lunes, 23 de mayo de 2011

«Cuando la gente entre en el Niemeyer se interesará por la arquitectura»

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Jovino Martínez Sierra es el autor, en la comarca avilesina, de dos edificios de referencia: el Centro Tecnológico del Acero y el Valey de Piedras Blancas. El primero de ellos quedará justo en uno de los ángulos de la Isla de la Innovación, el área de nuevo desarrollo urbaníst ico.
-Fue uno de los primeros edificios que se hizo en el Parque Empresarial. Fue también el primero en emplear el acero cortén; lo elegí porque iba a sestar dedicado al acero y a los materiales metálicos.
-Otros dos elementos han empleado el acero cortén. ¿Se puede convertir en un material de referencia de la ciudad?
-Si hay un lugar en Asturias donde el acero tiene sentido como utilización de pertenencia al lugar y para dar identidad, es Avilés. En cuanto a esos elementos me parecen un acierto, «Avilés» de Benjamín Menéndez como pieza escultórica y como hito en el paseo, y la grapa me parece otro acierto porque también es entender un elemento funcional con una carga estética y emocional muy importante. Tenemos que empezar a entender que los pequeños proyectos pueden ser tan importantes y significativos como los grandes, y que al final en arquitectura todo está sumando. En el momento en que yo usé el acero cortén fue por esa condición de pertenecer a Asturias, material que era seña de identidad de nuestra región.
-¿La arquitectura no puede estar desconectada del lugar?
-El lugar es un aspecto fundamental en arquitectura, si un edificio no pertenece al lugar es un desastre. El lugar es determinante en arquitectura en muchos aspectos: orientación, accesos y circulaciones, referencias de los materiales si se puede? Al final los edificios tienen que ser por y para ese lugar.
-¿Y entonces el Niemeyer?
-Es un edificio de un gran arquitecto. Y hay que entenderlo en ese sentido en un contexto diferenciado. Los valores del Niemeyer están, nunca mejor dicho, en otro lugar.
-¿Cómo valora el papel urbanístico del Niemeyer?
-La ría es el gran potencial para el desarrollo de Avilés como diferenciador natural y potencialidad urbanística. Y el Niemeyer es el núcleo que va a generar en todo ese entorno el desarrollo del futuro de Avilés. Está hecho con libertad creativa total, en el propio gesto es una llamada para ser protagonista y aglutinador del conjunto que se vaya a realizar allí, la Isla de la Innovación. Hay que partir del Niemeyer como dinamizador cultural. En tiempos donde grandes museos e instituciones en España como el Chillida Leku están cerrando, que abra un edificio así es estupendo para Asturias.
-Precisamente porque se están cerrando otros equipamientos, ¿ve viable el futuro de este?
-Dependerá de los contenidos y de la respuesta. Los ciudadanos somos los que determinamos esas cuestiones. Al final Avilés era una ciudad que venía de la industria y ahora hay que entender la industria de la cultura.
-Avilés está en construcción...
-Avilés está de moda.
-¿De veras lo cree?
-Se ha conseguido que se hable de Avilés. El valor político de la arquitectura es enorme. Una de las cosas que más me interesan del Niemeyer es el aspecto social que pretende, si hay algo bonito en arquitectura es lo que pertenece al colectivo y es usado por todos.
-¿Tiene mucha incidencia la crisis en la arquitectura?
-Total. Pero también es bueno. Es una época de reflexión donde tenemos que darnos cuenta de que muchas de las arquitecturas que se han hecho, icónicas y caras y muchas veces sin sentido, tienen que dar paso a otras más sosegadas y lógicas.
-¿Sobre qué bases ha de construirse esa nueva arquitectura?
-Más humana, más sostenible, que tenga más que ver con la vida y con el hombre, y olvidarse muchas veces de cuestiones que tienen un carácter más banal.
-¿Cómo se traduce eso en el Valey?
-Está entendido desde la implantación urbana, siendo respetuoso con la escala. A la vez es una arquitectura silenciosa. Doy valor a esas situaciones en que los edificios no gritan. Es un edificio muy polivalente y usable. Es lo que tienen que ser los edificios públicos. Más que entretenerse en grandes espacios, en interiores de pequeños momentos.
-Últimamente se habla mucho de sostenibilidad.
-Decía un buen arquitecto que lo que ahora se llamaba sostenibilidad era lo que toda la vida se había llamado hacer las cosas bien. Yo la entiendo como hacer las cosas bien y además implementar con las nuevas tecnologías y utilizando los materiales para contribuir a la sostenibilidiad del planeta.
-¿Nos queda algo en el tintero?
-Una pregutna. La arquitectura moderna ha sido dificil de entender por el público. ¿Tendrá el Niemeyer éxito? Yo creo que sí, porque es una arquitectura fácil de entender y de disfrutar, es casi como si fuera el dibujo de un niño, lírico y dinámico, delicado y poderoso. Cuando la gente se meta en el Niemeyer y tenga la impresión de estar en una película de ciencia ficción de hace unas décadas va a sentir interés por la arquitectura y es fundamental: lo importante no son estos edificios, sino la ciudad, que es la suma silenciosa de lo que hacen muchos arquitectos. Sería bonito que el Niemeyer fuera el símbolo del cambio que debe experimentar nuestra sociedad de ser capaces de conmover y crear sueños que necesitamos en el momento tremendamente incierto que vivimos.


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