martes, 6 de diciembre de 2011

El 'making of' de la iglesia de Moneo

«Hace falta mucha obstinación y resistencia para terminar una obra y demostrar a los demás, y a uno mismo, que las ideas que tenías en la cabeza funcionan en la realidad». Lo decía ayer Rafael Moneo a propósito de su iglesia construida en el barrio donostiarra de Riberas de Loiola. El arquitecto navarro está feliz porque ese edificio tiene ya vida propia, «tomado» por los vecinos. Y cuenta con alegría el número de bodas, bautizos y comuniones que se han celebrado en la iglesia desde su inauguración, el pasado mayo.
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Moneo buscó conceptos como simplicidad, pureza, recogimiento o escala humana al idear ese proyecto encargado por la diócesis donostiarra. Todo el proceso necesario para construir la iglesia queda ahora reflejado en la exposición inaugurada ayer en Museum Cemento Rezola, en Añorga, que permanecerá abierta hasta el 15 de enero. Maquetas, planos y textos permiten descifrar el 'making of' de ese tercer proyecto que lleva la firma de Moneo en San Sebastián, tras el Edificio Urumea y el auditorio Kursaal.
Una lección de arquitectura
Fue una inauguración alejada de los formalismos y convertida en una lección de arquitectura gracias al espíritu de este creador poco amigo de los convencionalismos. Los responsables de la empresa Rezola, que ha tenido un papel fundamental en la construcción del templo, ejercieron de anfitriones para Rafael Moneo, los promotores del barrio de Riberas que han colaborado en la financiación de la iglesia y numerosos arquitectos guipuzcoanos también estuvieron allí.
Y ahí estaban también el alcalde de San Sebastián, Juan Karlos Izagirre, con ediles del Ayuntamiento como Eneko Goia o José Luis Arrúe. Todos ellos escucharon cómo Moneo fue contando el proceso de creación del edificio apoyado por diferentes imágenes. Al final el propio alcalde mostró su entusiasmo por lo escuchado. «He aprendido mucho y a partir de ahora veré ese edificio con otros ojos».
El arquitecto no evitó referirse al aspecto más polémico del edificio: el hecho de que en breve (a primeros de diciembre) vaya a inaugurarse bajo la casa parroquial un supermercado de la firma Superamara. Moneo recordó que fue Imanol Goikoetxea, directivo de una de las empresas constructoras de Riberas que ha colaborado en la financiación, quien tuvo la idea de utilizar el espacio que quedaba en los sótanos del edificio, «fuera de la zona consagrada», para acoger un espacio comercial «en una operación imaginativa que permitía terminar de financiar la construcción de la iglesia».
«El templo no se mezclará con los mercaderes», ironizó Moneo a propósito de la cita bíblica. «El supermercado y el aparcamiento añadido con ochenta plazas aprovecha un sótano que quedaba libre en la construcción. Su entrada será completamente independiente. Y refuerza el carácter de la iglesia como punto de encuentro dentro del barrio y en la relación de la zona de Riberas con la ciudad».
Según fuentes consultadas por este periódico, el supermercado terminará sus obras en noviembre y podría inaugurarse en diciembre, antes de la campaña comercial de Navidad.
Cemento descontaminante
La exposición es uno de los platos fuertes del décimo aniversario del Museum Cemento Rezola. En estos diez años se han celebrado treinta exposiciones temporales con un total de 76.000 visitantes. «El objetivo ahora es acercar aún más el museo a la ciudad», explicó José María Echarri, presidente de honor y portavoz de la empresa FYM-Cementos Rezola, que promueve el museo.
Echarri recordó la participación de su firma en la construcción de la iglesia con un cemento especial, «blanco, autolimpiante y descontaminante», que da a la obra un carácter único en Gipuzkoa. La cementera ha cubierto 10.500 metros cuadrados de fachada interior y exterior de la parroquia con ese cemento que no necesita limpieza y mantiene el 'blanco pureza' que tanto persiguió Moneo.
El arquitecto fue contando cómo afrontó esta obra, precisamente después de haber terminado la catedral de Los Ángeles. «Aquella obra la realicé en circunstancias difíciles porque su obispo era un hombre 'imperioso' para bien y para mal», siguió Moneo con su fina ironía. Así que cuando afrontó el proyecto de Riberas de Loiola se encontró en unas condiciones más cómodas, «por la bondad y la apertura de miras del párroco, Jesús Mari Zabaleta, y el reto de levantar una iglesia en un barrio con una finalidad más allá de la religiosa: se trataba de hacer un punto de encuentro con la ciudad y un espacio social enriquecido por el parque adyacente».
Moneo quiso «una iglesia modesta en los materiales pero generosa en los espacios», donde la luz fuera protagonista. El techo está presidido por una cruz irregular que da carácter humano al concepto del edificio. No es la cruz ocotogonal de los tiempos de la fe sin fisuras de la Edad Media «sino una fe más humana y contemporánea». Esa dimensión, alejada de la visión más «áspera» de la religión, se da hasta en la llamada 'capilla de la reconciliación', un espacio de encuentro que sustituye a los confesionarios, bajo un cuadro en tonos azules de Prudencio Irazabal.
«Es una iglesia donde pueden desarrollarse los ritos compartidos de la religión, esos hitos como los bautizos, las bodas o el último adiós, y el recogimiento íntimo y en soledad donde uno puede encontrarse consigo mismo, incluso más allá de sus creencias», explicó Moneo.
El párroco Jesús Mari Zabaleta, 'coautor intelectual' del proceso, acompañó en todo momento al arquitecto e incluso tuvo que contestar a alguna pregunta sobre las supuestas humedades aparecidas en alguna zona de la iglesia. «Son sólo pequeños problemas en vías de solución», repuso el párroco.
La muestra, titulada 'Moneo -Parroquia de Riberas de Loyola, Iesu', permanecerá abierta hasta el 15 de enero de 2012.
Fuente:http://www.diariovasco.com/

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