jueves, 31 de marzo de 2011

La primera vivienda pasiva de España

foto diario El País
Recientemente nos enteramos a través del Diario El País que se ha levantado la primera vivienda certificada como pasiva en España (PHPP). Se trata de inmuebles perfectamente aislados que ahorran hasta un 90% del consumo energético.
El arquitecto de éste proyecto es Josep Bunyesc quien egresó de la carrera hace siete años y, tras cursar un master de arquitectura sostenible en Bélgica, realizó este prototipo con excelentes resultados.
Más detalles a continuación.
Vía bunyesc
Su propia residencia a las afueras de Lleida no solo incorpora criterios ecológicos tradicionales (placas solares, buena orientación o materiales aislantes), además propone un sistema constructivo que, con elementos autoportantes prefabricados de madera, permite concluir la obra en pocas semanas y, por supuesto, construir en seco. En la vivienda pasiva de Bunyesc, la estructura de pilares está encerrada entre tableros de madera reciclada (OSB) que conforman el acabado interior. Entre esas paredes interiores y los muros de la fachada exterior, de placas de fibras de madera compacta, casi 20 centímetros de lana de oveja (28 en la cubierta) mantienen la temperatura de la casa.
Vía bunyesc
Sin embargo, al tratarse de materiales transpirables, el aislante permite la evacuación de humedad mientras que los tableros de OSB encolados actúan como barrera de vapor evitando la condensación en el muro.
Vía bunyesc
La vivienda está ideada para absorber el sol con grandes ventanales -la captación solar es la primera característica de las 10.000 viviendas pasivas que ya hay levantadas por Europa- y está dotada con aislamiento para mantener la temperatura en el interior. El tercer punto para lograr un consumo energético sostenible es la ventilación. Y la vivienda de Bunyesc cuenta con un sistema, a base de conductos y pozos de aire, que no precisa abrir ventanas para ventilar y por eso lo hace manteniendo el calor del interior de la vivienda.
Vía bunyesc
El resultado es una temperatura doméstica de 23 grados cuando en la calle los termómetros no alcanzan los 10 grados. Cuando no brilla el sol, las placas solares recurren a la energía que han acumulado para compensar la pérdida de calor.


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