miércoles, 26 de octubre de 2011

La cultura mediterránea es mineral y basada en la permanencia de los edificios

La sostenibilidad puede entenderse desde un punto de vista técnico, que nos permite conseguir ahorros, pero en el que también pueden cometerse aberraciones, y desde un punto cultural, que para mí es el más importante. La actitud a la hora de enfrentarse al cambio de paradigma hacia una edificación sostenible es vital. No debemos mirar hacia el pasado con sentimiento de culpa. Seguramente en los últimos decenios hemos hecho cosas muy mal vistas desde nuestra posición actual, pero eso no quiere decir que debamos definir nuestra actitud desde un sentimiento de culpa. Podremos encontrarnos con cuestiones de gestión política complicadas, pero sin alegría y positivismo no ganaremos esta batalla, ni podremos asumir los retos que tenemos planteados.
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La economía no escapa de mi análisis sobre la sostenibilidad. Hemos vivido en un periodo de malas prácticas en los últimos veinte años, que han condicionado la forma de edificar en la actualidad. Según fuentes de Schüco, "un edificio debe ser sostenible desde su construcción hasta su derribo", pero es aquí donde quiero ser más tajante y apelar a nuestra cultura y tradición. Es posible que extraer piedra tenga mucho mayor impacto en la tierra, que utilizar madera, pero la piedra se ha reutilizado históricamente durante milenios y lo que había sido un templo romano, pasó a ser una iglesia gótica y luego un trozo de una casa de un pueblo en Europa.
Tampoco la única forma de edificar es la de una cultura tectónica basada en la madera y en la renovación de los edificios, a pesar de que nuestra cultura es mineral y basada en la permanencia de dichas construcciones. Asimismo, no es admisible la afirmación de que la sostenibilidad incrementa los costes de construcción de un edificio. La pregunta real debería ser cómo contamos los costes de construcción. Si hubiera una tasa sobre la producción de un elemento constructivo que genere más residuos o que utilice más energía en su proceso, los costes serían diferentes. Por ello, se debe reclamar la creación de un Tribunal Internacional de asignación de cuotas y de gestión del CO2 a nivel mundial que considere, no sólo los costes de construcción del edificio, sino también los costes de uso, desde el inicio de la fabricación de los elementos de construcción, hasta el final de su previsible vida útil.
En cuanto a las subvenciones públicas y las políticas de acción propuestas desde la administración para el establecimiento de criterios de sostenibilidad, cabe decir que en estos momentos existen demasiadas políticas y de lo que se trata es de tener una sola política, pública y común, con la que se puedan alinear todos los agentes que intervenimos no sólo en la construcción, sino también en la ciudad. Esta últlima es un lugar de relaciones que debe ser confortable y no hay una política que lo aliente.
Pese a las buenas intenciones respecto a las indicaciones marcadas por Bruselas y de la buena voluntad, no se aprecia un convencimiento político de que estamos delante del tema más importante de todos y que no se está sabiendo explicar a la sociedad.
Enric Massip-Bosch es director del estudio de arquitectura EMBA. Fue ponente en el debate de la arquitectura sostenible 'Energy3 Innovation-Days' organizado por Schüco.
Fuente:http://www.alimarket.es

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