La Vanguardia, EFE.
El MACBA exhibe dos grandes instalaciones inéditas en el contexto de su colección permanente: una obra polifónica de trece artistas sobre La Ricarda, monumento desconocido del modernismo arquitectónico catalán, y una obra móvil de la artista brasileña Renata Lucas. La Ricarda es un enclave justo al lado del aeropuerto barcelonés, pero es también un proyecto iniciado por Michel François en 2006, año en el que invitó a participar en la iniciativa a trece artistas, coreógrafos y músicos, que compusieron una obra polifónica compuesta por una película, una quincena de focos de teatro, más de 4.000 fotografías y cientos de imágenes secuencia.
Construida en 1950 por el arquitecto Antoni Bonet para la familia Gomis, La Ricarda fue durante los años sesenta y setenta un lugar de encuentro de John Cage, Antoni Tàpies, Joan Miró y otros creadores e intelectuales. La pieza está firmada por Joerg Bader, Joël Benzakin, Lucia Bru, Jordi Colomer, François Curlet, Jos de Gruyter & Harald Thys, Pierre Droulers, Michel François, Ann Veronica Janssens, Simon Siegmann, Loïc Vanderstichelen, Richard Venlet y Ángel Vergara.
Michel François ha explicado que "la reunión en La Ricarda tenía como misión explorar un modo distinto de realizar una película en un escenario igualmente peculiar". La fusión de los diversos materiales y disciplinas forma, en palabras de François, "una especie de cadavre exquis destinado a devolver la vida a una casa que había sido el punto de encuentro de artistas e intelectuales y que había quedado relegada a un silencio impuesto, en parte, por su cercanía al aeropuerto de El Prat".
El conjunto de la instalación reflexiona sobre la posibilidad de multiplicar los puntos de vista, sobre la idea misma del montaje: la película no es el resultado final, sino uno de los posibles resultados de un experimento que pone en juego un lugar y una comunidad artística.
Esta instalación es inédita en España y se exhibe ahora en el MACBA junto a Prototipo para un suelo resbaladizo (2009), una especie de obra móvil de Renata Lucas realizada expresamente para el museo, poco después de haber participado en la exposición central de la Bienal de Venecia.
La artista brasileña, afincada en Barcelona, ha extendido hasta el interior del museo el pavimento de granito que recubre la plaza Dels Ángels, convertida desde hace años en el paraíso de los monopatines. En la presentación, Renata Lucas ha explicado que "hace tiempo que trabajo sobre el concepto de suelo, y cuando vi la plaza frente al MACBA llena de skates pensé que de tanto movimiento como tiene el espacio, al final el suelo acaba moviéndose también".
El resultado es un conjunto de rectángulos con el mismo granito de la plaza provisto de ruedas que convierte al propio suelo en una suerte de monopatín gigante. Al utilizar una estructura simple pero fácilmente reconocible por el espectador -el pavimento de la plaza adyacente al museo-, se pone aún más de manifiesto "el carácter público del espacio expositivo y su relación con el acontecer diario de la plaza", subraya Lucas.
Las piezas están al alcance de los espectadores, lo que crea una relación comunicativa entre los visitantes y la arquitectura.
El trabajo de Renata Lucas se distingue desde sus inicios por establecer un diálogo con el contexto urbano y sus piezas son difíciles de definir, pues se mueven en un territorio ambiguo entre la escultura, la instalación y la arquitectura.
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