© Adrià Goula
Arquitecto: El Equipo Creativo
Ubicación: Carrer de Lleida, 5, 08004 Barcelona, España
Arquitecto A Cargo: Oliver Franz Schmidt, Natali Canas del Pozo
Equipo De Diseño: Lucas Echeveste Lacy, Cristina Huguet, Mireia Gallego
Area: 100.0 m2
Año: 2013
Fotógrafo: Adrià Goula
© Adrià Goula
Descripción de los arquitectos. Pakta significa “unión” en el idioma Quechua originario de Perú, unión de dos culturas en este caso, unión de dos gastronomías. El diseño del espacio llevado a cabo por El Equipo Creativo también parte de esta idea, entendiendo que la base de la gastronomía nikkei es la japonesa pero envuelta en los sabores, colores, tradiciones e ingredientes peruanos. Con esta premisa, los elementos base del restaurante como son las barras, la cocina y el mobiliario se diseñan con una clara referencia a la arquitectura de las tabernas tradicionales japonesas.
© Adrià Goula
Una explosión de colores peruanos envuelve el espacio como si de una segunda piel se tratara. La segunda piel cromática se materializa a través de la referencia directa con el telar peruano, aportando una sorprendente combinación de colores que contrasta con la austeridad japonesa, y poniendo de manifiesto la raigambre de este elemento en la artesanía de la cultura peruana. La reinterpretación del telar peruano va más allá, secuenciando su propio proceso de elaboración a través de las paredes de Pakta, aportando a partir de este elemento plano un carácter tridimensional al espacio y aportando vitalidad y movimiento, desdibujando los márgenes que limitan el local. Las máquinas tradicionales peruanas utilizadas para la elaboración de las telas, son mecanismos de madera donde los hilos de colores se entrecruzan en varias direcciones formando un sugerente espacio tridimensional que genera una atractiva situación que se traslada y reinterpreta en Pakta.
© Adrià Goula
El resultado final aúna la reinterpretación de estas dos culturas peruana y japonesa a través de algunos de sus elementos tradicionales más emblemáticos, creando una solución visualmente potente pero equilibrada, espontánea y racional, hilarante y silenciosa al mismo tiempo, sorprendente pero extrañamente conocida, como lo es la propia cocina nikkei. Un pequeño local alargado y con una fachada diminuta nos lleva desde el principio a plantear el proyecto desde un punto de vista de amortización máxima del espacio. Las zonas de trabajo se dividen en tres piezas:
© Adrià Goula
En el acceso, la barra de sake y pisco actúa también como filtro entre el exterior y el interior. Se construye a través de un entramado de madera tridimensional, que sirve como estantería, filtro visual y exposición de productos. En la calle la barra se convierte en fachada y da la bienvenida con una composición de colores ajados, lámparas japonesas, elementos gráficos y una pequeña selección de productos expuestos. Para entrar en el restaurante el cliente atraviesa el entramado de madera, como paso previo al espacio de comedor.
© Adrià Goula
Presidiendo la zona de comedor se sitúa la barra de sushi. Constructivamente un elemento antagónico a la barra de sake y pisco, compuesto por tres piezas pétreas, pesadas y luminosas, en las cuales los sushiman trabajan sin prisa pero sin pausa, sirviendo directamente a los clientes sentados a su alrededor. El hecho de dividir la barra en “piedras” separadas entre sí y de elevar estas piezas del suelo ayuda a contener la escala reducida del local y a crear una sensación de extraña ligereza entre los elementos pesados. Cerrando el espacio al final del comedor se sitúa la cocina, que se concibe como una caja luminosa que deja entrever la actividad de los cocineros en su interior a través de una piel compuesta de paneles de vidrio con diferentes grados de transparencia.
Planta
Fuente:http://www.plataformaarquitectura.cl/
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