La gestación de un Nuevo Clasicismo
La arquitectura debe volver a adquirir su función cultural y social en el proceso de desarrollo. Es fundamental reconocer la importancia de la educación y renovar los cuadros de liderazgo.
Rafael Viñoly*.
La actual situación económica es el resultado de dos cambios fundamentales en el funcionamiento de la economía: el aumento del costo de ineficiencia del aparato productivo y la crisis del liderazgo económico, político y cultural que ha explotado esa ineficiencia para consolidar su posición dominante en la cultura. Es difícil explicar la relación causal entre la caída de la productividad general y el desarrollo de la cultura del exceso que ha dominado este período, pero sin dudas que están íntimamente ligadas.
¿Cómo afecta esta situación a la arquitectura de hoy?
En nuestra disciplina (condicionada como está por la complicidad entre la satisfacción de una necesidad y la representación de aspiraciones culturales) los orígenes de esta inclinación hacia la cultura de la exuberancia deben buscarse primero en las transformaciones en enseñanza de la arquitectura durante la tres últimas décadas.
Desde 1968, en casi todos los países emergentes, la confusión entre la lucha de liberación política y el rol de las profesiones dentro de ella, contribuyó a la caída de los estándares de excelencia.
En los países centrales, esa misma caída fue consecuencia de la retracción económica de los años 70, que impidió el acceso a la práctica de nuevos profesionales. En ambos casos, la Universidad pasó a ser el refugio para esos profesionales sin ocupación.
Durante estas décadas la idea de investigación reemplazó a la misión de la preparación profesional. La invasión de instrumentos teóricos ajenos a la disciplina redundó en un serio enrarecimiento conceptual.
Nuevas ideas acerca de la interpretación del significado cultural de la arquitectura proveyeron el material para intentar establecer la intersección entre la práctica y otras disciplinas: el análisis literario, el psicoanálisis, múltiples versiones vulgarizadas de conocimiento científico. La idea de que la arquitectura podría tener una "dimensión cultural autónoma" de la realidad construida creó la confusión fundamental entre Arquitectura y Arte, que todavía persiste.
Durante los años de explosión económica que siguieron, la práctica necesitó agregar una pátina de formalismo a lo que había definido como un proceso lineal y deductivo para estar a tono con el discurso intelectual de la Academia. La crítica oficial, como consecuencia, comenzó a juzgar los edificios no por la conexión entre su forma y su capacidad para redefinir su uso, sino simplemente por la capacidad de la forma para redefinirse a sí misma.
Paralelamente a este fenómeno, y durante la última parte de los años 80, una nueva iniciativa extra-profesional apareció como producto de la invasión mediática en la cultura en general. Una nueva estética de la provocación, basada en el uso de recursos pictóricos del Constructivismo, y un oscuro discurso literario, explotó la idea de que la arquitectura y el urbanismo son formas de critica cultural. Esta estrategia propagandista fue dirigida a la nueva elite económica e industrial que había ya creado el nuevo mercado del arte como objeto de cambio. La asociación entre "arquitectos artistas" y esta nueva elite económica permitió la transición de estos nuevos actores a la producción.
El tono de notable arrogancia con que los líderes de esta tendencia dominaron el panorama arquitectónico en los medios todavía continúa generando mucha más admiración que cuestionamiento. Como consecuencia, estos "operadores culturales" asumieron el liderazgo de la disciplina.
Que una disciplina de la complejidad e influencia de la arquitectura haya adoptado un liderazgo sin experiencia previa verificable es un fenómeno único en la historia de las profesiones liberales.
Como consecuencia, una nueva serie de consultorías cubrió partes del servicio que la profesión se suponía que debería proveer, disminuyendo la viabilidad económica de la misma. Las chances de conflicto legal entre estas nuevas prácticas y la fricción que crean en el proceso de decisión contribuyeron a aumentar la ineficiencia del proceso de diseño y construcción.
Con el desarrollo de la digitalización y el acceso masivo a la computadora personal, los programas de aplicación en el diseño industrial empezaron a ser usados como generadores de formas arquitectónicas. Estos programas contenían la generación automática de formas de geometría compleja usadas en objetos de mucho menor escala. La facilidad con la que estas formas se autogeneran y la capacidad del software para representarlas automáticamente creó una sobre producción de imágenes sin conexión directa con una aplicación arquitectónica.
El resultado de esta simplificación acentuó aun más la percepción de que la función del arquitecto es fundamentalmente la de producción de forma.
Ahora que el mundo ha cambiado repentinamente, la arquitectura va a tener que cambiar en una forma igualmente radical. ¿Cuáles son los cambios que pueden asegurar que la arquitectura vuelva a adquirir su función cultural y social en el proceso de desarrollo?
- La educación debe ser re-posicionada como la fase de adquisición de los conocimientos tácitos y formales del oficio. Para eso es fundamental encontrar la forma de que la profesión reconozca la importancia estratégica de esta función.
- Los cuadros de liderazgo profesional tienen que ser renovados, para lo cual la profesión tiene que hacer una crítica de la Crítica.
- La "intuición informada", que es producto de la experiencia concreta en el campo del proceso de diseño y su implementación, es el único elemento que puede aumentar la eficiencia del proceso de diseño y de la construcción.
El resultado de estos cambios redundará en la revalorización de una estética de la economía de medios, en un aumento de la capacidad de los arquitectos para redefinir los programas, más que en los envases que los contienen y, finalmente, en promover la invención de nuevos materiales y procesos de construcción que hagan avanzar la sustentabilidad de la industria.
Después del Neoclasicismo, del Modernismo, del Posmodernismo, y de su respuesta, el Neoconstructivismo (y su complemento, el Deconstructivismo), esta nueva etapa aparece como la gestación de un Nuevo Clasicismo. Otra vez la razón como forma de interpretar una nueva realidad.
*ARQUITECTO, TITULAR DE RAFAEL VIÑOLY AND PARTNERS
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