martes, 10 de enero de 2012

La calle como lienzo

La página de hoy es un homenaje a los jóvenes artistas de murales urbanos que nos regalan sus obras, generosas y libres, contribuyendo a transformar espacios de la ciudad que han quedado olvidados, aislados o marginados del proceso general de configuración del paisaje urbano. Los muralistas urbanos aportan su imaginación y creatividad para revitalizar la condición pública de un espacio urbano cada vez más amenazado por el mercado y el consumo. Un aspecto que quisiera subrayar en esta breve introducción es el de como estos jóvenes artistas se relacionan entre ellos, constituyendo una verdadera comunidad en torno a un interés común: hacer que la ciudad esté más viva. José Ramón Navarro Vera
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En 2008 recibimos un encargo para la realización de varios murales en los garajes subterráneos de un edificio de viviendas en San Vicente del Raspeig, que nos da la posibilidad de transformar un espacio estéticamente olvidado con una actuación que se extiende cromáticamente a la totalidad del espacio subterráneo. En 2011, un trabajo de similares características en Onil, en una superficie mayor, aumentando también la complejidad del planteamiento. Actualmente estamos trabajando en la fachada de la asociación cultural Artesonada en Murcia.
Ambos formamos parte del grupo artístico transnacional Fare Ala, creado en Palermo en noviembre del 2009, cuyo objetivo es el enriquecimiento personal y colectivo y el desarrollo de creaciones que nunca podrían llevarse a cabo de manera individual, en el que actualmente trabajan 34 personas desde Alicante, Palermo, Murcia, Sevilla, Venecia, Roma, Londres y Floripa (Brasil).
El logo del grupo (símbolo y declaración de intenciones: dos manos sucias, quizá de distintas personas, entrelazadas figurando unas alas) alude a la inclinación del colectivo por el trabajo manual, la creación de piezas tangibles y visibles en el espacio "real", lo cual no impide una utilización continua de la tecnología tanto en la comunicación entre los miembros como en la realización de proyectos audiovisuales o performance.
Desde el principio, el arte urbano es uno de nuestros intereses comunes y es en este medio, en la calle, donde el trabajo en grupo multiplica las posibilidades. Miramos la calle no como un espacio expositivo más, sino como el más amplio y estimulante, desde el que poder llegar a toda la gente.
Hacer es lo importante. La experiencia es el objetivo, y buscamos que los resultados sean un reflejo del momento creativo, aún cuando este se dilata en el tiempo y los que participan lo hagan desde distintos lugares, por eso muchas veces las piezas que pegamos por la calle están hechas a mano y son únicas. El aumento de la incertidumbre (¿quién las verá? ¿cuanto durarán?) es un estímulo añadido.
Algunas de las mejores experiencias las hemos tenido en festivales de arte urbano, donde nuestras participaciones se componen de dos caras, la "oficial", que se propone convenientemente a la organización, razonando los porqués y los cómos, y la "cara b", que, en ocasiones partiendo de una mínima planificación y otras veces de manera totalmente improvisada, se desarrolla espontáneamente y conforma un rastro en la ciudad a partir de la atmósfera creativa generada durante el evento.
Hablando de casos concretos y de murales en la ciudad:
En MuchoMásMayo 2011 (Cartagena), en colaboración con la Asociación Basurama y el Colectivo Aver, el proyecto Espacios Disponibles proponía leer y escribir (en) la ciudad de manera participativa. A la deriva, compartíamos cultura como hicimos en San Javier, mientras que los que nos acompañaban fotografiaban mensajes (publicitarios, informativos o directamente escritos a mano sobre las paredes). Estas fotografías se proyectaron sobre las medianeras que delimitaban un solar reconvertido en un centro de oración mulmán, junto con vídeos y textos escritos directamente sobre la pared (con luz), y lecturas e improvisaciones a través de un megáfono.
La creación de una Pizarra Urbana es algo relativamente común. Las particularidades de la nuestra fueron, por un lado, el tamaño, una tapia de 40 metros de longitud en esquina que cerraba un solar, por otro, el lugar, dentro del Casco Antiguo; pero lo más importante fue que la pizarra se convirtió en el espacio central durante los tres días que duró el festival, un punto de encuentro tanto para nosotros, que establecimos nuestro espacio de trabajo junto a la pizarra, como para la gente del barrio y el público del festival. Desde la pizarra, fuimos desarrollando la "cara b", ocupando espontáneamente los espacios disponibles que había alrededor con el material impreso que llevamos preparado y con las piezas que creábamos in situ. A esta "cara b" corresponde la intervención en la fachada del Cine Central (en la foto). Una multiplicación de variaciones sobre el logotipo, intercalando fotocopias de las manos de cada uno de los componentes, formando una composición que recorre, ocupa y señala un espacio emblemático vacío.
El pasado octubre, en el Palermo Hip Hop Dayz, durante una semana, hicimos 14 intervenciones a través de técnicas y medios muy diversos (la re-creación de la Nuova Via della Santuzza que contiene 11 collage de gran formato, la remodelación de una imagen devastada de la patrona Santa Rosalía, La Nave de los Locos y una escultura hiperrealista a tamaño natural; graffiti sobre paredes de 7 metros de altura en colaboración con otros colectivos; reparto de propaganda estrafalaria; megafonía popular, y géneros clásicos del arte urbano), conectando los espacios propuestos con el resto de la ciudad, incorporando y reelaborando material tanto gráfico como conceptual proporcionado desde los núcleos de Alicante y Murcia.
Fuente:http://www.diarioinformacion.com

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