miércoles, 7 de diciembre de 2011

"Las humanizaciones son valiosas porque la ciudad debe ser para los ciudadanos"

A. RUBINOS Arquitecto, sociólogo, urbanista y profesor en la Universidad Politécnica de Madrid. Es José María Ezquiaga, Premio Nacional de Urbanismo en 2005 y autor del plan de regeneración urbana para el centro de Madrid, que participó ayer en Vigo en el foro "Transformaciones urbanas sostenibles" organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo y que acogió la Fundación Barrié.
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–¿Cómo definiría la arquitectura contemporánea?
–Debe ser sensible a tres cualidades. Primero, a las necesidades de la gente; en segundo lugar, a la historia y al contexto del lugar donde está ubicada, para lo que se necesitan arquitectos modestos capaces de entender que su arquitectura se acumula a otras. Y por último, debe ser sensible al medio ambiente.
–¿Son positivas humanizaciones como las de Vigo?
–Partiendo de que no conozco en profundidad el proyecto vigués, el concepto me parece valioso e interesante porque responde al principio de que la ciudad debe ser para los ciudadanos.
–¿Cómo tiene que ser el crecimiento de una ciudad?
–Pausado, sin saltos, sin dejar vacíos ni lugares abandonados, desde un centro con vitalidad y con barrios equilibrados donde se pueda acceder a los servicios cotidianos andando no más de quince minutos y a los grandes servicios en autobús o metro. El coche debe ser un elemento complementario.
–¿Se debe eliminar totalmente el tráfico rodado de los centros urbanos?
–Cada ciudad exige un tratamiento diferente. Yo no soy partidario de la exclusión radical del automóvil y así lo hicimos en Madrid. Si queremos una ciudad viva debemos permitir el paso de ambulancias, de camiones de carga y descarga o de mudanzas. Pero sí se puede evitar que todas las calles tengan tráfico de paso y establecer otras solo para residentes siempre con pruebas previas y sin gastar mucho dinero. Llega con colocar una señal y un cono y si hay satisfacción vecinal, convertir entonces esa medida en estable.
–En Vigo hay una apuesta por recuperar el Casco Vello. ¿Es importante regenerar estas zonas?
–En la ciudad contemporánea la tendencia es al crecimiento sin límites hacia el exterior y, en consecuencia, los cascos antiguos se pierden y eso es terrible. Por eso apoyo todas las políticas de rejuvenecer y revitalizar las zonas históricas pero con flexibilidad. Se debe ser valiente, incorporar nuevas funciones y usos, sin rigideces. La mejor protección del patrimonio es que tenga vida. Yo siempre digo que una zona donde hay niños y pequeño comercio está viva.
–¿Qué papel juega el paisaje en esta arquitectura sostenible?
–Una de las estrategias más interesantes en la ciudad contemporánea es renaturalizarla. Durante mucho tiempo, arquitectura y verde eran conceptos opuestos. Ahora es imprescindible reconciliarlos y crear corredores verdes que conecten los parques y convertirlos en parte de una infraestructura verde al igual que hay infraestructuras sanitarias o viales. Y en eso, las ciudades gallegas parten de una situación de privilegio porque es posible encontrar una huerta en medio de manzanas de edificios, algo que están recuperando urbes como Nueva York.
–Todo lo contrario a la voracidad urbanística de los últimos años que acabó explotando.
–El mercado convirtió la arquitectura en una mercancía y no respondía a las necesidades de la gente. La solución, ahora, pasa por repensar lo que no está hecho y darle uso a lo ya construido. Yo soy optimista y creo que se va a producir poco a poco un ajuste entre la oferta y la demanda. No vamos a estar en crisis eterna.
Fuente:http://www.farodevigo.es

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