jueves, 3 de enero de 2013

Arquitectura de cuño racionalista

Joaquín Ortiz García (Valladolid, 1899-Ribadesella, 1983) fue un decidido renovador del lenguaje arquitectónico y, como tal, su huella ha quedado plasmada en diferentes rincones de Asturias; pero es en Gijón es donde su trayectoria profesional, junto al también arquitecto Manuel García Rodríguez, da un giro notable con la construcción del primer «rascacielos» de la ciudad. Se trata del edificio de viviendas más alto proyectado en el Principado hasta aquel momento y guarda cierto parecido en su composición exterior con el edificio «Capitol» de la Gran Vía madrileña. Un libro escrito por el periodista y director de la Casa de Cultura de Llanes Higinio del Río, que se presenta mañana en Gijón, aborda ahora, no sólo la vida y obra del arquitecto, sino que recorre detalladamente la década crucial de 1930. Una etapa que se corresponde también con el gran momento del racionalismo.
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Si bien la arquitectura está considerada, entre las creativas, como la más social de las artes, Joaquín Ortiz fue capaz de entender la arquitectura como un oficio al servicio del hombre. De ahí que el singular edificio de la plazuela de San Miguel, situado en la confluencia de las calles Menéndez Valdés y Capua, incluyera algunas de las instalaciones más avanzadas para las viviendas de la primera mitad del siglo pasado: calefacción individual y tomas para teléfono y antena de radio en todas las habitaciones. Eran tiempos en los que el presupuesto de un edificio no excedía de 60 euros, pero Joaquín Ortiz sabía como nadie de dónde obtener una obra original, tanto en el diseño como en el empleo de materiales.
Ortiz está considerado uno de los representantes más destacados de la corriente racionalista de la arquitectura en Asturias. Por eso el periodista Higinio del Río se refiere a él como «una eminencia» dentro de los perfiles de la arquitectura moderna. La sintonía personal y profesional entre Ortiz y Manuel García Rodríguez les permitió conformar un tándem en el que se destaca su impulso de «nuevos lenguajes formales dentro del mapa urbanístico». En Gijón, proyectó en 1936, junto a García Rodríguez, el que fue el primer «rascacielos» de Asturias, en el número 1 de la plazuela de San Miguel. Y aunque su obra es bien conocida, sobre todo en el oriente de Asturias, «nadie hasta ahora había escrito nada de su vida, porque nada se sabía de ella», subraya el autor.
El volumen, editado por Hércules Astur de Ediciones, que recoge la biografía del que fuera arquitecto municipal del Ayuntamiento de Llanes durante la década de los años treinta del siglo pasado, será presentado mañana, martes, a las ocho de la tarde, en el Centro de Cultura Antiguo Instituto. En el acto participarán el autor y Julio Antonio Vaquero Iglesias, catedrático de Historia Contemporánea del Instituto Alfonso II.
Como autor de «excelentes proyectos» llevados a término -o frustrados por la Guerra Civil- y ciudadano de «intachable catadura moral», Ortiz es, a juicio de Higinio del Río, un hombre «de acción y reflexión» que llevó a la práctica los principios del racionalismo madrileño en Asturias. Otro compañero de profesión, José Ramón Alonso Pereira, ya se refería al joven Joaquín Ortiz a principios del siglo pasado como una de las grandes promesas de la arquitectura en aquel momento.
La huella de Ortiz en la villa de Jovellanos también puede encontrarse en la iglesia de los Capuchinos. Al estallar la guerra, cuando la ciudad quedó en el bando republicano, el comité de guerra de Gijón quiso derribarla, cuando el templo aún estaba en fase de construcción, pero el arquitecto municipal de Llanes consiguió evitarlo.
Fuente:http://www.lne.es/

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