© Cristina Alemparte
Arquitectos: Cazú Zegers / Arquitectura
Ubicación: Lago Ranco, X Región, Chile
Arquitecto: Cazú Zegers G.
Año Proyecto: 1992
Fotografías: Guy Wenborne, Cristina Alemparte
Área Proyecto: 447.0 m2
Construcción: Rafael Larraín, Alberto Reyes
Cálculo Estructural: Manuel José Ruiz
Superficie Terreno: 20 ha
Cliente: José Manuel Morales
La casa Cala, diseñada en 1990 por la arquitecta Cazú Zegers, está ubicada en un campo productivo sobre el lago Ranco, en la X Región. Hace eco de la arquitectura vernácula desarrollada en los galpones de madera construidos por los colonos alemanes que a principios del siglo XX se instalaron en el sur de Chile para dominar nuevos territorios. En su mayoría eran carpinteros de la región alemana de Westfalia que unidos a la tradición Mapuche producen un sincretismo cultural, generando este lenguaje de grandes construcciones de madera desplegadas sobre el paisaje. La Cala toma esta “imagen” y la desarticula, en un proceso de de-construcción y despiece de los elementos que conforman los galpones, para rearmarlo conforme a un lenguaje contemporáneo de la madera. Esta operación arquitectónica surge de la reflexión -a través de croquis- para entender como se habita ese paisaje vernáculo de forma actual.
© Guy Wenborne
El propósito, “construir un estado contemplativo frente a la naturaleza”. En primer término se estudió el lugar, su situación geográfica y su relación con el paisaje, los sonidos y el aire contenido en ese espacio. Este estudio arroja que la casa es “un balcón al vacío con la espalda en serenidad y los sonidos latentes que establecen los ejes en el aire”.
© Guy Wenborne
La casa es un largo que gira en 360º. Esto es, una línea recta construida paralela al lago sobre la cima del cerro, en el punto exacto donde se produce el cambio de curvatura. La línea recta busca ser recorrida de un extremo al otro, mirando adelante, a la izquierda o a la derecha indistintamente, lo que se tradujo en un “balcón interior” que se constituye en eje central de los perímetros, construidos por múltiples planos que cierran la casa y la hacen girar según dos direcciones principales: delante el vacío, el lago, y en la espalda lo ondulante, el campo. En el cielo, la altura dada por el grito del pájaro, donde la casa es el punto tangencial de los dos espacios ante los cuales se está.
© Guy Wenborne
Teniendo todas las coordenadas dadas, el lugar y las necesidades del programa, se necesita de una coordenada mayor que permita llegar a la forma desde sí misma. Una coordenada que desarticule el orden implícito dado por los requerimientos y haga aparecer la obra desde su propia interioridad (condición poética de la obra). Se estudió la geometría de una flor, “la cala”, para saber como construir lo ondulante a través de lo curvo y por ser ella la línea recta por excelencia. Línea recta que va del suelo que la nutre, al sol que le da la vida en una máxima tensión, tensión que produce la curva. Una curva construida con líneas fragmentadas que no se cierran sino que envuelven el vacío. Lo curvo es entonces “una recta en velocidad” que se abre a la luz en trozos envolventes y fragmentados, guardando la semilla de vida en su interior.
© Guy Wenborne
Fuente:http://www.plataformaarquitectura.cl/
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