El nuevo Centro de Arte Botín, diseñado por Renzo Piano, se convertirá en el gran atractivo cultural del arte moderno en Santander. Es el último fichaje de una virtual constelación de museos de arte moderno con la que se ha venido enriqueciendo desde hace dos décadas el tercio norte de la Península, de los Pirineos hasta Finisterre, completando una formidable corona cultural cuya coherencia merece atención en su conjunto. En ella se ha ido engarzando una excepcional colección de autores de prestigio internacional, con obras de arquitectura dedicadas a la exhibición de arte, difícilmente comparable en toda Europa. En el origen de la creación de estas nuevas instituciones museísticas se encuentra el creciente atractivo que suponen los nuevos edificios y sus colecciones para viajeros culturales procedentes de todo el mundo. El pionero y motor de esta nueva tendencia fue el Museo Guggenheim de Bilbao, una iniciativa oficial del Gobierno del País Vasco. El último, el Centro Cultural Internacional Oscar Niemeyer en Avilés, que se abrió el pasado marzo. Si se habló de un "efecto Guggenheim" en Bilbao, ya se puede comprobar el "efecto Niemeyer" sobre Avilés, una ciudad que renace a partir de la obra de un arquitecto. Enrique Domínguez Uceta repasa el fenómeno de las grandes estructuras museísticas del norte de España. Ana Lozano Portillo aporta el contrapunto con una visión crítica que identifica a estos edificios como hijos de la opulencia y arquitecturas al servicio de sí mismas. Y, finalmente, Ana García Piñán analiza a la luz de los datos económicos el futuro de estos centros culturales en plena recesión salvaje.
Fuente:http://www.revistarte.comlunes, 12 de marzo de 2012
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