lunes, 30 de mayo de 2011

Dos familias para entender la arquitectura local

Al acabar su formación en Madrid, Francisco Castro Represas fundó en 1932 su Estudio de Arquitectura al que siete años más tarde se incorporaría su compañero y amigo Pedro Alonso y que se ha convertido en referente obligado para entender la arquitectura local del siglo XX. Casi ochenta años después, siguen trabajando en él sus hijos y nietos. Entre descendientes y familiares directos, hay un total de diez arquitectos trabajando en Vigo, Castilla La Mancha y Centroeuropa. Autores de gran cantidad de edificios y proyectos, Castro y Alonso dan nombre a una calle en Bouzas. Con la semblanza de ambos a cargo de sus descendientes, FARO inicia una serie sobre los nombres de vigueses que ilustran el callejero de la ciudad.
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JAVIER MOSQUERA Imposible entender la arquitectura urbana de la ciudad del siglo XX sin conocer el papel desarrollado por el Estudio de Arquitectura Castro y Alonso. Lo fundó Francisco Castro Represas (1905-1997) en el año 1932 y en 1939 se incorporó Pedro Alonso Pérez (1908-1990).
Ambos se formaron en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, titulándose en el año 1932. Finalizados sus estudios Pedro Alonso siguió residiendo en Madrid temporalmente hasta 1939, mientras que Francisco Castro regresó a su ciudad natal.
En el estudio fundado hace casi 80 años, siguen trabajando sus hijos y nietos. Francisco Castro Represas tuvo un hijo, Francisco, y tres nietos, María, Ana Dolores y Francisco, arquitectos.
Pedro Alonso Pérez, por su parte, tuvo dos hijos, Pedro y Antonio y un nieto, Jorge, arquitectos.
Entre los descendientes y familiares directos hay un total de diez arquitectos con residencia en Vigo, Castilla La Mancha y Centroeuropa.
El Estudio
Imbuido por las nuevas tendencias vanguardistas, el recién abierto estudio de Castro y Alonso se enfrentó "a un entorno adverso e inmovilista, en el que sus ideas renovadoras no eran aceptadas. Los encargos profesionales se retrasaban o no existían y la angustia de la supervivencia profesional de aquellos años la arrastrará toda la vida", rememora Pedro Alonso hijo.
El estudio comenzó su rodadura experimental con pequeños diseños, tiendas y viviendas unifamiliares como las de los empresarios Luis y Teresa Iglesias o Publio Mateo, anteproyectos o croquis que la mayor parte de las veces no se concretan en encargos profesionales.
"Finalmente –destaca Francisco Castro hijo–, sus propuestas encontraron acogida entre los representantes más dinámicos de la nueva sociedad y su mejor trabajo creativo en el ámbito urbano se desarrolló entre el círculo de sus amigos, a los que fueron convenciendo de las virtudes de las nuevas arquitecturas de vanguardia". "Sería la familia de su gran amigo "Juanito" Ribas, vinculado al sector de la conserva, quien les otorgará una de sus primeras opciones de visualizar sus planteamientos estructurales en el edificio situado en la esquina de la calle Marqués de Valladares con la Calle Colón, así como el inmediato enfrentado", afirma Castro. El farmacéutico Natalio Sanchón, amistad cercana a la familia Castro, le confió el proyecto de Edificio de Viviendas y Oficinas en la Calle Policarpo Sanz 22, al que posteriormente trasladaría el estudio.
A continuación se fueron sucediendo más proyectos decisivos en su obra como el edificio Albo, en la esquina de la calle Gran Vía y Urzáiz, el de Cesáreo González en la Plaza de Portugal, el edificio Barreras, calle Colón, el edificio Curbera en la calle García Barbón, en la calle Cuba esquina con Urzáiz, edificio Casais... Y el edificio Social del Real Club Náutico de Vigo, pendiente de un próximo pronunciamiento como Bien de Interés Cultural, BIC, que es uno de los más queridos trabajos del Estudio Castro y Alonso, pues sintetiza su idea de la arquitectura como realización física.


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