Hoy en día hemos asumido que nos dirigimos hacia un mundo cada vez más globalizado. Las mejoras de las infraestructuras, de los medios de transporte, el desarrollo e implantación de las nuevas tecnologías de la información y comunicación y la coordinación de las políticas internacionales de los países han sido elementos clave para favorecer esta globalización.
Este proceso es gradual pero imparable y nos lleva a afrontar constantemente serias transformaciones sociales, económicas y políticas, unas veces conscientemente y otras forzadas por el entorno en el que vivimos. Además, estamos acostumbrados a ver cómo fenómenos ambientales, económicos, sociales o políticos de un país tienen un efecto inmediato en numerosas economías, algunas alejadas físicamente. De esta forma, nos vamos enfrentando a una unificación de mercados, sociedades y culturas; a una homogeneización del mundo.
Un mundo que actualmente tiene 7.000 millones de habitantes que no están homogéneamente repartidos. Ciudades como Tokio, Ciudad de México, Nueva York o Bombay concentran más habitantes que algunos países. En los últimos 70 años, el proceso de urbanización ha sido un fenómeno imparable. De forma que el mundo actual es esencialmente urbano, en el que las ciudades son cada vez más grandes.
Este proceso de urbanización ha ido de la mano de la industrialización y de un crecimiento sostenido y duradero, de forma que los tres hechos económicos se determinan y causan de forma más o menos simultánea. Las ciudades se han convertido en protagonistas de los procesos de crecimiento económico y de generación de renta y riqueza, pero también en consumidoras de recursos cada vez más escasos.
Uno de ellos es el energético. El 80% de la energía que consumimos procede de unos combustibles fósiles que se van agotando. Surge así la necesidad de buscar alternativas y de diseñar ciudades más eficientes. No solo eso, Europa se ha propuesto para el 2020, reducir en un 20% nuestras necesidades energéticas y fomentar el desarrollo de las energías renovables. La tendencia es hacia el diseño e implantación de ciudades inteligentes, mucho más adaptadas al ciudadano. Para ello, se necesitan ciudades más compactas con redes e infraestructuras inteligentes que sean capaces de optimizar el uso de los recursos como el agua, la energía y materiales en general; que minimicen el impacto medioambiental a través de la generación de energías limpias y la reducción de residuos; que potencien transportes más eficientes y limpios, ágiles, útiles, cómodos y que permitan modelos de gestión sostenible. Ofrecer al ciudadano una ciudad mejor, con mayores servicios y adaptada al entorno global.
SON LAS CIUDADES del futuro, o quizás ya empiezan a ser las del presente, gracias a las potentes herramientas de almacenamiento, gestión y transmisión de la información que se han desarrollado en las últimas décadas. También gracias a la globalización. En el ámbito de la energía, por ejemplo, se ha puesto de manifiesto el interés internacional por ir sustituyendo las que dependen de recursos limitados por otras menos dependientes, más limpias, que permitan luchar frente al cambio climático para reconciliarnos con el medio ambiente.
La importancia de ser responsables es incuestionable y se están aunando esfuerzos de forma global. Pero, los grandes avances se hacen a través de pequeños pasos y las ciudades, en este tema, vuelven a tener un protagonismo clave. Así, Europa está reconociendo el esfuerzo que hacen aquellas autoridades locales por ser ciudad verde mediante un programa anual que se inició en 2010. Recientemente Zaragoza ha anunciado su candidatura para el 2014. En definitiva, estamos en un mundo global pero mayoritariamente vivimos en ciudades. Aunemos esfuerzos para hacer posible que las ciudades sean eficientes, limpias y sostenibles.
Estos temas van a ser objeto de estudio y debate en las III Jornadas: Ciudad, Energías Renovables y Eficiencia Energética que tendrán lugar el martes en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza y que se organizan desde la Cátedra Brial-Enática de Energías Renovables.
Fuente:http://www.elperiodicodearagon.com
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