En torno a la construcción sostenible, es necesario hacer una reflexión sobre edificios más racionales, en términos de eficiencia energética, recursos empleados, ambiente del espacio urbanizado y calidad de vida. Y yendo hacia atrás, no cabe olvidar los costes ecológicos que suponen la extracción de recursos minerales (canteras y minas de áridos), la deposición de los residuos originados, así como la reutilización de desechos de demoliciones, vía reciclado de inertes.
Adicionalmente, debe conseguirse que no se creen, en los nuevos edificios, atmósferas artificiales altamente insalubres, con el «síndrome del edificio enfermo»; debido a que en la climatización controlada se retienen compuestos orgánicos volátiles (COV), que llegan a concentraciones centenares de veces más altas que en el exterior.
En definitiva, la aplicación de los criterios de sostenibilidad requiere realizar cambios importantes en los valores de la cultura de la construcción y de las urbanizaciones, conectándolas mejor con el entorno natural.
En ese sentido, en la Redacción de Berlín, propiciada por la conferencia que en la capital de Alemania se celebró sobre Desarrollo Urbano Sostenible en 1996, se hizo especial hincapié en una serie de temas. Luego, más detallados en la Primera Conferencia Europea de Ministros sobre Política de Vivienda Sostenible (Copenhague 1996), en la que se planteó la necesidad de recuperar el concepto de ciudad próspera y cohesionada, bien integrada en el territorio y con mínimos impactos ambientales negativos.
Para conseguir ese propósito, en la referida conferencia se hicieron precisiones de gran interés sobre los diversos puntos de la cuestión: planeamiento urbano, reducción de demandas de transporte, ahorros hídricos y energéticos, reciclado de desechos (especialmente de materiales de construcción), mejora del clima interior de los edificios, mantenimiento, rehabilitación de viviendas en mal estado, etc. Un repertorio fundamental a recordar en un país como España, donde ha habido tantos abusos y tantos traumas en el sector de la construcción. El estallido de cuya burbuja, no lo olvidemos, contribuyó grandemente a la crisis que aún atravesamos.
Adicionalmente, debe conseguirse que no se creen, en los nuevos edificios, atmósferas artificiales altamente insalubres, con el «síndrome del edificio enfermo»; debido a que en la climatización controlada se retienen compuestos orgánicos volátiles (COV), que llegan a concentraciones centenares de veces más altas que en el exterior.
En definitiva, la aplicación de los criterios de sostenibilidad requiere realizar cambios importantes en los valores de la cultura de la construcción y de las urbanizaciones, conectándolas mejor con el entorno natural.
En ese sentido, en la Redacción de Berlín, propiciada por la conferencia que en la capital de Alemania se celebró sobre Desarrollo Urbano Sostenible en 1996, se hizo especial hincapié en una serie de temas. Luego, más detallados en la Primera Conferencia Europea de Ministros sobre Política de Vivienda Sostenible (Copenhague 1996), en la que se planteó la necesidad de recuperar el concepto de ciudad próspera y cohesionada, bien integrada en el territorio y con mínimos impactos ambientales negativos.
Para conseguir ese propósito, en la referida conferencia se hicieron precisiones de gran interés sobre los diversos puntos de la cuestión: planeamiento urbano, reducción de demandas de transporte, ahorros hídricos y energéticos, reciclado de desechos (especialmente de materiales de construcción), mejora del clima interior de los edificios, mantenimiento, rehabilitación de viviendas en mal estado, etc. Un repertorio fundamental a recordar en un país como España, donde ha habido tantos abusos y tantos traumas en el sector de la construcción. El estallido de cuya burbuja, no lo olvidemos, contribuyó grandemente a la crisis que aún atravesamos.
Fuente: http://www.larazon.es
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