lunes, 30 de abril de 2012

La arquitectura del enoturismo

Sus obras son testigo del devenir de la sociedad, un recorrido que «permite entender desde la óptica de un arquitecto, cuál ha sido el salto de La Rioja que hace que sea hoy más conocida y más visitada; el enoturismo».
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Desde el primer trabajo en el Museo Vivanco hasta el último, el Centro de la Cultura del Rioja, el arquitecto Jesús Marino Pascual muestra en una retrospectiva su legado en viviendas y en la ciudad a través de diversas manifestaciones arquitectónicas como edificios dotacionales, o en el interiorismo. Todo ello, asegura, con una «traducción social» de La Rioja, de la que se nutre y a la que enriquece al mismo tiempo, asegura.
Marino reconoce que «la arquitectura va inseparablemente ligada a la gran economía, sea un piso en el Espolón o una bodega, siempre es una gran inversión». Si bien, advierte que en este momento «dramático» para la profesión, aparecen también nuevas necesidades «como la sobriedad, la eficacia, la eficiencia, absolutamente imprescindibles». Ahora es el momento de «ir con la regla de medir», concluye.
Lo que no evitará, sin embargo, el patrimonio heredado de la época de bonanza, que ha dejado en La Rioja «una gran concentración de piezas arquitectónicas de primer orden», afirma Pascual. «Si nos ponemos en el entorno de Cenicero, Haro, y hacemos un radio de 50 km podemos decir que en La Rioja tenemos un gran patrimonio. Y eso ahí está».
Lo que fue y lo que será
Por sus manos han pasado algunas de las obras bodegueras más importantes de la región, como el Museo Dinastía Vivanco, tal y como atestigua la sección de la muestra 'La arquitectura del vino'. Pero por delante Pascual tiene aún el desafío del Centro de la Cultura del Rioja, con el que busca reivindicar arquitectónicamente el saber sobre el vino.
Aunque considera «difícil que en este año se pueda materializar lo que ya está previsto», Marino pretende reivindicar que «no hay otra región en el mundo en la que desde la Edad de Piedra se hiciera vino».
Desde los lagares de piedra hasta esta última etapa de bodegas con los mejores arquitectos del mundo, el arquitecto repasa la historia de La Rioja recordando que ya en la Edad Media se registran 93 barrios de bodegas. «Cada familia tenía su bodega, y cada familia ha pisado, ha vendimiado, y por tanto es una región excepcional por lo que sabe sobre el vino».
«Al final los bodegueros tienen que ir a vender vino y solo hablan del precio, cuando hay detrás de cada una de esas botellas un bagaje cultural e histórico fundamental que hay que saberlo contar, porque eso sitúa al que va a tomarlo de otra manera completamente diferente», cierra el arquitecto.
Fuente:http://www.elcorreo.com

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