Tras el terrible terremoto del 11 de marzo de 2011, algunos de los más célebres arquitectos japoneses se reunieron para crear el grupo
kisyn-no-kai, del cual forman parte Riken Yamamoto, Hiroshi Naito, Kengo Kuma, Kazuyo Sejima y Toyo Ito. Los arquitectos instauraron un diálogo con las víctimas de Sendai, buscando una manera para ayudarles en la reconstrucción de la ciudad, así como una manera para mejorar la vida cotidiana de la comunidad. El resultado fue Minna no Ie (Casa para todos): un sitio donde la gente pueda sentirse como en su casa, encontrarse con otros, descansar y hablar del futuro de la ciudad. La primera Casa para todos fue realizada en Sendai el pasado otoño y consistió de una pequeña estructura tradicional de vigas de madera que permite a la gente mirar hacia el futuro.
En la 13ª Bienal de Arquitectura de Venecia, el pabellón japonés presenta la exposición Architecture. Possible here? Home-for-all (Arquitectura. ¿Posible aquí? Casa para todos), que ilustra los resultados de la primera Casa para todos. Simultáneamente, muestra también la investigación referente a la realización de la segunda versión del proyecto en Rikuzentakata a través de decenas de maquetas de estudio del proyecto. Comisariada por Toyo Ito, la investigación ha sido llevada a cabo por los jóvenes arquitectos Kumiko Inui, Sou Fujimoto y Akihisa Hirata. La exposición también contiene obras del fotógrafo Naoya Hatakeyama —que en el tsunami perdió a su madre y la casa donde nació— que muestran imágenes de las áreas afectadas antes y después de la catástrofe, junto con la documentación visual sobre los arquitectos implicados en el lugar. El pabellón de Japón ha merecido el León de Oro a la mejor participación nacional. Toyo Ito, curador del pabellón, compartió el premio con todas las víctimas del tsunami.
Gonzalo Herrero Delicado, María José Marcos: Frente a los resultados de la primera Casa para todos, notamos una obvia segunda interpretación. El proyecto parece ser una reflexión sobre el nuevo rol social de los arquitectos contemporáneos, que se logra yendo más allá de las formas y volviendo a las calles, acercándose a las personas.
Toyo Ito: Si bien, ante todo, el proyecto busca ayudar a las personas, pero estas acciones eran también una manera de poner en discusión el rol de los arquitectos: sobre qué se debe hacer, sobre qué será la arquitectura de ahora en adelante y sobre cómo se cree que se hará la arquitectura en un futuro. Es un aspecto conceptual que tratamos de transmitir a la generación de los jóvenes arquitectos con el fin de replantear la arquitectura, y es algo que podemos hacer ahora porque esto es lo que está sucediendo. Es una cuestión muy importante para todos nosotros.
GHD/MJM: Siempre hablas de la Casa para todos como de un espacio público en donde las personas pueden encontrarse, pero entendemos que el concepto de espacio público es muy diferente en Europa y en Japón. ¿Nos podrías hablar más al respecto?
TI: La Casa para todos no es sólo un espacio interior, también es un pequeño pórtico. Está ligado a la concepción tradicional japonesa de mantener conectados los espacios interiores y exteriores mediante un elemento llamado engawa. De este modo existen gradaciones del exterior hacia el interior, algo típico de la vida japonesa en convivencia con la naturaleza. En Japón tenemos un clima bastante bueno, así que siempre se puede disfrutar de esta parte de la casa. El japonés disfruta los cambios de las estaciones, algo que es realmente importante para los ancianos, por ejemplo. Mientras tanto, en Europa y en los Estados Unidos, se tiende a separar muy claramente el exterior y el interior, lo cerrado y lo abierto. Los arquitectos implicados en la Casa para todos han tratado de difuminar esta división y ha sido muy importante porque de este modo todos forman parte de lo que ocurre en el interior del edificio.
De izq: Kumiko Inui, Toyo Ito, Akihisa Hirata y Sou Fujimoto. Foto por María Carmona
GHD/MJM: En tus proyectos es difícil distinguir qué nace de circunstancias específicas del contexto del proyecto y qué se hace proviene de tus intereses particulares. En este proyecto, como también en muchos otros, el espacio público parte de la escala doméstica. Nos gustaría saber si esta situación nace de las condiciones del proyecto o del hecho de que actualmente, la frontera entre escala doméstica y escala pública, en realidad ha desaparecido. ¿Es éste un aspecto que se encuentra especialmente en la Casa para todos?
TI: Buena pregunta. Obviamente en los últimos años he trabajado mucho en la escala pública y cada vez que lo hago me siento frustrado y enfadado, y por supuesto, esto se transforma en una buena energía para hacer bien el trabajo. Pero cuando se decide realizar arquitectura pública, no se trabaja por completo sobre la idea del medio ambiente, siempre se está vinculado a construcciones y limitaciones. Esta vez, sin embargo, con el proyecto de la Casa para todos, hemos empezado a trabajar con las víctimas del desastre y hemos creado un lugar comunitario para las personas. Esta vez, realmente hemos hecho algo por la gente. Es cierto que se trata de un público muy limitado, pero esta vez no me siento frustrado ni enfadado, porque en verdad funciona. Es un espacio público de forma elemental, y he encontrado la manera de reducir la brecha que hay entre ambas escalas. Sin embargo, haciendo esto en mi papel como arquitecto, no hago nada distinto de lo que he hecho anteriormente, si bien esta vez he tenido la ocasión de reflexionar cómo hacer estas cosas nuevas.
GHD/MJM: Para el segundo proyecto de la Casa para todos has pedido la colaboración de algunos colegas: Kumiko Inui, Sou Fujimoto y Akihisa Hirata. La investigación ha tenido como resultado la exposición que se puede visitar en el pabellón del Japón de la Biennale. La primera propuesta preveía la construcción de una Casa para todos en Venecia. ¿Alguna razón particular por la cual has renunciado a eso?
TI: Al principio queríamos construir una parte de la segunda Casa en el jardín frente al pabellón japonés y luego llevarla a Japón para las víctimas del desastre. Pero luego pensamos que de ese modo no hubiéramos podido entregar la estructura para los usuarios antes de la próxima primavera, o quizá del próximo verano, y entonces hubiera sido demasiado tarde. En este caso estas personas hubieran debido pasar el otoño y el invierno en viviendas muy frías y queríamos ayudar más deprisa. Por eso estoy encantado de anunciar que el proyecto se finalizará en Japón en dos meses. Y luego está la otra cuestión del apoyo económico para realizarlo: teníamos el apoyo de la Japan Foundation pero para el proyecto inmediato no hubiéramos obtenido financiación estatal, aunque también recibimos fondos de donantes de todo el mundo que nos apoyan.
GHD/MJM: Tus obras se concentran en la creación de espacios públicos en los barrios, pero las personas viven en chabolas de bajísima calidad arquitectónica. ¿No crees que hubiera sido más interesante dedicarse a mejorar estas viviendas?
TI: Es una pregunta interesante, dado que es algo que nos gustaría hacer, pero es muy complicada porque en Japón la situación política es muy compleja – especialmente respecto a este tema. Desde este punto de vista, Japón es un país precisamente con poca imaginación en donde el concepto de “competencia” no se suele entender: si debes construir 50, 000 viviendas provisionales, deben ser todas iguales, no se puede hacer algo de mejor calidad ni diferente, deben ser todas la idénticas.
GHD/MJM: La costumbre dice que la Bienal de Arquitectura de Venecia es un laboratorio de ideas, una ventana a las más interesantes realizaciones internacionales, pero esta edición, sin embargo, presenta muchos “arqui-estresllas” sin conceder mucho espacio a propuestas frescas e innovadoras. ¿Qué opinas de ello?
TI: Tradicionalmente, cada arquitecto está inevitablemente enraizado en un determinado país y es algo que el público puede aceptar, ya que se pensaba que pudiera constituir un espacio común. Pero el problema es que todo esto se ha ido perdiendo en los últimos años y en las últimas bienales porque hoy en día se puede ir a Tokio, a Pequín, a Hong Kong o aquí en Venecia, y ver que la arquitectura es utilizada únicamente como un instrumento de la economía, y que se ha perdido su significado original. En Japón, después del terremoto hemos tenido que hacer muchos sacrificios. Ha habido muchas víctimas y por eso hemos vuelto al grado cero, hemos vuelto a la idea de la arquitectura como un lugar que permite que las gente se reuna, un lugar con la capacidad de ser utilizado por todos. Es lo que hemos hecho, haciendo renacer de nuevo la ciudad, como ha sucedido tantas veces en nuestra historia. Es una manera de hacer arquitectura que se puede aplicar en todo el mundo, quiero decir, pensar en la arquitectura como un instrumento social, como una metodología para crear espacios en donde la gente pueda reunirse. En mi opinión, Chipperfield ha concebido el Common Ground en este sentido, o por lo menos nuestro proyecto es un reflejo de ello.
Con agradecimiento a Marie Vanhamme, presidenta de CIVA, por su apoyo, y a la Japan Foundation por su ayuda.
Fuente:http://blogs.iteso.mx/
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