miércoles, 2 de noviembre de 2011

El arte de la fuga de José Manuel Ballester

El artista José Manuel Ballester (Madrid, 1960) está cerca de aquella aproximación del filósofo chino Chuang Tzu en la que reveló que para él la arquitectura no eran cuatro paredes y un techo, sino el aire que queda dentro. Captar esas atmósferas 'desamparadas', con lo que tienen de perturbadoras, de excitantes, de mansedumbre y de vértigo es su propósito.
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Ballester lleva más de dos décadas investigando las posibilidades de la fotografía como espejo de un espacio habitable que él capta 'desnudo'. A medio camino entre lo real y lo fabuloso. Y así ha recorrido medio mundo, buscando los edificios, los santuarios de la nada, plantando la cámara donde su ojo exige y recreando aquello que ve hasta levantar algo más habitable, más inquietante. Una parte de ese trabajo es el que exhibe hasta el próximo 20 de noviembre en la Sala Alcalá 31 de la Comunidad de Madrid (Calle de Alcalá, 31), en una muestra coordinada por Lorena Martínez de Corral.
La exposición tiene un vídeo como eje, 'Ah! Mio cor' (2008). Y a partir de él se desenhebran las 50 imágenes en color de gran formato (la mayoría) con las que Ballester propone un viaje que tiene mucho de diálogo y recogimiento a la vez. Instantáneas de Brasilia, Sao Paulo, Pekín, Shanghai, Madrid, Santiago de Compostela, Zúrich, Basel, Berlín, París, Nueva York... El título de la muestra, 'La abstracción en la realidad', cumple con el propósito de las instantáneas: crear espacios híbridos de gran sugestión con la arquitectura y sus paisajes interiores. "El vídeo tiene muchas claves de la muestra. Narra la historia de una reina que es abandonada por un joven amante y refleja el dolor de esa ausencia. Se crea un estado de abstracción y realidad, que para mí siempre han sido dos conceptos inseparables", comenta Ballester.
Alrededor de esa idea va armándose la exposición, y juega con los límites entre pintura y fotografía, "lenguajes que están muy unidos", sostiene el artista y premio Nacional de Fotografía 2010. De hecho, su andadura en el arte tuvo primero la pintura como impulso. Y después llegó lo demás. "Ballester descompone espacios, nos desvela la arquitectura que fotografía, muchas veces lugares relacionados con el mundo del arte", sostiene la comisaria.
La elegancia de las imágenes, esa vibración de poesía que halla en un enjambre de andamios, en una construcción a medias, en un sótano, en un hueco de escaleras convierte el conjunto en una suerte de coro de fugas, de presencias que no están, de materia primigenia.
Fuente:http://www.elmundo.es

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