martes, 25 de octubre de 2011

Otros arquitectos 4

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FOTO: BIARCH
Una beca la llevó al mundo de los archivos y las bibliotecas y, de rebote, a conocer a Josep Lluís Mateo. Fue el antiguo director de la revista Quaderns quien empujó a Marta Poch (Madrid, 1973) hasta el mundo editorial. Hoy vive de coordinar trabajos de varios sellos y de representar los proyectos de diversos arquitectos y fotógrafos en medios nacionales y extranjeros.

¿Por qué estudió arquitectura? ¿Qué esperaba de los estudios?
Mi tía es arquitecta y, aunque no fue una influencia directa, sí que su manera de ver las cosas me parecía interesante y “diferente”. Siempre tuve cierta curiosidad por el dibujo, el trabajo manual, las maquetas. Pensé que arquitectura era la perfecta combinación entre arte y ciencia, creatividad y racionalidad. No esperaba nada en concreto. No sabía lo que me iba a encontrar, nadie me lo había explicado; y me encontré una carrera muy exigente, tanto físicamente como mentalmente, llena de satisfacciones y de fracasos.
¿Qué ha sido lo más sobresaliente de su formación: lo que más le ha servido, lo que más le ha alumbrado?
Lo que más valoro de mis años en la universidad ha sido el aprendizaje de la profesión desde la visión y actitud de aquellas personas que en algún momento han formado parte de mi formación. No sólo de algunos profesores sino que también de compañeros gracias a los cuales pude ver las diferentes maneras de hacer arquitectura. Por otro lado, adquirí durante todos aquellos años una disciplina y metodología que ahora me ayudan a analizar y exponer conceptos relacionados con la arquitectura de una manera más clara y gráfica.
¿Cuándo y por qué optó por una dedicación profesional diferente?
No fue una opción voluntaria. Mi carrera ha sido atípica. Durante los últimos años de la carrera me dediqué a la cooperación internacional y eso influyó en mi manera de pensar la arquitectura. Por otro lado, obtuve una beca, mientras estudiaba, para realizar facsímiles sobre los tratados de arquitectura del siglo XVIII-XIX en la biblioteca de la ETSAM. Y esta beca resultó determinante para empezar a trabajar en el despacho de Josep Lluís Mateo, en el departamento de documentación. El interés de Mateo por el mundo editorial fue decisivo para que yo entrara a formar parte también del mundo editorial y de la comunicación.
¿Cómo valora económica, personal e incluso socialmente esa decisión?
Positivamente. Mi trabajo me permite conocer todo tipo de arquitectura, nacional e internacional, pero fuera del complicado mundo de la construcción.
¿Tienen los arquitectos miedo de romper la endogamia y el círculo social e intelectual en el que viven?
No creo que la palabra sea miedo. Creo que es parte del proceso natural de una profesión, como la nuestra, que exige muchas horas de dedicación. Sin embargo, y por suerte, hoy en día la colaboración que se establece en los despachos con personas de fuera del mundo de la arquitectura enriquece a una profesión que quizás durante mucho tiempo había estado alejada de la realidad social. La crisis también nos está obligando a volver a las raíces de la arquitectura como servicio a la sociedad y no ajena a ella.
¿Qué le hizo ver que había otras posibilidades? ¿Ejemplos, modelos?
Oíza dijo que “Ser Arquitecto es un oficio que no se hereda, ni se aprende, sino que se inventa para uno mismo”.Tengo esta frase apuntada en una de mis libretas desde hace años.
El arquitecto madrileño Javier Vellés me dijo, cuando me planteé dejar los estudios, que hay muchos tipos de arquitectos; no es arquitecto solamente aquel que construye, ser arquitecto es más una experiencia de pensar y ver la realidad.
¿Qué puede hacer la arquitectura por la sociedad más allá de los planos?
Creo que en estos momentos la arquitectura es vista por la sociedad como algo ajeno a ella, muchas veces se ve como un simple negocio; se ha perdido la función social que la arquitectura debe ejercer en la construcción de ciudad. Estoy convencida de que la única manera de volver a situar la arquitectura como disciplina que configura la realidad es mediante el acercamiento a la sociedad y mediante el fomento de una cultura arquitectónica.

¿Qué consejos daría a un estudiante de arquitectura?
Que no pierda el entusiasmo y que esté abierto a explorar nuevas vías de ejercer la arquitectura.
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Fuente:http://blogs.elpais.com

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