El premio Pritzker de Arquitectura que se entregará en Buenos Aires en mayo concitará la atención de todo el mundo ligado a la Arquitectura hacia esta ciudad. Más allá del premio en sí, la convocatoria de este tipo de eventos de nivel internacional excede al galardón y se convierten en una excelente oportunidad para la difusión de la imagen y el reconocimiento de una ciudad a nivel mundial.
Cuando el 29 de mayo se entregue en Buenos Aires al suizo Peter Zumthor, el premio Pritzker de Arquitectura 2009, Buenos Aires se convertirá en la primer ciudad de Sudamérica donde se oficiará la ceremonia de premiación luego de mediar tres décadas de la inaugural en el año 1979.
El premio Pritzker de Arquitectura fue creado por la fundación Hyatt -perteneciente a la cadena hotelera del mismo nombre- con el fin de galardonar anualmente y en vida al arquitecto cuya labor demuestre la confluencia de talento, visión y compromiso y que además, haya contribuido de manera constante y significativa a la humanidad y al entorno edificado a través del arte de la Arquitectura.
Figuras de nivel mundial, que aparecieron y aparecen en toda convocatoria a cuanto proyecto y obra de excelencia y envergadura se piense en todo el orbe obtuvieron la distinción. Philip Jonson, padre del moviendo posmoderno, fue el primero en recibirlo y el destacado arquitecto frances Jean Nouvel, el ùltimo. Entre ellos paradigmáticos protagonistas de la arquitectura como James Stirling, Kenzo Tange, Richard Meier, Frank O. Gehry, Zaha Hadid y el convocado por Faena para Puerto Madero Sir Norman Foster, entre otros, se hicieron acreedores al Pritzker.
Resulta inobjetable la relevancia que el Premio Pritzker tiene internacionalmente para el mundo de la Arquitectura y la trayectoria y capacidad reconocida de todos sus ganadores. Pero, más allá de lo que el premio significa en sí mismo, es destacable que haya sido Buenos Aires la seleccionada entre otras ciudades de Sudamérica para este evento cultural de alta calidad.
Las ciudades en la globalización y en la era de las comunicaciones, más allá de la crisis y por sobre todo - al contrario - a pesar de ellas, se disputan la concreción de este tipo de eventos que concita el interés a nivel internacional y que se convierten en una inmejorable oportunidad para la promoción de su imagen hacia el mundo.
Buenos Aires, es sin duda, a pesar de todos los contratiempos e inconvenientes que pudieran oponerse en sentido contrario, una ciudad aún amigable, recorrible, caminable, con una arquitectura de alta calidad que le confiere las condiciones necesarias para postularse como “la ciudad de la cultura en Latinoamérica”. Este tipo de convocatorias son provechosas en este sentido y seguramente el año próximo se incrementarán de cara al año del bicentenario, aunque lo central e imprescindible sea mantener y mejorar el valioso stock arquitectónico de calidad de la ciudad y una oferta cultural de las más diversas y completas, con una identidad propia, que se encuentra sólo en Buenos Aires.
Vista de “El Aleph”, el proyecto de Alan Faena en Puerto Madero diseñado por Sir Norman Foster, el reconocido Arquitecto Inglés, laureado con el Premio Pritzker en el año 1999
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