© Filip Dujardin
Arquitectos: 51N4E
Ubicación: Kortrijk, Bélgica
Arquitecto A Cargo: Johan Anrys, Freek Persyn, Peter Swinnen
Equipo De Diseño: Tine Cooreman, Aline Neirynck, Bob De Wispelaere, Karel Verstraeten, Jan Opdekamp, Joram Van den Brande, Marc-Achille Filliol, Chris Blackbee, Emmanuel Debroise
Area: 4240.0 m2
Año: 2012
Fotografías: Filip Dujardin, Paul Steinbrück
Ingeniero Estructural: BAS / Dirk Jaspaert
Ingeniero Técnico: Studiebureau Boydens
© Filip Dujardin
La última fábrica textil restante en Isla de Buda – un área destinada a convertirse en el centro cultural de la ciudad – se ha transformado en estudios y espacios de exhibición para artistas residentes. Este gran volumen, situado en el centro de un bloque de la ciudad, ha sido adaptado a través de dos intervenciones principales:
© Paul Steinbrück
En primer lugar se crea un gran vacío en el centro del edificio que atrae la luz del día profundamente en la planta. Este vacío pentagonal alberga una escalera pública que da acceso a una amplia gama de espacios en cuatro niveles: un laboratorio para la fabricación, espacios multifuncionales de diferentes tamaños, salas de música y una terraza en la azotea. La mayor parte de la estructura se vuelve a utilizar. Además de ahorrar recursos, la reutilización permite obtener un gran edificio cultural dentro de un presupuesto limitado.
Planta
La segunda intervención suma un pabellón abierto como un hall de entrada desde la calle. Construido a partir de las baldosas amarillas descubiertas en el interior original, este pabellón se convierte en la nueva fachada del complejo: la punta del iceberg. El propio pabellón funciona como una antesala, que es un anticipo de los acontecimientos en el interior.
© Paul Steinbrück
El Centro de Arte Buda es un nuevo tipo de espacio cultural. Haciendo referencia a su pasado, sigue siendo un taller de producción. Los materiales y los detalles lo convierten en un espacio accesible para todo tipo de actividades y usuarios. La paleta de colores cálidos y la serie de espacios informales invitan a la gente a descubrirlo y apropiarse del edificio para su propia producción, exhibición e interacción casual.
© Filip Dujardin
Mientras que la mayoría del edificio se esconde de su contexto circundante, la terraza de la azotea ofrece una confrontación repentina con la ciudad de Kortrijk. El edificio es una herramienta para mirar, no un objeto. Evita convertirse en una imagen, y en lugar de esto, crea un ambiente.
Corte
Fuente:http://www.plataformaarquitectura.cl/
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