El arquitecto Vicente Sarrablo ha presentado hoy el denominado "tejido cerámico", surgido de ensamblar ladrillos u otras piezas cerámicas en mallas trenzadas de acero, dando lugar a unas láminas cerámicas flexibles que amplían las posibilidades constructivas y ahorran en tiempos y costes al edificar.
Sarrablo, director de la escuela de arquitectura de la Universidad Internacional de Cataluña y creador de esta innovación, ha comparecido hoy en Barcelona junto a José Malpesa, presidente de Cerámica Malpesa, y Lluis Pinardel, director general de Piera Ecocerámica, empresas que han constituido la compañía Flexbrick para comercializar el producto tras invertir 2,5 millones de euros en su desarrollo.
El arquitecto ha destacado en la presentación que la innovación ha consistido simplemente en reunir "dos elementos constructivos que funcionaban por su cuenta para producir un nuevo producto, el tejido cerámico, en el que las piezas cerámicas, con los formatos de siempre, se asocian a través de un trenzado para convertirse en formatos mucho mas grandes".
Con este sistema industrial, "el trenzado de acero une y confina las piezas cerámicas, dispuestas en tabla", con lo que "podemos construir revestimientos horizontales, verticales, inclinados o curvos", que pueden ser utilizados en pavimentos, fachadas o cubiertas, ha señalado Vicente Sarrablo.
Sarrablo ha destacado la posibilidad para los arquitectos de crear "formas interesantes" con el "tejido cerámico", como las denominadas "envolventes continuas", y que el propio material constructivo "puede tener texturas y colores con la misma variedad que en el mundo textil".
El arquitecto ha señalado que esta innovación lleva a superar "la colocación pieza a pieza" de los ladrillos por los albañiles y es muy indicado para determinados trabajos de especial dificultad, como el de la bóveda catalana, cuya construcción depende mucho de la habilidad manual del operario.
Al ser estructuras flexibles, las piezas, que llegan a la obra tras ser prefabricadas en talleres, "se transportan con la misma facilidad que los ladrillos o adoquines, en palets o en bobinas, como una alfombra, y se pueden colocar de una manera rápida y económica".
"Si podemos conseguir formatos de hasta 20 metros lineales, en algunos casos de una sola tirada, los rendimientos de colocación pueden llegar a ser hasta 10 veces mas rápidos que en una colocación tradicional", ha subrayado Sarrablo.
Aunque el coste del producto depende mucho del tipo de cerámica y de si la aplicación es para un pavimento, una fachada o una cubierta, los precios se situarían desde los 70 euros por metro cuadrado de una fachada a unos 35 euros en el caso de mallas de adoquines, con ahorros de entre un 5 y un 25 por ciento respecto a la construcción tradicional.
De todos modos, "el ahorro de este sistema reside sobre todo en el tiempo de construcción", ha destacado Lluis Pinardel.
El nuevo sistema constructivo ha sido probado con éxito en la edificación de la casa de un particular en Sant Martí de Tous (Barcelona) y cuenta con el aval del Instituto de Tecnología de la Construcción (ITeC), que ha certificado el sistema para que pueda salir al mercado.
José Malpesa ha indicado que, tras cerca de cinco años de trabajos y estudios, "la idea está madura para ponerla en el mercado", mientras que Lluis Pinardel ha utilizado un símil taurino al señalar, en el mismo sentido: "hoy salimos a la plaza y empezamos a torear".
Por el momento, el producto está más pensado como un "traje a medida" para proyectos constructivos específicos ideados en el taller del arquitecto.
Uno de los primeros edificios que tendrá elementos basados en este sistema será la nueva Facultad de Farmacia de Granada, cuyo arquitecto conoció el "flexbrick" de la mano de Sarrablo.
De tener éxito en el sector, Flexbrick, constituida al 50 por ciento por Piera y Malpesa, se plantea la posibilidad de vender el producto en el extranjero e incluso de ceder la patente a empresas de otros países si no pudiera cubrir toda la demanda.
Fuente: http://www.abc.es
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