martes, 22 de noviembre de 2011

La arquitectura más popular

No existe ningún catálogo que recoja los elementos tangibles y materiales que conforman el patrimonio etnográfico asturiano. Y contar con él es uno de los objetivos que se marca para este mandato la Consejería de Cultura, que apuesta sin tapujos por recuperar toda la riqueza de la arquitectura más popular.
image
Los emblemas de Asturias en este aspecto son el hórreo y la panera. A principios de los años setenta, cuando ambas construcciones fueron protegidas por su valor patrimonial, se hizo el único inventario que hasta la fecha se conoce. Entonces, se cifró en unas 15.000 las construcciones que adornaban pueblos y, también, ciudades. Hoy en día es una incógnita la cifra. Sí se sabe que, pese a la protección de la que gozan, muchos han desaparecido o se encuentran en un estado de abandono.
Esa es la realidad de unas construcciones que son emblema de Asturias y que tienen mucha más historia tras de sí de lo que mucha gente cree. Hay hoy en día más de un centenar de hórreos del siglo XVI en pie. Muchos de ellos, en la zona de Villaviciosa, Piloña y Cabranes. Existen, igualmente, un buen número de paneras ya de un siglo después, el XVII, y son destacadas las denominadas de estilo Carreño, que abundan también en Gozón, Avilés o Castrillón, y las del siglo XVIII, ya con decoraciones mucho más barrocas. Porque no hay un solo hórreo. Hay muchos. Y su estética también cambió con los tiempos. No su función y su diseño con dos espacios absolutamente útiles, el superior y el inferior. Dicen los expertos que, pese al progreso, si estas construcciones han sobrevivido es porque siguen teniendo un diseño perfecto que las convierte en inmuebles baratos y funcionales.
Claro que el patrimonio etnográfico va más allá de esas dos piezas por antonomasia. Y tienen un papel destacado las construcciones de cubierta vegetal, como los famosos teitos. Los que adornan la Pornacal, en el Parque Natural de Somiedo, son absolutamente únicos y causan sorpresa y admiración entre los etnógrafos europeos. Hay más brañas y más edificaciones de este tipo, que si se conservan es igualmente por su adaptación al territorio y a las necesidades ganaderas.
Hórreos y paneras tienen siglos de historia. Otras edificaciones no son tan longevas. Es el caso de fuentes y lavaderos. Difícil saber cuántas existen, pero a la espera de que se elabore el catálogo de patrimonio del Principado, todos estos elementos están protegidos. Si bien no existe ese inventario, sí que, tanto en el caso de lavaderos y fuentes como de hórreos y paneras, sí se han hecho catálogos de índole local en diferentes concejos de Asturias. Existen pues visiones locales pero no globales. El caso es que esos lavaderos no llegaron hasta más tarde. El río fue el lugar en el que las mujeres lavaban antes del XVIII, así que no fue hasta entonces cuando surgieron los primeros lavaderos, aunque la mayor parte de los que se conservan en Asturias corresponden a la segunda mitad del siglo XIX y muchos de ellos fueron costeados por indianos de vuelta a Asturias. Estos enclaves, al contrario que los hórreos, ya no son útiles, así que su conservación es siempre más complicada.
A todo lo dicho se añaden los molinos, las ferrerías, los llagares, las casas comunes y corrientes de cualquier pueblo, los mazos, los batanes. Para ello promete más protección el nuevo Gobierno, que ha puesto en manos de todo un experto en la materia la Dirección General de Patrimonio Cultural. Juaco López, hasta ahora director del Museo del Pueblo de Asturias, dejó claro el pasado miércoles en Gijón que todo el patrimonio tiene el mismo valor. Y que tanta atención merece el Prerrománico como el patrimonio etnográfico. Dijo también entonces que la Ley de Patrimonio Cultural aprobada en 2001 no se aplica lo suficiente. Esa ley vela por la conservación de todas esas construcciones, pero también por todo lo que no tiene forma material. Hay otro patrimonio etnográfico que es el intangible, que son las historias que van pasando de padres a hijos por tradición oral, que también tiene que encontrar su hueco en los archivos. Hay muchas voces que grabar y muchas palabras que escribir para conservar el pasado.
Fuente:http://www.elcomercio.es

No hay comentarios: