A nadie del gobierno valenciano parece importarle la situación en la que nos encontramos en FGV. Parece que esperan a que se solucione sola, sin reparar en que cuanto más tiempo pasa más se deteriora el clima laboral y, por supuesto, la propia continuidad de la empresa pública.
El propio conseller Mario Flores, en una reunión mantenida con representantes sindicales, reconoció que la situación era preocupante: la enorme deuda acumulada en FGV, el mantenimiento de las condiciones laborales de los trabajadores peligra e incluso el mantenimiento de la plantilla. No se trata de una cuestión puramente anecdótica. La situación responde a un plan de gestión desarrollado durante años en el que han primado más los intereses particulares que los de la ciudadanía. En Alicante, la situación es más preocupante todavía: el trazado de líneas, el número de viajeros, pese a su aumento paulatino, y el desdén de la Conselleria han provocado que tengamos el índice de cobertura (relación beneficios/inversión) más bajo de toda la Comunidad Valenciana. Pareciera como si la empresa estuviera diseñada para generar pérdidas y por tanto, avocada a acumular deuda. Al menos así se deduce por el informe de la Sindicatura de Cuentas de la Comunidad Valenciana.
A lo largo del año pasado hemos visto cómo se ha construido una nueva línea (con un interés comercial considerable) y se han comprado los trenes que circularán por ella con el dinero de todos. La posible solución al problema de la deuda de FGV pasa por que ésta explote la línea 2 que unirá San Vicente y la Universidad con Alicante. No se puede pretender que seamos nosotros, los trabajadores, pero también los alicantinos y alicantinas, los que paguemos por la gestión de una empresa pública deficitaria y que las soluciones a la enorme deuda acumulada pasen por evitar que FGV mejore sus cifras adquiriendo nuevas líneas y explotaciones.
Dejar de ver la marca TRAM como un servicio turístico más es otra solución al problema, y pensar más en los ciudadanos y ciudadanas de Alicante: más frecuencia de paso de trenes en las líneas, ampliación de horarios de mañana y de noche, un servicio nocturno especial para que los jóvenes no tengan que coger el coche los fines de semana y sobre todo, pensar en el ciudadano alicantino y en su movilidad. No es funcional a la ciudadanía una explotación tranviaria que empieza a funcionar y deja de hacerlo antes de que comiencen los turnos de trabajo de mañana y antes de que finalicen los de noche. Y por supuesto la construcción de nuevas líneas de tranvía de superficie para que se unan los barrios de Alicante tradicionalmente discriminados en relación con un transporte sostenible y de calidad. No se puede pretender un servicio de transporte público sin pensar en la ciudadanía y en sus usuarios.
Por eso se hace necesario un nuevo plan de movilidad sostenible impulsado por las Administraciones Públicas en el que se pongan sobre la mesa las necesidades de la ciudadanía: un servicio público de calidad, pensado para los alicantinos. Si logramos esto, podemos decir que daremos un buen servicio al turismo de la ciudad de Alicante. Mientras tanto no hay posibilidad de recuperar y mejorar la situación de esta empresa si no adoptamos medidas reales y efectivas. ¿Hasta cuándo van a seguir dando la espalda a la ciudad de Alicante y a los trabajadores de FGV en la Comunidad Valenciana?
Podemos continuar lamiéndonos las heridas y pensando que ya no hay remedio, o podemos tomar las riendas de la situación, con valentía y asumir los errores, aprender de ellos y darles una solución eficaz. No sé cuáles son los planes del conseller para nuestra empresa, pero lo que se deduce de su cuenta de resultados es que no tiene el menor interés en mejorar sus cifras. Que no espere a que la solución pase por su despacho, como un milagro. Él es el responsable político de su propia gestión.
El propio conseller Mario Flores, en una reunión mantenida con representantes sindicales, reconoció que la situación era preocupante: la enorme deuda acumulada en FGV, el mantenimiento de las condiciones laborales de los trabajadores peligra e incluso el mantenimiento de la plantilla. No se trata de una cuestión puramente anecdótica. La situación responde a un plan de gestión desarrollado durante años en el que han primado más los intereses particulares que los de la ciudadanía. En Alicante, la situación es más preocupante todavía: el trazado de líneas, el número de viajeros, pese a su aumento paulatino, y el desdén de la Conselleria han provocado que tengamos el índice de cobertura (relación beneficios/inversión) más bajo de toda la Comunidad Valenciana. Pareciera como si la empresa estuviera diseñada para generar pérdidas y por tanto, avocada a acumular deuda. Al menos así se deduce por el informe de la Sindicatura de Cuentas de la Comunidad Valenciana.
A lo largo del año pasado hemos visto cómo se ha construido una nueva línea (con un interés comercial considerable) y se han comprado los trenes que circularán por ella con el dinero de todos. La posible solución al problema de la deuda de FGV pasa por que ésta explote la línea 2 que unirá San Vicente y la Universidad con Alicante. No se puede pretender que seamos nosotros, los trabajadores, pero también los alicantinos y alicantinas, los que paguemos por la gestión de una empresa pública deficitaria y que las soluciones a la enorme deuda acumulada pasen por evitar que FGV mejore sus cifras adquiriendo nuevas líneas y explotaciones.
Dejar de ver la marca TRAM como un servicio turístico más es otra solución al problema, y pensar más en los ciudadanos y ciudadanas de Alicante: más frecuencia de paso de trenes en las líneas, ampliación de horarios de mañana y de noche, un servicio nocturno especial para que los jóvenes no tengan que coger el coche los fines de semana y sobre todo, pensar en el ciudadano alicantino y en su movilidad. No es funcional a la ciudadanía una explotación tranviaria que empieza a funcionar y deja de hacerlo antes de que comiencen los turnos de trabajo de mañana y antes de que finalicen los de noche. Y por supuesto la construcción de nuevas líneas de tranvía de superficie para que se unan los barrios de Alicante tradicionalmente discriminados en relación con un transporte sostenible y de calidad. No se puede pretender un servicio de transporte público sin pensar en la ciudadanía y en sus usuarios.
Por eso se hace necesario un nuevo plan de movilidad sostenible impulsado por las Administraciones Públicas en el que se pongan sobre la mesa las necesidades de la ciudadanía: un servicio público de calidad, pensado para los alicantinos. Si logramos esto, podemos decir que daremos un buen servicio al turismo de la ciudad de Alicante. Mientras tanto no hay posibilidad de recuperar y mejorar la situación de esta empresa si no adoptamos medidas reales y efectivas. ¿Hasta cuándo van a seguir dando la espalda a la ciudad de Alicante y a los trabajadores de FGV en la Comunidad Valenciana?
Podemos continuar lamiéndonos las heridas y pensando que ya no hay remedio, o podemos tomar las riendas de la situación, con valentía y asumir los errores, aprender de ellos y darles una solución eficaz. No sé cuáles son los planes del conseller para nuestra empresa, pero lo que se deduce de su cuenta de resultados es que no tiene el menor interés en mejorar sus cifras. Que no espere a que la solución pase por su despacho, como un milagro. Él es el responsable político de su propia gestión.
Fuente: http://www.diarioinformacion.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario