viernes, 11 de noviembre de 2011

La nueva arquitectura de lo más funcional

En los últimos tiempos la arquitectura abre paso a nuevas tendencias, a la vanguardia de la estética, pero también del diseño y de la sostenibilidad. Unas podrían catalogarse como innovación tecnológica volcada en los edificios, convirtiéndolos en un polo de modernismo y eficiencia energética, y otras como innovación puramente arquitectónica basada en un nuevo concepto de construcción, integrada en el paisaje al que cede protagonismo.
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En ambas vertientes Castilla y León despunta. Y en esta última lo hace con edificios imponentes y, por difícil que parezca, discretos a la vez. Majestuosos en sus dimensiones, pero tan respetuosos con el entorno que lo convierten en parte de su estructura y logran un efecto óptico inusual: uno se encuentra ante un conglomerado de piedra que desafía a las percepciones, pero no tiene la sensación de distorsión.
Los arquitectos han demostrado que estos espectaculares diseños no están reñidos con el medio ambiente mientras que los organismos públicos quieren contribuir a esta arquitectura ubicando sus sedes en modernos edificios sostenibles, funcionales y estéticamente adaptados.
Ejemplos de ello son el Instituto de Neurociencias de Castilla y León (Incyl) o el Centro Hispano Luso de Recursos Agrarios (Ciale), ambos en Salamanca; la sede del Ente Regional de la Energía (Eren) de León o el Centro de Recursos Ambientales de la Junta, en Valladolid. Pero museos, plazas o, incluso, residencias de la tercera edad deslumbran con sus diseños.
Integración en el paisaje
Abrazado al paisaje, el Instituto de Neurociencias de Salamanca (Incyl) tiene dos partes diferentes y unidas. Un edificio acristalado reposa sobre una parte inferior dedicada a laboratorios –que requieren mejores condiciones ambientales– cubierta sobre un manto verde, de especies autóctonas, que "permite respirar a todo ese área", explica Pablo Nuñez, arquitecto junto con Juan Vicente de este significativo inmueble.
La cubierta ajardinada hace que el edificio "gane en capacidad de interacción con el entorno y en eliminación de CO2". 5.000 metros útiles caracterizados por grandes espacios abiertos, amplias cristaleras y una cubierta ajardinada para alcanzar un carácter más sostenible que, al mismo tiempo, guarda cierta similitud con el terreno donde se ubica, buscando esa mimetización con el entorno. Las plantas retienen la humedad y la expulsan mejorando la ventilación y el exterior del edificio es una lámina acristalada transparente, que incluye una lámina de fibra de vidrio exterior que intenta asemejarse al tejido neuronal, mientras que sirve para difuminar la luz interior.
El edificio respira
Comparte la misma autoría, ciudad e idéntica intención. El Centro Hispano Luso de Recursos Agrarios (Ciale) también destaca por el guiño al medio ambiente, su sostenibilidad y singular diseño.
Se trata de varios módulos protegidos en la parte superior por una "alfombra natural" que los 'camufla' al ojo humano. Una cubierta verde que sirve de protección para aislar térmicamente al edificio. "Es transpirable, resuelve los aspectos de impermeabilidad, puede captar agua y requiere un mantenimiento mínimo", expone Nuñez, quien explica que "el futuro pasa porque la arquitectura tenga menos presencia y sea el paisaje el que ocupe las ciudades".
Bioclimático y autónomo
El edificio que alberga el Ente Regional de la Energía de Castilla y León (Eren), en León, es una representación palpable de la aplicación del cóctel de tecnología y energías renovables. Además de paneles solares, posee microgeneración, absorción, techo frío, fotovoltaica, controles domotizados, acumulación de agua y también otros conceptos de arquitectura bioclimática que reducen la factura hasta un 50% sobre lo convencional.
Su diseño arquitectónico, a cargo de Belén Martín Granizo y Daniel Díaz Font, pasa por forjados continuos de hormigón que aportan alta inercia térmica actuando como acumuladores de calor. En la fachada este, sur y oeste dos paredes de vidrio forman una gran cámara donde en invierno la radiación calienta gratuitamente el aire de ventilación y en verano el aire circula por convección hacia el exterior; y la fachada norte está construida con materiales de bajos coeficientes de transmisión de calor y ventanas embebidas para evitar las pérdidas por infiltración. Cuenta con varios sistemas de producción de calor, frío y electricidad. En este último aspecto, dispone de luminarias dotadas de sistema óptico de control, lámparas de alto rendimiento y control de presencia.
Epicentro sostenible
Un espacio muy especial. El Centro de Recursos Ambientales es, junto al Parque Ambiental, una de las partes que integra el Complejo PRAE (Propuestas Ambientales Educativas), ubicado en Valladolid y uno de los espacios más comprometidos con el medio ambiente.El lugar, sede de la fundación Patrimonio Natural de la Junta, fue diseñado por Julio y Alberto Grijalba y abrió en 2009.
El antiguo Centro de Interpretación de la Naturaleza fue desmontado manualmente y gran parte de sus materiales se aprovecharon para construir el PRAE. Desde fuera, se observa un prisma rectangular acristalado que no es la única planta del edificio, ya que se sostiene sobre una base semienterrada, donde se encuentra la entrada. De este modo, el impacto ambiental es mínimo. La construcción utiliza fibra de celulosa como aislante, vital para ahorrar energía junto al suelo radiante-refrescante que utiliza la energía solar térmica. Este edificio bioclimático cuenta también con una bomba de calor, una máquina de absorción y una caldera de biomasa, junto con una iluminación led de bajo consumo con regulador automático.
El aparcamiento es un 'jardín botánico' de especies autóctonas y los coches permanecen a la sombra bajo pérgolas que son placas solares. Un sistema de drenaje capta el agua de la lluvia, que posteriormente se reutiliza.
Aislante y camuflado
La innovación no es necesariamente proporcional al tamaño del inmueble. En la localidad zamorana de Camarzana de Tera, la residencia de la tercera edad no es un edificio al uso. Es más, rompe con las viviendas de la zona, las supera en dimensiones y, sin embargo, desde una vista aérea ese edificio, diseñado por Javier de Antón, sería invisible, parecería una huerta, como las de la zona. Y es que su cubierta toma forma y fondo de este tipo de cultivo. Esta trama vegetal aporta mayores cualidades aislantes, se incorpora mejor al terreno y es más perdurable e impermeable.
Tecnología futurista
La vallisoletana Plaza del Milenio, inaugurada hace dos meses y resultado del trabajo de cuatro equipos de arquitectos, supone un nuevo modelo de urbanismo. En el centro de la ciudad y con un llamativo diseño, incorpora hasta el más mínimo detalle tecnológico. Emisiones cero, paredes que refrigeran, suelos que 'piensan', iluminación que no consume, jardines verticales y un vistoso edificio en forma de iglú gigante.
Luces sin sombras
No todas las innovaciones son recientes. Otras supusieron un gran impacto en su momento. Es el caso del Museo de Bellas Artes de Zamora, del despacho Tuñón y Mansilla. La actuación varios años atrás sobre un edificio antiguo quiso romper con lo establecido. En el centro de lo ya existente, como 'caído' del cielo, se construyó una especie de cubo transparente que capta la luz desde todos los ángulos "con ausencia de sombras" que proyecta "serenidad sobre lo expuesto en el interior". "Ahora es algo lógico, pero entonces fuimos de los primeros en mostrar que lo importante no es lo que tú construyes, sino el espacio que dejas entre las cosas que construyes", asegura Luis Mansilla.
Fuente:http://www.elmundo.es

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