miércoles, 9 de noviembre de 2011

La Sagrada Familia, entre el turismo y la arquitectura

La parroquia ha aumentado un 20% el número de visitas desde el pasado 7 de noviembre, fecha en la que recibió al Papa Benedicto XVI. La Sagrada Familia recibió el año pasado 2.317.348 de turistas, consolidándose así como uno de los principales equipamientos turísticos de la capital catalana y España, junto con la Alhambra de Granada.
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Visitas
Esta cifra de visitantes generó unos ingresos aproximados de 29 millones de euros en 2010, calculando la venta de entradas, concretamente la normal, que cuesta 12,50 euros y es la más solicitada. Este año el incremento de visitas a la obra maestra de Gaudí repercutirá en la caja de la fundación, ya que sólo de la venta en taquilla se calcula que podría alcanzar los 35 millones de euros. “Esto nos permite obtener los recursos para seguir construyendo”, apunta el presidente de la entidad. No se puede comparar la repercusión de la Casa Museo de Antoni Gaudí con la Sagrada Familia, dice Rigol. El equipamiento, ubicado en el Park Güell de Barcelona, recibió el pasado año a 412.000 turistas.
La fundación se financia en un 80% con la venta de entradas, y un 15% por las compras de los turistas en la tienda del templo, mientras que el 5% restante proviene de las donaciones de personas anónimas, que legan su testamento o hacen alguna aportación a la entidad.“La potente atracción y personalidad turística” del edificio tiene un importante efecto rebote en Barcelona, al convertirse en “motor económico de la ciudad”, explica.
Las cuatro caras
La atracción que causa la Sagrada Familia a su alrededor como monumento de “alta cultura accesible a todo el mundo”, según Rigol, se explica porque goza de cuatro vertientes. Por un lado, el arquitecto la construyó pensando en “un punto de encuentro entre creyentes”; por otro lado, se caracteriza por una “gran belleza artística”, apunta Rigol, aunque destaca por su “innovación arquitectónica” que “rompe con todos los moldes del momento”; y que se ha convertido en un “punto de atracción turística” para Barcelona, Catalunya y España. El inconveniente del turismo son las quejas que ha provocado en el vecindario. Rigol dice entender al colectivo pero cree que se trata de un “problema municipal”. La entidad está dispuesta a mejorar la situación si el Ayuntamiento propone alguna medida.
Obra inacabada
Ochenta y cinco años después de la muerte de Gaudí, el templo no está terminado. Los arquitectos se atreven a fijar una fecha de finalización, pero Rigol calcula que aún quedan entre quince y veinte años para que finalice sus obras. Al estar el interior ya rehabilitado, “podemos combinar el turismo y la construcción –dice Rigol–, ya que cualquier aportación se destina a acabar la construcción”.
Fuente:http://www.expansion.com

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