Fernando Romero es un joven arquitecto de 39 años que genera interesantes expectativas en todos los proyectos que crea bajo la influencia de Rem Koolhass, por su planeación futurista, innovadora, urbanística y ligada al cambio climático. Hoy sueña, imagina su Ciudad Libre, que incluye, además de un novedoso concepto arquitectónico, un nuevo ¡sistema económico y social!
Romero de Terreros se graduó en 1995 en la Universidad Iberoamericana, en donde fue Presidente de la Sociedad de Alumnos. Después trabajó cinco años en Europa, tres de los cuales fueron en Rotterdam, Holanda, con Rem Koolhaas —quien recibió en 2000 el premio Pritzker, el galardón internacional más importante de arquitectura—; allí aprendió que “no hay una sola forma de hacer las cosas y que cada edificio tiene su propia traducción”. Esos años le sirvieron para alcanzar su posgrado. La influencia de esta experiencia se muestra en sus proyectos terminados, pero aún más en los que están por desarrollarse.
CIUDAD LIBRE
En plática con M Semanal el arquitecto comenta: “Mi sueño es realmente imaginar proyectos que son más de planeación a futuro. Estoy empezando a diseñar una ciudad para un contexto latinoamericano, que se proyecta desde cero: es una Ciudad Libre, con un nuevo sistema económico y social”.
Para Fernando, las ciudades que se han desarrollado fueron pensadas en contextos históricos específicos y han crecido a través de la agrupación de pequeñas colonias, mismas que están definidas en gran medida por la inmigración en momentos de crecimiento económico. Explica: “La Ciudad de México es uno de los mejores ejemplos: de 1950 a 1970 creció casi cinco veces debido a conflictos migratorios. Básicamente, el tema de las ciudades es uno que pocas veces ha sido abordado de manera puntual, como un ejercicio que empieza desde cero. Estamos pensando en una nueva ciudad en Latinoamérica; básicamente es un perímetro controlado, con un programa definido, y se trata de diseñar las nuevas condiciones y la reglamentación”.
Para este proyecto, que aún está en su etapa inicial, se está buscando el terreno que geográficamente sea idóneo para dar los siguientes pasos y que podría ser cercano a la Ciudad de México.
DON CASA
Pero nuestro Golden Boy —como lo llama la revista arquitectónica Azure— en la espera no existe: además de continuar con su agenda para el desarrollo de museos en toda Latinoamérica, ahora está interesado en lo que llama “la base de las pirámides”. Parte del hecho de que la punta de la pirámide fue precisamente el museo Soumaya, y que ahora se trata de trabajar desde la base. Don Casa es el proyecto que busca conectar el proceso de autoconstrucción con mecanismos más eficientes de diseño, que mejoren la calidad de vida de la gente, que le ofrezcan una forma autodidacta de construir su vivienda a la que, por lo general, es la población marginada del país, la ubicada principalmente en la periferia de las ciudades. “El objetivo es dignificar la forma de vida de la gente más necesitada. En su primera fase, se busca que la gente con menos recursos pueda construir casas dignas, higiénicas, seguras y bien ventiladas, pensando en utilizar siempre los materiales que ellos ya usan, como el bloque de cemento; en una segunda fase, se buscará apoyo financiero con microcréditos para que compren materiales y, más adelante, esto repercuta en la construcción de escuelas y centros de salud para que mejore la comunidad. Así se dignifica la forma de vida de la gente más necesitada”.

Foto: Especial

Diagrama estructural y maqueta del Museo Soumaya Fotos: Especial
EMPEZAR DE NUEVO
A new beginning, es lo que espera a Fernando con FREE (Fernando Romero EnterprisE), la oficina que plantó en Nueva York en 1999 para consolidar metas que se ha impuesto con su equipo de trabajo y así poder ser competitivo a nivel internacional. “Abrí unas oficinas en Nueva York para diseñar museos en Latinoamérica y en el resto del mundo, como una plataforma mucho más global que la que tenemos en México. Generalmente los museos tienen la particularidad de conectar el arte con la arquitectura. Será un programa que seguiremos trabajando intensamente”. Igual de intensa es la construcción del Centro de Convenciones en Los Cabos para la reunión del G20 en 2012.
Hay que recordar que en 1999, como jefe de proyecto y con 26 años, diseñó la propuesta ganadora para el concurso de construcción de la Casa da Música en Oporto, Portugal, misma que es considerada como uno de los íconos en la arquitectura contemporánea, nombrada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
TIEMPO DE REFLEXIÓN
Este año que comienza es complejo para México, porque a causa de las elecciones los proyectos de inversión generalmente se detienen. Sin embargo, para Romero de Terreros es tiempo de reflexionar sobre cuáles deberían ser las direcciones y los nuevos proyectos: “México es un país con una riqueza extraordinaria a nivel histórico, a nivel cultural, a nivel de riqueza natural y turística. Creo que pasó una confusión política a nivel federal, un dolor, un momento histórico por una miopía de una guerra perdida que pronto tendrá que retomar su camino y enfocarse a consolidar la riqueza que se tiene a nivel patrimonial, todo eso a través de una mejor cuestión política”.
Desde su perspectiva, México lo construimos todos y depende de cada uno de nosotros que se transforme. “Yo soy un positivista en ese sentido, y también un poco romántico; pero yo sí creo que México es un país que en los próximos 10 años tendrá el potencial y la oportunidad de transformarse en un destino económico importante, consolidado, que se enfoque a su infraestructura, genere empleo y supere esta transición o este momento político”.
Preocupado por el futuro inmediato de México en lo político y económico, y desde su posición como arquitecto, señala: “Creo que el reto es que los políticos vean más allá de las decisiones inmediatas político-partidistas, y que vean que la arquitectura tiene el potencial de traducir un momento histórico, y que al final es una de las herramientas que más se ha utilizado en el tiempo para transmitir una visión política y una visión de país. El mejor momento de México en la consolidación de su economía, entre los años cincuenta y setenta, utilizó a la arquitectura para traducir la identidad del país y consolidó muy bien un portafolio arquitectónico de nivel internacional; fue la época en que se construyeron edificios públicos que simbolizaron ese crecimiento económico. Ese es el reto político para esa transición al futuro: cómo poder tomar la arquitectura como una herramienta de traducción y de una consolidación”.

Bridging Tea House en Jinhua, China, en 2004. Foto: Especial
Como todo un “positivista de México”, continua su labor desde su trinchera o desde su laboratorio, ya que cuando llega un proyecto a sus manos piensa en la mejor solución, desarrolla una serie de escenarios, cosa que distingue a los arquitectos de hoy de los de la generación pasada, ya que actualmente nunca se van por un solo camino; ahora se realiza una experimentación amplia, se investiga, se ven muchas opciones, se analizan (como un científico en busca de una fórmula) y se ponderan para ver las ventajas y desventajas de cada una de ellas para ponerlas a competir y escoger la mejor.
“Yo soy un ferviente creyente de que la arquitectura se produce a través de un proceso de traducción. Mi arquitectura es la traducción de cada contexto, y en cada contexto hay una traducción distinta que hacer; en cada contexto hay un cliente, condiciones, definición y programas distintos, a lo cual nosotros imponemos nuestra propuesta al programa original para formarlo en un proyecto particular”, señala.
Él sigue adelante ideando proyectos que van desde aeropuertos, viviendas, infraestructura, temas culturales, museos, centros de convenciones. “En realidad, el arquitecto de alguna manera es como un médico general: alguien que, de acuerdo a las oportunidades que ha tenido en su vida, va empezando a enfocarse en un tema en particular. Tenemos más experiencia en museos y temas culturales de la que podríamos tener en hospitales, pero nos interesa todo. Estamos muy abiertos a las oportunidades que nos den los futuros clientes y conexiones, lo que definirá un poco el portafolio de la oficina, que es muy diverso. Hemos hecho arquitectura experimental y arquitectura racional”.
LO QUE DEJÓ EL AÑO
El destacado arquitecto está satisfecho con la inauguración del Museo Soumaya —47 metros de altura, con una fachada compuesta por 16 mil hexágonos brillantes que resguardan la colección de arte privado más importante del país y de Latinoamérica, y que en siete meses registró medio millón de visitantes—, y de la Plaza Mariana, que dota de todos los instrumentos y los mecanismos para poder operar bien la Basílica de Guadalupe. “Se construyó un nuevo mercado, el museo de la Virgen de Guadalupe, el centro de evangelización y la cripta; de esta manera, nosotros queremos consolidar el lugar como uno de los centro religiosos más importantes del mundo”.
De carácter introvertido y escasa vida social, Fernando Romero de Terreros continúa llevando una existencia tranquila, y procura pasar el mayor tiempo posible con su esposa e hijos, intentando balancear y armonizar su vida familiar con su vida pública. “Son cosas que uno no puede cambiar, me tocó ser así; no lo rehúyo ni lo celebró, es parte de la visión que uno tiene como ser humano. Unos son más extrovertidos, otros son más introvertidos; al final cada conversación es un aprendizaje; en ese sentido he empezado a abrirme un poco más, por el aprendizaje y por la experiencia”.
Tiempo de calidad es el secreto. “Me considero muy privilegiado por haber formado esta familia, para mí ha sido agregarle intensidad y una gran experiencia a mi vida. La vida te regala maestros, que son tus hijos, que te acompañan y traen muchos más incentivos, sensibilidad, y que tienen un desarrollo intelectual mucho más notable y veloz que nosotros”, finaliza.

Casa de Orozco.

Casa Ixtapa.
La obra del arquitecto
Entre las obras arquitectónicas debidas a la inspiración de Fernando Romero de Terreros están: la Casa de Orozco en Tepoztlán, Estado de México (1999); Casa Ixtapa (2001); Banco Inbursa (2002); Bridging Tea house en Jinhua, China (2004); Casa de la Música de Porto, Portugal (2005); Museo de Arte Contemporáneo de Varsovia, Polonia (2006), Pabellón de México para la Expo Shanghai 2010, China (2007) y el Museo Soumaya (2011).
El arquitecto ha presentado sus trabajos en Holanda, España, Italia, Suiza, Alemania, Dinamarca, Brasil, Argentina, Estados Unidos, Cuba, Colombia, Bélgica, China, Japón, Gran Bretaña, Perú, Portugal, Costa Rica y México, entre otros países.

Casa de la Música de Portugal.

Museo de Arte Contemporáneo en Varsovia. Imágenes: Especial
Fuente:http://www.msemanal.com
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