Alicante. Se trataba de diseñar y levantar un modesto instituto en una parcela rodeada de urbanismo salvaje en una localidad remota y diminuta de la Vega Baja. Las condiciones para sacarlo adelante no eran nada favorables: un terreno escaso -casi la mitad que se destina a un instituto normal-, un presupuesto ajustado, una burocracia con cortedad de miras, y un entorno nada aconsejable para la educación y la docencia: un ejército de urbanizaciones alrededor que dejaban pocas alternativas a la imaginación. Todo ese contexto deprimente motivó que el equipo de Leiva & García Chico luchase a contracorriente. El resultado se puede calificar casi de auténtico milagro. Hasta el punto de colocar a Rafal en el mapa, y robarle protagonismo a edificios y construcciones millonarias de intereses fenicios.
El secreto estuvo en abstraerse del antiestético paisaje. Esta decisión, en cualquier caso, más que una opción era una obligación, pues no les quedaba otra salida. Digamos que las vicisitudes invitaban a ello. Y lo que hicieron fue crear una especie de arcadia en medio de un ambiente vulgar y prosaico. Para ello fortificaron la carcasa del instituto a base de hormigón, dotando al edificio de una animada vida interior ajena al dominio urbanizador. El IES Rafal no es ni el más simbólico ni el más fotogénico ni el más emblemático; su encanto reside en haberse forjado una personalidad propia en la que los pequeños detalles son los más importantes. Es como el chico de apariencia granítica que al final resulta ser el más interesante. En el IES Rafal lo más sugestivo se cuece dentro: las aulas están dispuestas en forma de peine en el interior y el espacio central se fragmenta en pequeños patios que otorgan flexibilidad e intimidad al centro educativo.
En Grupo Aranea lo tenían claro. Debían disponer la estructura del edificio de forma inusual. De esta manera, el aulario y las dependencias en vez de ubicarse en el núcleo, como suele ser el caso, aquí hacen de perímetro para aislarse del exterior. Con esto se ganaban más metros, canalizando toda la energía hacia las entrañas.  Esta decisión inconformista permitió por ejemplo que no solo hubiese una única zona de recreo, sino varias. En El IES Rafal se pueden encontrar espacios de ocio para los estudiantes hasta en las aulas. Su eclecticismo es otra de las singularidades. Mezcla lo visible y lo oculto, lo público y lo privado de forma desenfadada. Es como una gran estructura con muchos grados de sorpresa y libertad, para que cada uno encuentre su particular rincón. Como esa cubierta de los vestuarios del gimnasio que ha sido pintada de rosa y que desemboca en el patio central.
El IES Rafal, en el fondo y en la forma, tiene un fin didáctico. Tal y como explica Francisco Leiva, de lo que se trata también es de hacer ver a los alumnos que el entorno se puede cambiar con actuaciones individuales.


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