miércoles, 18 de julio de 2012

'Construiremos de una manera menos ostentosa y más en función de las necesidades'

Un arquitecto siempre debería proponer enseñar su propia casa (o la de alguien cercano) cuando le piden que muestre su obra, y esta reflejar su potencial, su personalidad, así como la forma de entender la arquitectura del firmante.
En su periplo de formación, Brigitte y Daniel Hollegha han deambulado desde su Austria natal por Venezuela, Japón y España. Y ya sea por aquella etapa japonesa de sus vidas o no, Bikini 32, la casa-estudio que habitan desde 2008 al norte de Madrid, es estrecha, pero espaciosa en sus salas de esparcimiento; vertical, pero no hasta el punto de perder de vista el conjunto; elegante sin resultar pedante o barroca, y aparentemente sencilla. Algo japonesa, vaya.
Las ventanas fueron recortadas directamente de la fachada de chapa. | E M
Las ventanas fueron recortadas directamente de la fachada de chapa. | E M
"Los materiales son los que se ven, no esconden nada", afirma Daniel, mientras explica que el mismo material que resuelve la escalera "es el que tocas y pisas", planchas de metal galvanizadas y plegadas para darles rigidez, de forma que se "usamos el mismo lenguaje en el exterior y en el interior". La chapa es un elemento "muy duradero y sincero" a la vez.
"Creo que sí nos marcó un poco nuestro paso por Japón", reconoce Brigitte, aunque sólo sea por los pocos muebles que pueblan el interior. "La casa busca la luz y el aire", añade, por eso es estrecha, gracias a lo cual, las estancias están ventiladas por tres y a veces cuatro lados. A pesar de que la edificabilidad era del 100%, los optaron por rentranqueos de tres metros hacia los vecinos y cuatro hacia la calle.
Muro cortina
La fórmula constructiva de la vivienda-estudio es tradicional, "pero nos hemos inventado algunos detalles". Por ejemplo, está recubierta de un tablero de madera de abedul contrapachada con un acabado fenólico, unida mediante remaches a una cubierta de metal estriada que permite el paso del aire.
Debajo de este 'muro cortina' se suceden varias capas
de aire y dos tipos de aislamiento. Todo ello en apenas 18 centímetros. "La transmitancia térmica es de 0,15, -el ratio entre aislamiento y pérdida de energía- es cuatro veces mejor que la que prescribe el Código Técnico de Edificación", especifica Daniel.
"Por el clima de España es importante tener una fachada ventilada para protegerse del sol. Además, nos gusta hacer una arquitectura con poco gasto energético y prescindir del aire acondicionado". Desde su punto de vista "hay que intentar climatizar una vivienda sin mecanizarla".
Los huecos de las ventanas, distribuidos irregularmente, fueron recortados cuando la capa de chapa metálica que ya forraba toda la estructura, antes de instalar las placas de abedul. Se trataba, según los Hollegha, de evitar la simetría, un recurso "bastante estéril" en las viviendas.
Como una ola
Para Daniel y Brigitte, la clave para sobrevivir en un ambiente tan competitivo como el actual es la capacidad de innovar, de aportar ideas originales. Para logralo, no queda más remedio que aislarse, ya que en este mundo de tendencias y estética globales "hay demasiada información" que fluye por múltiples canales, desde las revistas a Internet, de forma que "crees que has tenido una idea original y en realidad está completamente contaminada por formas y conceptos que se han instalado inconscientemente en tu cabeza", explica.
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Recurrir a los clásicos, donde la calidad es más clara, y distanciarse de las nuevas tendencias es clave para generar un estilo propio. "Si ves demasiadas cosas nuevas, tus invenciones empiezan a estar condicionadas por ellas y todo se parece a todo, como una ola en un estadio de fútbol".
Según los Hollegha, la crisis ha eliminado lo ostentoso y superfluo de la arquitectura. El futuro está en la industrialización, donde desde hace pocos meses colabora con una empresa alemana que les ha encargado diseños de viviendas industrial "y con la que trabajaremos en el futuro", añaden.
Fuente:http://www.elmundo.es

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