El arquitecto Luis de Garrido, nombrado «Arquitecto del año 2008» por la International Steel Building Association y el Americam Institute of Architects, ha rehabilitado su vivienda de segunda residencia con la intención de convertirla «en un trozo de naturaleza encapsulada», según sus propias palabras. «Los arquitectos bioclimáticos entendemos cómo funciona el mundo y la naturaleza humana y, por eso, podemos construir casas para humanos, porque les conocemos», afirma.
De las 130 casas ecológicas pareadas diseñadas por él para crear el complejo Lliri Blau, en el municipio valenciano de Massalfassar, la vivienda del arquitecto, bautizada como Gaia-1, es una de ellas, pero no una más. Entre todas las casas se quedó con ésta para poder investigar y optimizar el interior con más ideas y materiales que tenía en mente. Terminó este proyecto el año pasado, siete años después de culminarse la construcción de la urbanización.
«Es la primera vivienda ecológica y bioclimática que ha sido rehabilitada», asegura. El avance más importante que ha incorporado a la casa es el ciclo del agua: «Todas las aguas que se utilizan en la casa y la de lluvia, se recogen, se reciclan y se utilizan para todo, no sólo para regar el jardín». Es decir, «una vez reciclada el agua del váter, por ejemplo, te la puedes beber completamente depurada del grifo», precisa.
Es, además, la primera casa del mundo que sólo tiene iluminación por LED. En toda la casa, una superficie de 151,45 m2, hay unas 150 bombillas LED, cada una tiene 3 vatios, con lo que hablaríamos del consumo total de unos 400 vatios, es decir, el equivalente a lo que consumirían sólo tres bombillas de 100 vatios.
En consecuencia, De Garrido cuestiona la aplicación de la domótica, como por ejemplo las células de presencia en iluminación (que encienden la luz sólo cuando entra alguien y no hay luz natural suficiente): «No tiene mucho sentido una bombilla que se apaga o que se enciende según haya luz fuera o dentro pero que gasta 100 watios. Es decir, si tienes 40, son 4.000 vatios en una casa».
Materiales
«Además, hay que tener en cuenta que con una bombilla normal se transforma el 97 por ciento de la energía en calor». Sin embargo, en su casa, con bombillas de 3 vatios, encima alimentadas por una instalación fotovoltaica de 200 vatios, junto al diseño de la vivienda para aprovechar la luz solar –se han eliminado tabiques y todos los baños son cajas de vidrio–, este tipo de detectores, según él, no son necesarios.
La tercera gran mejora es la incorporación de un catálogo de acabados ecológicos como el linóleo –mezcla de resinas naturales con corcho–, bambú, pinturas a los silicatos, corcho natural, mármoles reciclados envejecidos y pinturas ecológicas diseñadas por De Garrido y la empresa Montó.
Además, la casa venía ya desde la entrega de llaves con dos placas solares térmicas y un sistema geotérmico de refresco.
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