miércoles, 24 de agosto de 2011

Malmö, la ciudad renovada y renovable

En poco más de medio siglo, la ciudad de Malmö ha vivido una transformación radical: antes centro de industria pesada, ahora cuna de construcción verde, regenerando las grandes áreas abandonadas por fábricas y almacenes, que se convierten en barrios sostenibles con todos los servicios y emisiones mínimas. Esto le ha valido ser finalista en la última edición del premio Capital Verde Europea, y ha recibido el galardón Habitat Scroll of Honour de las Naciones Unidas.
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Malmö es la tercera ciudad más grande de Suecia, con cerca de 300.000 habitantes, y casi el doble si se cuenta toda el área metropolitana. Hace de unión con Dinamarca y el resto del continente europeo a través del puente de Orensund, que conecta Malmö y Copenhague con trenes directos cada 20 minutos desde hace más de una década.
Urbanismo para humanos y otras especies
A lo largo de la última década, Malmö ha regenerado con criterios de construcción sostenible el gran espacio que ocupaba su antiguo puerto del oeste. El primer paso fue analizar el suelo, para detectar posibles elementos tóxicos, herencia de la actividad industrial que se había desarrollado desde el siglo XVIII. Las muestras y extracciones determinaron una baja contaminación, que se limpió y compensó con dos metros de tierra de la mejor calidad, de modo que el resultado final era un suelo equivalente en limpieza al de los parques de la ciudad.
Toda la reconstrucción, tanto de iniciativa pública como privada, debe comprometerse a destinar un 50% de la superficie a áreas verdes, que facilitan la biodiversidad con la incorporación de especies vegetales autóctonas, plantas trepadoras, jardines en las azoteas y sistemas de recolección de agua pluvial.
La fase inicial fue el barrio llamado Bo01, con 350 apartamentos y muchos elementos innovadores. Por ejemplo, las especies de plantas de las zonas verdes se escogieron en función de su productividad de néctar, para conseguir la presencia de abejas, aves y otros animales pequeños. Además, se han instalado casetas para pájaros y murciélagos, por lo que el complejo residencial tiene también habitantes no humanos. Y cuentan con un molino de viento para generación de electricidad que abastece prácticamente las necesidades de los residentes, lo que ha permitido considerar Bo01 como el primer barrio neutro de emisiones sueco.
Otro ejemplo de regeneración urbanística es el barrio de Augustenborg,un área residencial de la década de 1950 que se había deteriorado mucho, en parte por culpa de inundaciones periódicas. Ahora se ha integrado un sistema de canales de recogida de aguas pluviales, y plantas en las azoteas y tejados, que han acabado con el problema y han convertido esta actuación urbanística en objeto de estudio para expertos de todo el mundo.
Por otra parte, algunas calles del centro por las que antes pasaban coches ahora están reservados sólo para peatones y ciclistas, y alguno de los carriles se ha convertido en zona verde con árboles, gracias a la sustitución del asfalto por otro tipo de pavimento que permite aprovechar el agua.
La ciudad renovable
Con el ejemplo de este nuevo urbanismo, Malmö aspira a ser una ciudad neutra de emisiones para el año 2020 (cuando el resto de Europa debe reducirlas un 20% o 30%). Y aún más allá: el objetivo es que diez años más tarde, toda la generación de energía sea de fuentes renovables. Ahora ya han superado el 30%, gracias en buena parte a la gran cantidad de instalaciones fotovoltaicas que hay por toda la ciudad (escuelas, museos, edificios industriales y residencias de ancianos, entre otros), y el parque eólico más importante de Suecia, situado a diez kilómetros de la costa mar adentro. La central de Lillgrund es la cuarta más grande del mundo de este tipo, tiene 48 molinos y produce 0,33 TWh, el equivalente para abastecer anualmente 60.000 viviendas.
La provisión de energía limpia se completará con la reconversión de una gran planta de cogeneración, que se ha inaugurado recientemente y proporciona electricidad para 150.000 viviendas de Suecia y Dinamarca, y 1 TWh de calefacción a partir de gas natural. La idea es que pueda alimentarse sólo de biogás procedente de residuos orgánicos en los próximos años.
La basura es de hecho una de las fuentes energéticas principales de la ciudad. Gran parte de la calefacción proviene de la incineración de la fracción restos domésticos. Y la orgánica se usa ya para producir biogás: tal y como anuncian en una campaña municipal, 10 kilos de restos de comida son combustible suficiente para hacer 10 kilómetros.
Ciudadanos, restaurantes y escuelas separan los desechos orgánicos en unas bolsas especiales de papel y los depositan en los contenedores indicados. Y también se experimenta con otros sistemas de recogida. Los habitantes de los 147 apartamentos del Turning Torso, uno de los pocos edificios altos de la ciudad (la media es de cinco pisos de altura) y obra de Santiago Calatrava, cuentan con un triturador de restos de comida que las deposita en un tanque especial, y luego se utilizan como fertilizante o para hacer biogás. Los usuarios parecen estar encantados, porque es fácil de usar y acaba con la pereza que puede suponer separar una fracción más en una bolsa diferenciada.
Más allá de la generación a partir de fuentes renovables, en Malmö se han propuesto mejorar también la eficiencia energética. Y, de hecho, han conseguido bajar el consumo, sobre todo de calefacción. El municipio pone a disposición de los ciudadanos una auditoría y consultoría gratuita de eficiencia energética: unos expertos que estudian cada caso e indican las mejores soluciones para ahorrar energía y calor. Y ahora han extendido el servicio también a comercios y pequeñas empresas.
Pedales y logística para seguir avanzando
Hace diez años había 250 km de carriles bici en Malmö. Ahora son más de 430, y además se han reservado algunas calles del centro de la ciudad sólo para bicicletas, por lo que es más rápido acceder a pedales que cogiendo el coche. Un tercio de los desplazamientos de la ciudad ya se hacen en bicicleta, y cada vez hay más servicios para los ciclistas: desde aparcamientos y garajes vigilados o bombas de aire para hinchar las ruedas, hasta mejorar la iluminación de los carriles bici y un novedoso sistema que les da prioridad. Se trata de unos sensores que se han instalado en 28 cruces de la ciudad y que, al detectar que se acerca una bicicleta, cambian los semáforos para favorecer el paso.
Además de mejorar las condiciones de circulación y hacer campañas dirigidas al público en general, como la edición de un libro que recoge fotografías de las personas famosas de la ciudad que se desplazan en bicicleta, también se ha implicado a las empresas privadas. El proyecto 'Business on Bikes' ha conseguido que una cincuentena de compañías hayan cambiado los coches por las bicis para los trayectos de trabajo, y también anima a los empleados municipales a que acudan al lugar de trabajo o se desplacen a hacer gestiones a golpe de pedal. Hace unos años se intentó ganar adeptos regalando un mes de alquiler de bici a quienes dejaran el coche en casa.
Todo ello ha conseguido que el uso del vehículo de motor privado para trayectos de menos de 5 km haya bajado del 48% en 2003 al 38% cinco años más tarde, y que haya aumentado también el uso del transporte público.
La estrategia se basa en mejorar y simplificar la red, con interconexiones mejores entre las diferentes líneas y medios, incluidos los aparcamientos de bicis en las grandes estaciones de tren y autobús -hay, de hecho, títulos de transporte que combinan el billete y el parking de la bici. Esto se ha conseguido sobre todo con la puesta en marcha del 'City Tunnel', inaugurado en diciembre de 2010. Son 17 kilómetros de vías, 6 de los cuales subterráneos bajo el centro de Malmö, que han permitido alargar las líneas de tren que conectan con las ciudades de alrededor, con el resto de Suecia y con los que cruzan a Dinamarca. Se han creado dos nuevas estaciones que hacen, además, de nudo de conexiones con los autobuses locales y regionales.
En cuanto a los autobuses, todos funcionan con gas natural desde el año 2001 (hicieron las primeras pruebas, de forma pionera, en 1987), y últimamente se han adaptado para que puedan utilizar una mezcla de gas natural y biogás a partes iguales. La mitad de los vehículos ya disponen de este sistema, pero el objetivo final es que todos utilicen sólo biogás dentro de unos años. Está previsto que los taxis también se apunten al nuevo combustible. Los proyectos de futuro contemplan también autobuses más grandes y la reintroducción del tranvía.
Todo ello para mejorar la vida de los ciudadanos, que se benefician de este campo de pruebas innovador. Más de 4.000 expertos en urbanismo, arquitectura y energía visitan la ciudad cada año para tomar nota. Sería bueno que pudieran exportarse con éxito.
Fuente: www.arquinauta.com
www.calcugal.com
web@calcugal.com

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