LA XI Bienal de Arquitectura -bajo el lema 'Lo próximo, lo necesario'- busca transmitir la idea de que la arquitectura como servicio público aun tiene trayectoria y recorrido y que puede ganarse ese aprecio. Los proyectos seleccionados coinciden en la idea de que hay que construir entendiendo el pasado como materia prima para el arquitecto. Pero es intervención debe hacerse de forma respetuosa y permitiendo que se exprese la contemporaneidad de cada uno. De esta forma, se pasa del antiguo concepto de colonizar y ocupar, de nuevo, el territorio al de vertebrar, retocar, redefinir o completar. Éstas son algunas de las reflexiones de José María Exquiaga, Llatze Moix y Antonio Fonto, miembros del jurado de la bienal que ayer entregó sus premios en la sede de la Fundación Comillas. Pistoletazo de salida de la muestra que permanecerá en el Seminario Mayor hasta el 11 de septiembre, para iniciar un recorrido por varios países. 734 propuestas, récord de partici-pación, para seis categorías de premios, 14 menciones y un total de 40 obras seleccionadas para la muestra.
«Parece que se va a una arquitectura más próxima y al mismo tiempo que responda exclusivamente a necesidades sociales, pero la monumentalidad también es una necesidad social», reflexiona José Miguel Iribas.
Premio de Arquitectura: El jurado destaca la atenta inserción en el entorno urbano de las 131 viviendas protegidas diseñadas por Bernardo Angelini y el cántabro David Casino, de Zigzag arquitectura: el tratamiento inteligente de las pieles del edificio que rememoran la memoria industrial de Mieres y las celosías de madera de los prados cercanos. Resalta el jurado, las discretas soluciones ambientales y la disposición de los acceso dentro de la manzana.
Premio de Urbanismo: El Plan de Ordenación Urbanística de Montmeló (Barcelona) , que firman Jornet, Llop y Pastor, es elegido por «la especial maestría con que resuelve problemas bien relevantes como coser y articular desarrollos urbanos fragmentados e inconexos».
Premio vivienda de protección social: Mónica Arbeloa, Luis Díaz-Mauriño y Consuelo Martorell diseñaron 22 viviendas sociales para jóvenes en El Rastro de Vara del Rey (Madrid), del que el jurado valoró su inserción en un pequeño solar entre medianeras y el esfuerzo por recuperar los valores tradicionales de las corralas, los patios de vecindad rodeados de corredores y su apertura puntal a actividades colectivas, como El Rastro.
Premio Proyecto Joven: Su planteamiento «fuera del tiempo» y los recursos proyectuales desplegados en la organización de los espacios, en la resolución estructural asociada, en la elección de los -escasos- materiales necesarios, en la disposición de su intención de transparencia en el paisaje, y en el modo de entender la relación del visitante casual y habitual, fueron las claves para premiar a José M. Sánchez Gracia.
Premio ex aequo de investigación: El concepto de una arquitectura que se asume como plataforma tecnológica para una sociedad que ya no es sólo industrial, sino también digital y su materialización con solvencia y brillantez, son los méritos del Edificio Media -TIC (Barcelona) diseñado por Enric Ruiz Geli (Cloud 9). El copremiado es el Plan Territorial de Vivienda de Cataluña, que realizaron Josep María Vilanova y Ricardo Pie, por su «rotunda llamada de atención a la necesaria introducción de racionalidad en el sector».
Entre las menciones y reconocimientos se encuentra el Museo Arqueológico de Álava (Francisco Mangado); el Museo Can Framis de Barcelona ( BAAS Jordi Badía y Jordi Framis); el Museo del Agua en Lanjarón (Domingo Santos); el Paseo Marítimo de la playa de poniente de Benidorm (Carlos Ferrater y Xaviert Martí); la remodelación del puerto de Malpica (Juan Jesús Creus y Covadonga Carrasco); The Munch Área en Oslo (Juan Hereros); Biblioteca Font de la Mina en Sant Adría de Besós (Soldevilla Arquitectos), Centro Cívico Mercat de Ferreríaes en Tortosa (José Camps y Olga Felip), Servicios Municipal de Medio Ambiente de Zaragoza (Jaime y Francisco Magén), viviendas de VPO en Salou (Toní Gironés) y en el Campus de Bellaterra en Barcelona (Eduardo Brú) y viviendas en Caramoñina y Poaderne de Víctor López y Calos Quintáns, respectivamente.
Fuente:http://www.eldiariomontanes.es
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