La cerámica es de esos materiales que nunca pasa de moda en el hogar. Además de resistente y duradera -dos de sus propiedades más notables-, es también muy práctica. Apenas requiere de mantenimiento, es fácil de limpiar y muy versátil desde el punto de vista constructivo y decorativo. Que valga tanto para suelos, como paredes, escaleras, techos, fachadas o bien piscinas, facilita que cuente con una gran presencia en los hogares.
A pesar de que para su producción se consume energía y agua y de que el proceso conlleva también la generación de residuos y la emisión de dióxido de carbono, la industria de la cerámica ha conseguido optimizar notablemente el proceso de fabricación. El sector ha apostado por la sostenibilidad y su esfuerzo ha repercutido en un menor consumo de energía y agua, menos emisiones de CO y en una minimización de los residuos, así como en la valorización de prácticamente la totalidad de ellos. Además, se está trabajando en "iniciativas para reciclar producto obsoleto o retirado", según la Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos (Ascer).
En cuanto a sus orígenes, la cerámica está fabricada con arcilla, considerada un material prácticamente inagotable y de proximidad, con lo que hay un importante ahorro energético en transporte. La cerámica es básicamente arcilla cocida. Las distintas tipologías existentes -desde el ladrillo refractario a la porcelana- dependen del grado de cocción y de los materiales que se añadan a la mezcla. Incluso "se está trabajando en técnicas en las que se usan escombros procedentes de la construcción para la fabricación de cerámica", explica Irina Celades, del Instituto de Tecnología Cerámica (ITC).
Las dos cualidades más destacables de la cerámica son su gran resistencia y durabilidad. Es un material tan longevo que puede resistir la vida útil de un edificio permitiendo que en viviendas como la de la imagen se conserven los mosaicos originales de la época de su construcción. En este sentido, desde Ascer alegan que "un producto duradero implica un menor consumo de recursos a la larga y con ello un menor impacto ambiental".
Otra de las ventajas es su elevada inercia térmica, lo que hace que actúe de manera muy eficiente como regulador del calor. Además, es un material sano porque no transmite olores o bacterias, ni emite contaminantes, como pueden ser compuesto orgánicos volátiles, a diferencia de otros tipos de productos.
Las aplicaciones de la cerámica dentro de la arquitectura sostenible son muchas. Celades explica que "tiene un gran potencial como material para mejorar el rendimiento de fachadas ventiladas" y que "la industria ha desarrollado un sistema que permite integrar células fotovoltaicas en las fachadas cerámicas". Además, es una gran aliada para la calefacción por suelo radiante.
A pesar de que para su producción se consume energía y agua y de que el proceso conlleva también la generación de residuos y la emisión de dióxido de carbono, la industria de la cerámica ha conseguido optimizar notablemente el proceso de fabricación. El sector ha apostado por la sostenibilidad y su esfuerzo ha repercutido en un menor consumo de energía y agua, menos emisiones de CO y en una minimización de los residuos, así como en la valorización de prácticamente la totalidad de ellos. Además, se está trabajando en "iniciativas para reciclar producto obsoleto o retirado", según la Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos (Ascer).
En cuanto a sus orígenes, la cerámica está fabricada con arcilla, considerada un material prácticamente inagotable y de proximidad, con lo que hay un importante ahorro energético en transporte. La cerámica es básicamente arcilla cocida. Las distintas tipologías existentes -desde el ladrillo refractario a la porcelana- dependen del grado de cocción y de los materiales que se añadan a la mezcla. Incluso "se está trabajando en técnicas en las que se usan escombros procedentes de la construcción para la fabricación de cerámica", explica Irina Celades, del Instituto de Tecnología Cerámica (ITC).
Las dos cualidades más destacables de la cerámica son su gran resistencia y durabilidad. Es un material tan longevo que puede resistir la vida útil de un edificio permitiendo que en viviendas como la de la imagen se conserven los mosaicos originales de la época de su construcción. En este sentido, desde Ascer alegan que "un producto duradero implica un menor consumo de recursos a la larga y con ello un menor impacto ambiental".
Otra de las ventajas es su elevada inercia térmica, lo que hace que actúe de manera muy eficiente como regulador del calor. Además, es un material sano porque no transmite olores o bacterias, ni emite contaminantes, como pueden ser compuesto orgánicos volátiles, a diferencia de otros tipos de productos.
Las aplicaciones de la cerámica dentro de la arquitectura sostenible son muchas. Celades explica que "tiene un gran potencial como material para mejorar el rendimiento de fachadas ventiladas" y que "la industria ha desarrollado un sistema que permite integrar células fotovoltaicas en las fachadas cerámicas". Además, es una gran aliada para la calefacción por suelo radiante.
Fuente: http://www.yaencontre.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario