El Museo Pablo Serrano de Zaragoza reabrirá la segunda quincena de marzo reconvertido en Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporánea, tras más de tres años de obras que han puesto de manifiesto que "tradición y modernidad son posibles".
Y es que las obras de ampliación de este museo han buscado la integración de las naves de los antiguos talleres del hospicio Pignatelli, levantadas en 1912 por el arquitecto Julio Bravo, en la nueva estructura de hierro y hormigón, forrada de planchas de fibra de carbono en negro y turquesa, que ha elevado el edificio hasta los 48 metros.
Con esta obra de "modernidad relativa", el arquitecto José Manuel Pérez Latorre ha transformado el antiguo museo en un edificio dotado de amplios espacios diáfanos que permitirán distintos usos y posibilidades además de la expositiva, como teatro, debates o presentaciones.
Para ello, la nueva estructura se sustenta únicamente sobre cuatro pilares de hormigón con una base de 2,20 metros cada uno, lo que permite una capacidad de sobrecarga de hasta 800 kilogramos.
En total el edificio ha pasado de 2.500 a 7.500 metros cuadrados distribuidos en cuatro plantas, tres de ellas nuevas, que culminan en una amplia terraza, "un mirador fantástico" que el museo ofrece a la ciudad como una vía de escape al espacio cerrado interior y desde el que en un día despejado se puede llegar a observar el Pirineo, ha explicado Pérez Latorre.
En la planta calle se ubica la zona de información, consigna, tienda, sala de exposiciones, administración y cafetería y se ha construido además un salón de actos de 800 metros pensado como sala polivalente con un aforo para 90 personas sentadas.
La primera planta cuenta con una gran cristalera abierta a la calle y está comunicada con la segunda, dotada de una sala de 600 metros cuadrados, mientras que las dos plantas restantes consisten en superficies diáfanas de 6 metros de altura cada una de ellas.
El autor del diseño ha explicado que los colores aplicados tampoco son fruto del azar sino de "muchas reflexiones y vicisitudes".
Así, se ha optado por el negro, "color de la elegancia y de la mantilla española", con un 85 por ciento de reflejo que proporcionará una imagen diferente según la hora del día, y el turquesa de una de las fachadas como contraste con el resto de elementos.
El objetivo del proyecto, ha resumido, ha sido "introducir un pequeño vocabulario de arquitectura contemporánea".
La filosofía del nuevo museo se sustenta sobre tres programas: el de museo como espacio de estudio, exhibición y difusión de la colección de Pablo Serrano y Juana Francés; como espacio para mostrar la colección de arte contemporáneo del Gobierno de Aragón, conservarla, investigarla y difundirla, y como centro de debate y análisis del pensamiento contemporáneo del Instituto de Arte y Cultura Contemporáneas, ha explicado el viceconsejero de Cultura, Juan José Vázquez.
Fuente: http://www.abc.es
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