Nos gusta la arquitectura de interiores. Y nos gusta el ocio. Así que nos entusiasma juntar ambas pasiones en tiendas, locales y restaurantes en los que la decoración está cuidada tanto como lo que se oferta en su interior.
Hemos visto cómo la decoración llegaba a la alta cocina; a los bares informales y a las heladerías. Lo que nos va a ocupar en esta ocasión es un local de ambiente informal y cocina de autor: tras los fogones y la idea se encuentra el doble estrella Michelin Francis Paniego.
La libertad de disfrutar con la comida en un espacio luminoso sin etiquetas ni reservas previas. (PULSA EN LA IMAGEN PARA ACCEDER A LA GALERÍA DE FOTOS)
Se llama Tondeluna —como la aldea situada junto a Ezcaray, pueblo en el que Paniego cuenta con su restaurante y un encantador hotel del que hablaremos en unas semanas— y acaba de ser galardonado con el Premio FAD a la Mejor Arquitectura de Interior.
Este prestigioso galardón podría equipararse a los Oscar de la arquitectura. En su el veredicto, el jurado alaba “el brillante diálogo entre las necesidades de uso y la organización espacial” del proyecto, obra del estudio Picado de Blas Arquitectos.
Y es que Francis Paniego y su mujer Luisa Borrachina, buscaban un local en el que no hubiera “reglas, ni etiquetas, ni reservas previas; solo la libertad de disfrutar con la comida, de compartir, de divertirse”. Así nació este espacio alegre, luminoso y con un punto lúdico en el que realmente la cocina interactúa con el comensal.
Ni un bar ni un restaurante. Un espacio donde se fusiona la restauración y el diseño
Ese punto lúdico se evidencia desde el umbral del local, al que dan paso unos amplios y luminosos ventanales. Una vez traspasados, nos encontramos con un local diferente, en el que los comensales son testigos del proceso culinario, en el que los fogones se integran en la sala.
Picado de Blas Arquitectos lo definen así: “No es un bar ni un restaurante, sino un espacio de encuentro donde se funde la acción de cocinar con la de comer. Nosotros añadimos un elemento más: es también el lugar donde la restauración se funde con el diseño. Los fogones están a la vista de las mesas, cocinero y camarero son lo mismo, y el vapor de las ollas se dispersa en un ambiente visualmente limpio y fresco”.
La clave está en orientar todo el local en un plano horizontal. La cocina, pegada a uno de los laterales y las mesas en el centro. En concreto seis tableros corridos, de modo que uno de los laterales dé a la zona de la cocina. Además cada uno de estos laterales está complementado por una mesa auxiliar móvil donde el cocinero termina el plato antes de servirlo, creando una complicidad aún mayor con el comensal.
Lo más llamativo del espacio es la pared contraria a la cocina, que simula el bosque de hayas por el que el matrimonio —Francis y Luisa— pasea habitualmente. El sorprendente efecto se consiguió con lamas verticales montadas de manera aleatoria.
Los colores, que corresponden a los que un hayedo tiene a lo largo del año, se han conseguido a partir de pixelizar una secuencia de imágenes del hayedo en todas sus estaciones. El resultado es realmente espectacular sin dejar de ser ligero, informal, divertido…
Y sostenible. Porque tanto la madera, como la lana y el caucho están fabricados en Logroño y mediante procesos ecológicos. Siguiendo la filosofía del Kilómetro Cero de Francis y Luisa. No sólo los productos para sus platos son de los alrededores. ¿Se puede pedir más? Sí: la cocina es deliciosa.
Fuente:http://www.hola.com/
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