En estos últimos cincuenta años, desde que comencé a estudiar, enseñar y ejercer como arquitecto, la disciplina de la Restauración o Intervención en edificios existentes ha evolucionado lo suficientemente como para que algunos profesionales o simples ciudadanos no alcancen a comprender ni aceptar el resultado final en alguna de estas intervenciones. Hemos visto cómo se han destruido en nuestra misma ciudad interesantes edificios de todas las épocas. En otras ocasiones se han añadido volúmenes o se han modificado fachadas en elementos básicos como ventanas, galerías, etc. o simplemente se han superpuesto materiales de moda o de oportunidad económica o constructiva. Como en cualquier orden de actuaciones humanas en el que el resultado de las intervenciones libres no es aceptable, la administración se obliga a normalizar estas actuaciones como es el caso del barrio de A Magdalena. Estos deterioros del barrio se empezaron a detectar en los años setenta por algunos técnicos y otras personas sensibles, y hemos tardado más de treinta años en darnos estas reglas de juego que ahora tratamos de comentar a la luz de la intervención actual en el edificio de propiedad municipal de Magdalena 202-204 ocupado por el Ateneo.
Como antecedentes en 1985, que no existían estas normas, a solicitud del Ayuntamiento se me encargó la restauración de la esquina del Ateneo numerada como Magdalena 202, y la entrada principal se encuentra en la denominada calle Rómpete el alma. Edificio este emblemático de la arquitectura del XVIII y que después de la restauración es unánime entre técnicos y resto de la ciudadanía la aceptación del resultado. También es sabido el pronunciamiento positivo que la norma y los ciudadanos tienen ante la imagen de la galería (insisto en resaltar la palabra imagen y no el concepto galería). En la citada reforma sustituimos dos galerías que supusimos del siglo XIX o del XX de la calle Méndez Núñez por la solución primitiva de dos hojas balconeras y un herraje de hierro fundido en el balcón de la planta primera, copiado miméticamente de los existentes. Curiosamente el estado actual de este edificio y por tanto las propias reformas, incluida una bajante de aluminio color cobre, están protegidos por la propia norma actual.
En esta restauración se trata de integrar con una intervención espacial importante para facilitar la accesibilidad y conexión de ambos edificios de Magdalena 202 y Magdalena 204. En el estudio previo nos dimos cuenta de que, como en su día se había hecho con las galerías de Magdalena 202, los balcones y galerías del edificio 204 eran superpuestos en la última mitad del sigo XIX. Dicha sustitución se puede entender que se realizó por cuestiones de estilo pues las razones de hermeticidad de los paramentos con respecto al viento y al agua disminuyeron considerablemente hasta permitir la pudrición parcial de los suelos y estructuras internas. A partir de ese momento consultamos con técnicos especialistas en rejería y carpinterías de la época, los cuales nos informaron del nulo interés de las piezas añadidas, por lo que lo pusimos en conocimiento de Patrimonio, que autorizó la retirada de dichos elementos y así tratar de conseguir lo que será una imagen auténtica del edificio original. A mayores hemos tenido en cuenta que la homogeneidad, ritmo, y falta de relieve del resultado final en el edificio 204, resaltará la presencia y el volumen del restaurado y emblemático edificio de Magdalena 202.
Fuente: http://www.lavozdegalicia.es
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