miércoles, 11 de julio de 2012

La obra residencial, un ejemplo de arquitectura sostenible

A simple vista algunas de las construcciones que observamos a medio terminar o a punto de inaugurarse cuando paseamos por la ciudad podrían parecernos un inmueble residencial más con sus viviendas tipo y las mismas características de toda la vida. Pero el concepto clásico de la construcción ha evolucionado y en los últimos años ha calado la conciencia ecológica y medioambiental hasta el punto de que ahora los profesionales aplican la arquitectura bioclimática a sus obras residenciales. Empresas jóvenes como la zaragozana Concepto Industrial y Constructivo aplica estos parámetros que consisten, entre otras características, en aprovechar la energía de nuestras casas para contaminar menos cuando encendemos una luz o hacemos uso de nuestros electrodomésticos cargando nuestro iPhone o enchufando nuestro reproductor de música.
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Uno de sus expertos, Raúl García, responsable de obra residencial en Concepto Industrial y Constructivo, analiza cuáles son las claves que determinan una construcción eficiente con el medio ambiente y con la economía antes y después del proceso de edificación. Así pues, en una primera etapa, las nuevas tecnologías han incorporado novedades al ámbito la construcción, “mejorando en la calidad de los productos", por ejemplo, "hormigones y juntas térmicas para conseguir un aislamiento de la vivienda en los últimos años". También en las fachadas con "un sellado, que es casi perfecto" y que se refuerza con "carpinterías de aluminio" aislando del calor y del frío el interior de la casa gracias a "las mantas térmicas y los revestimientos de pladur".
Pero la filosofía de estas biocasas, como la de Los Altos de Venecia situada en la calle de Montes de Torrero en Zaragoza, se ha extendido en el sector con el firme compromiso de asegurar un futuro energético sostenible a través de unas prácticas que se han generalizado, algunas incluso por ley. Raúl García repasa las más relevantes orientadas a conseguir “un rendimiento climatológico" óptimo a través de, por ejemplo, placas solares que aporten "agua caliente sanitaria" durante todo el año abaratando la factura que paga el consumidor. Es el caso de la obra emprendida en la capital aragonesa, donde se podrá aplicar a todas sus viviendas. Además al ser los acumuladores de calor "bastante grandes" se permite economizar calculando previamente los depósitos de cada una de esas casas.
Otro factor de eficiencia energética es el sistema de calefacción de gas (en este caso gas ciudad) con un esquema de funcionamiento por "calderas de condensación" que "gastan muy poco gracias a la sonda que registra la temperatura exterior para regular así su rendimiento". Por otro lado, este tipo de calderas "aprovechan el calor generado al quemar el gas para calentar agua". Dicha reutilización (sin emisión) permite nuevamente a los usuarios ahorrar dinero y disminuye el impacto en el medio ambiente con una contaminación mucho menor. Respecto a los aires acondicionados, según Raúl García, Zaragoza está generalizando una instalación "mancomunada" por lo que se evita "un coste elevadísimo" para los vecinos (y también para la contaminación).
Construir sostenible no consiste en hacer grandes experimentos ni edificios llamativos sino en aplicar una serie de puntos, como los repasados por este experto consultado de Concepto Industrial y Constructivo, que permitan que esa obra residencial comulgue con su entorno y ambas partes saquen una ventaja provechosa. Por ejemplo, los nuevos diseños se inspiran en las corrientes de aire, lo que se llama en argot profesional la ventilación cruzada: aprovechar la energía eólica como base de estudio para evitar el uso abusivo del aire acondicionado. O, por qué derrochar en consumo de calefacción o de refrigeración en nuestras habitaciones si previamente cuando la obra está en fase de construcción se colocan unos buenos aislantes térmicos que refuercen la inercia térmica. Se evitan, por ejemplo, los llamados puntos de pérdida de calor.
Son detalles que a simple vista si no somos expertos en la materia no conocemos, pero que en todo caso no está de más saber. La obra residencial de Concepto Industrial y Constructivo es un buen ejemplo. Uno de sus últimos proyectos se enmarca además cerca del punto más ecológico de Madrid, entre la zona de la Casa de Campo y Madrid Río: Puerta del Ángel. Los vecinos de la calle Herminio Puertas, en la capital, son testigos de cómo la sostenibilidad se extiende más allá de la ribera del Manzanares y remonta el Paseo de Extremadura en esta obra ya ejecutada que aplica el concepto de las biocasas.
En ocasiones quienes critican estos proyectos subrayan que quizás este tipo de viviendas sean más caras, pero a medio plazo, como destacaba García, lo que conseguimos al adquirir una residencia sostenible es economizar el bolsillo porque adelgazamos las facturas de electricidad. Es un primer paso para un futuro sostenible, ya que actualmente se estudia en profundidad el diseño y la orientación de cada una de las piezas de la casa en base a su funcionalidad, de modo que aprovechemos al máximo las horas de luz tanto en invierno como en verano. De este modo también seguimos restando enteros a nuestra factura.  En general, hablaríamos de la creación de casas pasivas, que son aquellas que estudian previamente su ubicación para aprovechar, por ejemplo, los recursos naturales de cara a obtener el mayor confort térmico en la vivienda y haciendo que en la medida de lo posible un edificio sea autosuficiente.
Fuente:http://www.madrid2noticias.com/

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