© Mariana y Clementina Lugo
Proyecto Colectivo, grupo venezolano interesado en el arte, la arquitectura y la ciudad, ha compartido con nosotros una de sus últimas intervenciones realizada en Roraima, a propósito de la “división” en Venezuela y de este complejo año electoral. Los dejamos con las memoria de este proyecto escrita por Miguel Braceli.
El paisaje – entre muchas cosas – es un contínuum de acontecimientos e imágenes que el hombre aprehende con la mirada y construye a partir de su afecto. Su despliegue es inagotable, una unidad inquebrantable donde las divisiones geopolíticas son tan abstractas como sin sentido cuando se usan para fraccionar el concepto singular de Nación.
© Mariana y Clementina Lugo
Este año no nos hemos parado de contar y medir. Con las elecciones presidenciales se creó esa idea absurda de que el país estaba dividido en dos mitades. Ahora con las elecciones municipales no hayamos como presentar los resultados para encontrar un ganador. Esta, una idea aún más absurda que la anterior ha crecido jugando con nuevos límites. El mapa de Venezuela se ha vuelto objeto de múltiples interpretaciones para manipular las cifras y el color. Las líneas provenientes del paisaje que dibujan su geografía se convierten en la base para soportar otros contenidos acentuando la división.
“Paisaje” viene de “país” y Venezuela – especialmente – es un país de paisajes. Por eso, entre estos dos debates electores en Proyecto Colectivo decidimos hacer uso de sus mismos paisajes para recordar su inmensidad. Son territorios que por siglos han dibujado en silencio otras formas de identidad nacional. Entre todos sus suelos escogimos uno de los más vastos: La Gran Sabana, donde no queda duda de todo lo que nuestro territorio es capaz abarcar.
© Mariana y Clementina Lugo
Emprendimos un viaje. Allí, motivados por pensar que todos habitamos la misma tierra, tenemos deseos comunes y compartimos los mismos problemas, realizamos una intervención efímera de gran formato. Subimos a la cima del Roraima con la intención de construir una apología a lo absurdo de esta división. A través de una estrategia plástica fuimos “dividiendo” distintos paisajes. El producto es la fotografía, una propuesta visual con un contenido conceptual que busca evidenciar lo frágil del pensar que vivimos en un país con “dos mitades”.
Venezuela está hecha de paisajes donde se desdibuja la diferencia y se producen acercamientos. Jonathan Reverón nos acompañó desde la palabra y pudo precisar el contenido sin la experiencia “Para recuperar la fe en nosotros, para confiar en el desconocido hace falta ver imágenes tan contundentes como esta, una línea absurda cuyo grueso depende de nosotros, lo mismo que su delgadez.”
Esta línea es tan fina como gastada, pero también una gran oportunidad para re-significar. Es una obra de “Land Art” referenciada en las exploraciones artísticas de los setenta, como las obras de Richard Long sobre grandes praderas o más recientes como las de Magdalena Jetelová en la frontera de Eurasia con América. En este caso, con instrumentos más precarios y un contenido distinto. Fue la travesía de arquitectos, fotógrafos, guías y personas del pueblo Pemón haciendo del uso del arte como espacio de comunicación.
© Mariana y Clementina Lugo
Fuente:http://www.plataformaarquitectura.cl/
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