miércoles, 20 de enero de 2010

Como en un viejo palacio

La arquitectura culta de las Merindades, además de abundante, es una de las más interesantes del norte de España

Fernando F. Peña, Diario de Burgos.

En el norte de la provincia de Burgos hay una gran condensación de casas cultas, en valles especialmente nobles como Valdivielso, Los Altos y Sedano. Se conservan un buen número de construcciones señoriales en Espinosa de los Monteros, grandes casonas armeras en Villarcayo de Merindad de Castilla la Vieja, Medina de Pomar, pueblos de Cuesta Urria y el Valle de Tobalina, y una salpicadura de casas de nobleza por los valles de Mena, Valdebezana, Valdeporres, Montija. Los últimos siete siglos de historia han propiciado la construcción de casas con insignia y de todos ellos han quedado buenos ejemplos.
En el Valle de Valdivielso abundan las torres fuertes de los siglos XIV y XV y las casonas solariegas de los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX. En Valdenoceda están la torre de los Fernández de Velasco (siglos XIV y XV), de 20 metros de altura, la iglesia románica de San Miguel y la casona de los Garza, componiendo un escudo natural de Castilla. En todos los pueblos de Valdivielso hay casas grandes. En Puente Arenas están las de los Salazar, Grande y Mata. En Quecedo, la torre palacio de los Huidobro Incinillas (siglo XVI) y la casa de campo de los Gómez, que porta vítores en la fachada. En Condado hay casonas del siglo XVI. En Hoz de Valdivielso, un palacio herreriano de los Ruiz de Valdivielso (siglo XVII). En Arroyo de Valdivielso tienen palacio los Bustamante, los Condes de Baeza y los Díaz Puente (siglo XVI). En Población están la torre de los Alonso Huidobro y los Bonifaz, de principios del siglo XVII, y la iglesia plateresca de San Pedro, en la que disponen de una capilla las tres familias, Alonso, Huidobro y Bonifaz. En Vallhermosa se hallan la torre de los Saravia de Rueda (siglos XV y XVI) y un palacio.
Destaca la arquitectura de El Almiñé por el palacio de los Arce y algunos caserones nobiliarios de los siglos XVI, XVII y XVIII, en los que el valle bullía. El casco urbano de Quintana de Valdivielso asombra. Un palacio, el de los Huidobro, del siglo XVII, es ahora conocido como la Casa Grande. Otra casa de Quintana, la Torre palacio de los Zorrilla San Martín, es del siglo XIX. Edificio llamativo es el colegio de las Niñas Descalzas. A las afueras, la Torre de Loja (siglo XVI), adornada con yeserías mudéjares, con sus gárgolas y el matacán sobre modillones que tiene sobre la puerta de entrada es uno de edificios históricos mejor restaurados para el uso residencial.
En Los Altos, segregado del Valle de Valdivielso, hay caserones nobles en Tubilleja, Quintanilla Colina y Villaescusa donde, además de un dolmen, hay casonas blasonadas de los siglos XVII y XVIII, como en Huidobro o en Cortiguera, otro lugar famoso que fue palacial hace 4 siglos y que quedó abandonado a su suerte y hoy lleva camino de ser restablecido para la hostelería. La casa grande norteña es de planta rectangular, está cubierta a cuatro aguas, ha sido construida con buena piedra y porta adornos y escudos.
En el entorno del cañón de Ebro, en el conjunto urbano de Pesquera de Ebro se conservan palacios de los siglos XVI, XVII y XVIII. A las casas antiguas de Escalada, donde hay una torre y un palacio de los Gallo del siglo XVII, se accede por un arco característico de medio punto que suele estar adornado con dibujos geométricos. Las casonas de buena factura sobresalen por los cañones del Ebro y los pueblos de Sedano. Son viviendas que poseen terrenos con césped y jardín; muchas tienen miradores acristalados. La mayoría portan algún símbolo destacado y tienen adornos en los cabrios que sujetan la cubierta. Las casas distinguidas siempre se significaron con elementos de piedra, carpinterías exteriores de madera, forjas, cartelas y escudos de armas.
Se conserva un bonito palacete (construido por los Alvarado Bracamonte) en El Ribero, en la Merindad de Montija, reconvertido para la hostelería, que tiene una reja en su fachada exterior que da a una capilla que abrían el día de la fiesta para que los vecinos asistieran a la misa en palacio desde la calle. Es del siglo XVI, tiene un mirador y dispone de tres plantas flanqueadas por cubos macizos rematados con garitones. En Quisicedo, en Sotoscueva, hay una torre medieval, un palacio del XVIII y está la casona Miravalle, del XIX.
Fueron tierra de torres Castilla la Vieja y las aldeas de Medina. Hay caserones renacentistas en pueblos como Céspedes y Aldea. En Bocos queda el testimonio del perímetro que ocupó el Palacio de los Medina. En Torme está el palacio de los López de Salazar, erigido en el siglo XVI; en Villalaín, en muy mal estado, la torre de los Díaz Isla; en Villarías, recuperado para la hostelería y la práctica del golf, el palacio barroco de los Marqueses de Villarías. También en Villanueva La Lastra, a pie de carretera está la Granja de Ribacardo, torre medieval del XIV que ha pertenecido a grandes personajes de la historia local y hoy es regentada como Posada Real por la familia Fernández Vivanco. En Medina destacan las torres, la Casa del Arco de la Cadena. En el Valle de Losa hay torres firmadas en Villaventín, Quincoces, San Llorente.
En Salazar establecieron su salazario los miembros principales de la familia Salazar, confinados por los Velasco. Las dos torres de Salazar, desiguales, unidas por un cuerpo central más bajo, repiten la forma más peculiar de torre culta en el norte de la provincia. Así son la doble torre de Puentedey, las torres de Medina, las de Hoz de Valdivielso, Escalada, Rueda, también el palacio de Chiloeches de Espinosa de los Monteros e incluso el palacete de Monte Hijedo, la casona de Santé y el centro de interpretación de Quintanilla del Rebollar. Son de época otras tantas casas adineradas del Valle de Tobalina, donde se conserva arquitectura culta en Gabanes, Montejo de San Miguel, Quintana Martín Galíndez, Lomana y Herrán.

En Ruinas

Muchos palacetes se caen. En Cadiñanos se derrumba el de la familia Medina Rosales (siglo XVI), obra atribuida al arquitecto Juan de Vallejo. Las torres de Cadiñanos son las más ambiciosas y mejor adornadas del norte de la provincia de Burgos aunque hoy suponen una amenaza para los viandantes que pasan a su lado. Tiene las ventanas y los balcones principales enmarcados con bichas y medallones y en una de sus cuatro torres esquineras hay un original escudo inclinado que se atribuye a algún virrey del Perú.
La milicia, el gobierno y el comercio propiciaron la construcción de las casas grandes. Espinosa de los Monteros posee una rica arquitectura popular y culta. El Palacio de Chiloeches, asomado a la plaza, es el edificio emblema de la villa. Otras casas fuertes de Espinosa están en el interior de recintos amurallados pero son visibles desde la calle: el palacio de los azulejos, la torre de Cantimplor, los palacios del marqués de Legarda y de los Cuevas-Velasco, el palacio renacentista los Carrillo del Hoyo y la solitaria y abandonada torre de los Velasco. La concentración y la variedad de estilos y épocas es extraordinario en la villa montañesa de Espinosa, donde también ostentan heráldica casas populares de la Calle de Los Monteros.
Las casonas nobles que se conservan en la calle Santa Marina de Villarcayo pertenecieron a la sociedad administrativa de los últimos siglos, a corregidores, jueces, supremos titulares del gobierno local y comarcal y a ricos hombres. La población de Villarcayo fue hidalga, como la de Nofuentes. En el Valle de Mena hay grandes casas vividoras en Villasana, donde están la torre de los Velasco y el palacio de los Matienzo; en Vivanco, la torre del Abad; en Nava el palacio de Gil Machón; en Hornes la torre derruida de los Arnaiz de la Revilla.
Se consideran también cultas las casas indianas que en los siglos XVIII y XIX proliferaron por el noroeste de la comarca y Mena y Tobalina. Las casas de placer que hay en Cadagua forman igualmente parte de la arquitectura comarcal, como los suntuosos chalés de Arija, donde una sociedad dirigente industrial construyó un barrio de casas racionalistas y elegantes a principios del siglo XX, además de muchos chalés de los últimos 60 años que hay por toda la zona. En el siglo XXI el modelo de casa «rica» se ha internacionalizado e incorpora las nuevas tecnologías.
Las casas cultas fueron construidas exclusivamente para ser vividas y rara vez se realizó en ellas algún tipo de producción artesana. Las fachadas de las más antiguas portan algunos escudos que nos recuerdan los apellidos de sus habitantes más ilustres. Muchas están abandonadas a su suerte. Fueron hechas a conciencia. Restauradas para la vida moderna de una familia numerosa, serían palacios.

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