El edificio residencial para la FAP (Fuerza Aérea Perú), fue un encargo directo por su carácter militar, diseñado por los arquitectos peruanos Adolfo Córdova & Carlos Williams, personajes claves, que con sesenta y dos años de intensa actividad arquitectónica, crítica y académica, han dejado en conjunto una huella importante en la arquitectura e historia peruana. El edificio alojaría a los oficiales de destacados temporalmente junto a sus familias, entregándoles a cada uno los departamentos correspondientes y las comodidades complementarias propias de un hotel residencial, tales como salones de recepción, comedores, bar, juegos de mesa, billar, y piscina.
Si bien el encargo inicial se refería al edificio de Chiclayo, se propuso luego repetirlo en Piura, usándose el mismo proyecto. La construcción fue prácticamente simultánea, aunque en esta última ciudad se comenzó y terminó algo después.
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Cortesía de Eduardo Itabashi
El bloque residencial, emplazado paralelamente al frente principal del sitio, fue el resultado de una sucesión de pórticos distanciados 4 metros, que miran hacia el interior para acoger la circulación y que dan a la calle permitiendo una terraza, a la que se accede a través del estar de cada vivienda, protegiéndolas así de la radiación hacia el interior, además de entregar espacio de comodidad en contacto con el aire libre.
Planta Baja (USAT)
Se buscó, desde un principio superar los típicos problemas relacionados a la habitación colectiva en departamentos, intentando generar viviendas flexibles para logar admitir a la mayor diversidad posible de familias, pensando en la corta estadía de los oficiales en la localidad (2 o 3 años). Además de esto, se puso énfasis en el aislamiento acústico entre los departamentos vecinos, mediante un doble muro de albañilería con aislante en el pórtico divisorio; y la protección del calor y del soleamiento exterior, problemas serios en el lugar.
Plata Tipo (USAT)
Gracias a que el estar y su terraza ocupan el ancho completo de la crujía, se obtiene ventilación cruzada. Esta ocupación de los espacios entre pórticos se alternan con dormitorios, facilitando la combinación de alojamientos de hasta 4 dormitorios, sólo con el abrir o cerrar puertas.
Cortesía de Eduardo Itabashi
Para obtener espacios dignos y contar con áreas en entrepisos, la planta baja es de doble altura. En estas mezzanines se encuentran los servicios generales que requieren de privacidad.
Desde la calzada, que llega desde la calle, una pérgola de techo bajo conduce al ingreso que se abre a esa doble altura, cuyo fondo transparente revela la amplia terraza y a lo lejos la piscina, mientras el lado derecho, salas de estar privadas y un bar en primer nivel, así como ambientes para juegos de mesa y billar encima, con acceso por una escalera de pasos volados desde una viga central curva.
Cortesía de ACV
La volumetría del edificio principal expresa con claridad las funciones que alberga en los tres tratamientos diferenciados que se evidencian: en la base, en los seis niveles de departamentos y en el de la terraza superior:
Imagen de la Revista El Arquitecto Peruano
a. La base de altura doble es vidriada en su extensión mayor que corresponde a la zona de recepción, mientras que en la menor, donde están los servicios se cierra y en las suites preferenciales es vidriada. El muro de este cierre en la planta baja, ha sido retranqueado y revestido de una textura muy rugosa, de bloques de concreto, para otorgar a la esquina la sensación de una base estéticamente fuerte y sólida.
Imagen de la Revista El Arquitecto Peruano
b. La envolvente general está compuesta por muros blancos, que reflejan los rayos solares, y por vanos cubiertos de persianas pintadas de azul para aminorar la luminosidad. Estos cierres permiten la expresión de las losas de los entrepisos. Las placas blancas regularmente dispuestas en los extremos y en las caras laterales, se desplazan horizontalmente en el tramo central comprometiendo también a persianas y balcones y que dan a la fachada un cierto movimiento.
c. La azotea, techada por una losa liviana, juega libremente con tramos abiertos y cerrados, reflejando el carácter menos formal de sus instalaciones, y siguiendo con la búsqueda de evitar rigidez, y entregando fluidez en la apreciación del espacio, otorgando unidad al conjunto residencial.
Cortesía de Eduardo Itabashi
La cara interior del volumen más sometida al sol de la tarde, conserva la expresión de las losas. Entre éstas los pasajes de acceso a los departamentos están protegidos por una celosía de cerámica roja, que se interrumpe por tramos de balcones. En esta fachada se destaca, separada del volumen principal, la torre de circulación de contornos redondeados y con pequeñas ventanas de iluminación para la escalera y de ventilación de baños y servicios de piso.
Imagen de la Revista El Arquitecto Peruano
El tratamiento interior del ambiente que amplía hacia la terraza la zona de recepción buscó la fluidez visual desechando la dureza de una estructura vista de vigas y columnas rectangulares que cortan el espacio en tramos, para reemplazarlas por una losa que dibuje un cielorraso de planos inclinados con arista baja en el lugar de las vigas y arista alta en el centro de las luces. Esto incitó a dividir el lado menor de las columnas en dos planos cuya arista coincida con la de las losas del techo. Lo que a su vez llevó a diseñar el piso en un dibujo de rombos de dos tonos a partir de las aristas de las columnas, dibujo que se prolonga en la terraza exterior hasta la piscina.
Fuente:http://www.plataformaarquitectura.cl/
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