Una investigación financiada por la Fundación del Patrimonio de Castilla y León apuesta por emplear bloques de tierra comprimida (BTC) en la construcción y restauración de edificios por aportar numerosas ventajas respecto al ladrillo u otros materiales empleados en la actualidad.
«El bloque de tierra se genera comprimiendo tierra con una máquina neumática, no lleva paja como los adobes, ni cal ni cemento», explica David Muñoz, arquitecto que ha realizado el estudio.
El óptimo aislamiento térmico de los bloques de tierra comprimida es uno de los argumentos de más peso para su empleo. Según el autor de la investigación, se trata de un material con una inercia térmica excelente en comparación con el ladrillo, con la ventaja añadida de que la tierra es un material fácil de encontrar y no requiere proceso de cocción alguno. «Calientas una casa y las paredes de bloque de tierra comprimida reciben el calor y, al albergar gran cantidad de masa, tardan en calentarse o en enfriarse más que el ladrillo, por lo que conservan mucho mejor la temperatura y aíslan mucho mejor», aduce.
Aunque este material es heredero de la tradicional construcción con tapial propia de zonas de Castilla y León, desde la Fundación Patrimonio se reseña que en Estados Unidos algunos arquitectos recurren en la actualidad al uso de bloques de tierra comprimida «para recuperar los valores de la arquitectura tradicional en convivencia con la experimentación contemporánea».
Con todo, esta técnica apenas está introducida en el mercado, «hay poca gente que lo hace en España y menos como proceso de fabricación industrial», lamenta David Muñoz, quien destaca la localidad palentina de Amayuelas como uno de los centros donde se estudia y trabaja sobre este y otros materiales tradicionales que redundan en una construcción sostenible.
Otra de las ventajas del bloque de tierra comprimida con relación al ladrillo es que su empleo en la restauración de edificios garantiza una mejor conservación y evita el riesgo de patologías asociadas a la incorporación de otros materiales ajenos a su estructura inicial. La investigación concluye que la dirección en que se comprimen los bloques es determinante. «Si se aplica desde arriba hacia abajo, en vertical, el bloque resultante soportará una mayor carga de peso. Si se aplica en horizontal, la cara que la recibe será más resistente a la humedad». El ladrillo puede tener en el futuro un duro competidor que hunde sus raíces en el pasado.
Fuente: http://www.nortecastilla.es
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