martes, 29 de marzo de 2011

Collserola acogerá el Green FabLab

En pleno parque de Collserola, entre robles, alcornoques y pinos, empieza a perfilarse un proyecto puntero, el GreenFabLab impulsado por el Institut d'Arquitectura Avançada de Catalunya (IAAC). Su objetivo: convertirse en un laboratorio ubicado en la naturaleza y destinado a la investigación en el ámbito de los hábitats autosuficientes. Es decir, en un centro que experimente, eduque y divulgue en lo tocante a la relación entre naturaleza y nuevas tecnologías; en una apuesta por el futuro localizada en una finca cargada de historia, donde hace nueve siglos se levantó el primer monasterio cisterciense de Catalunya y, luego, un palacio real de la Corona de Aragón.
Ayer por la mañana, cuando fue presentado el proyecto, la masía de Can Valldaura –en el corazón de una finca de 130 hectáreas adquirida por el IAAC– presentaba un aspecto tirando a destartalado. La que fue una explotación agrícola modélica en el siglo XIX ha ido languideciendo durante medio siglo de abandono. La maleza y los árboles crecen ahora en los bancales, y sus muros de contención –en su día se construyeron entre 3 y 4 kilómetros–, así como los sofisticados sistemas de riego que sostuvieron, están rotos o inutilizados. Pero el lunes empezarán las obras de rehabilitación de la masía y, en nueve meses, está previsto poder iniciar ya algunas de las actividades.
“Este GreenFabLab quiere responder simultáneamente a tres inquietudes actuales, que a todos nos conciernen, y de las que debe ocuparse también la arquitectura en el futuro: la protección de la naturaleza, el ahorro energético y la sostenibilidad”, indica Vicente Guallart, director del IAAC, una fundación sin ánimo de lucro que opera desde el 2003 y tiene su sede central en el distrito 22@ de Barcelona.
Cuando entre en funcionamiento, este GreenFabLab contará con talleres, huertos, una planta de biomasa, un pequeño molino, almacenadores de energía, una red inteligente y demás instrumentos que han de permitirle producir alimentos, energía y bienes con materiales procedentes de la finca. “A lo largo del siglo XX –añade Guallart– la ciudad ha ido invadiendo la sierra de Collserola, acaso porque la consideraba secundaria, hasta que se creó el parque natural en los años ochenta. Ahora hay que avanzar en otra dirección, aplicando nuevas tecnologías en este centro destinado a generar conocimiento de la naturaleza mediante la experiencia. La finca de Valldaura es un lugar óptimo, porque constituye en sí misma un precedente de esa autosuficiencia que ahora buscaremos con otros instrumentos”.
La compra ha sido posible gracias al plan Avanza del Ministerio de Industria. Su proyecto se integra en la red de Fab Labs que impulsa el Massachusetts Institute of Technology.


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