Angel Luis Tendero Martín (Madrid 1974) es arquitecto. Hace un año apenas lo conocíamos unos pocos. Ahora, el perfil de su estudio ALT Arquitectura + Obra, ya ha alcanzado los 350.000 seguidores en Facebook, superando al célebre Oscar Niemeyer. De esta forma se convierte en el estudio de arquitectura con más "likes" del mundo, el número uno mundial, el número uno en Facebook.
Ahora le felicitarán muchos, y posiblemente lo entrevisten de nuevo para El Mundo, o en RNE, aunque quizá le dediquen algo más de los siete cortos minutos de hace un mes, en que me dio la impresión que Juan Ramón Lucas lo abordaba más como una curiosidad intranscendente que como lo que en sí implica: Hay 300.000 personas, la mayoría arquitectos, no sólo en España sino principalmente en otros países (países dinámicos, a los que ya no miramos por encima del hombro sino con una cierta envidia), que leen sus posts, que los comentan y que reciben respuestas a sus comentarios. Y más de tres millones de visitantes por semana en su página.
Y le preguntarán de nuevo porqué tantos seguidores y cómo lo ha conseguido. Y alguien se preguntará porqué escribo sobre ALT en una crónica que se supone versa sobre Rumanía. No sé qué contestará ALT a las preguntas que le harán, si bien me lo imagino. Yo daré en cualquier caso mis respuestas.
Los seguidores de un arquitecto son principalmente arquitectos y entre los de ALT hay muchos estudiantes de arquitectura. Estos están vivos, abiertos a nuevas ideas, a propuestas, a explicaciones y diálogo; el título no los ha envanecido, no miran aún el trabajo de nadie desde la autosuficiencia de un diploma sino desde la humildad de quien quiere llegar. Y ALT es un modelo. Lo es porque en un momento en que la arquitectura en España está en una profunda crisis un arquitecto español se coloca a velocidad de vértigo en el número uno mundial, título que mantendrá por mucho tiempo. Porque su obra ha ocupado en 2011 la portada de las mejores revistas de arquitectura mundial, sin ser extravagante, sin ser cara, sino siendo única, hermosa, integrada en el entorno o llamativamente distinta.
Angel Luis Tendero es para 300.000 un modelo de respeto. Lo es porque respeta su profesión, la arquitectura, respeta a sus clientes y respeta a sus seguidores. Y este respeto se palpa en Facebook, cuando comenta los detalles constructivos de su obra, los pasos foto a foto, el porqué de un material o de otro, de una textura, de un color, de una perspectiva, de la solución a un problema. Y no se limita a la suyo. Escribirá igualmente sobre la obra de otros cuando algo le gusta o lo encuentra brillante u original tanto si es moderno como antiguo. Y esto atrae al seguidor y lo fideliza. ¿Y cómo se valora este éxito? Quizá baste ver cómo un post sobre un recubrimiento de corcho proyectado, fabricado por una empresa sevillana, suma más de 500 "likes" en pocas horas y un buen número de comentarios con preguntas sobre dónde comprar ese producto en varios países latinoamericanos. Quizá 300.000 seguidores sean un activo serio y puedan despertar el interés de empresas que quieren exportar. Al menos así lo parece haber entendido un fabricante de muebles italiano que ya le ha contactado, interesado en ese potencial. Los italianos, siempre tan listos, ven el negocio mucho antes que nosotros.
Conozco a Ángel Luis Tendero desde el 2007. Justo acababa de crear mi consultora en Rumanía y, evidentemente, los primeros proyectos que me llegaron fueron inmobiliarios. Me lo presentaron como un arquitecto brillante, independiente desde hacía poco tras años en una de esas grandes empresas del sector de la construcción. Y empezamos a trabajar en algunos primeros proyectos para Timisoara, proyectos que no llegamos a construir y que están a la espera de que la crisis pase y los permita. Pero una cosa llevó a otra y su presencia en la ciudad ha sido frecuente en los últimos años. Es así que el 8 de mayo, en el marco de una semana de eventos culturales que realizo por medio de mi empresa, inauguraremos una muestra sobre su obra en la sala de exposiciones más importante de la ciudad. Posteriormente, el 9, dará una conferencia en la universidad (como las que ya ha dado en México e Italia, invitado por las propias universidades) y el 10 participará en varios talleres de arquitectura.
Y en medio de todo esto presentaremos, en detalle, nuestro último proyecto. Todo empezó a finales de 2010, cuando le pedí que diseñara un cementerio privado en Mosnita, junto a Timisoara, respaldado por un grupo de empresarios españoles y rumanos a quienes les propuse la inversión.
"– ¿Querrás hacerlo?"
"– Sí, claro, un cementerio es un proyecto raro, único, hay muy pocas oportunidades de que te pidan uno. Miralles, uno de los mejores arquitectos españoles de todos los tiempos, hizo el de Igualada, a mi me encantaría hacer éste".
"– Perfecto, pues diséñalo como quieras, sólo quiero que consideres una idea inicial, de partida: cuando alguien muere su alma sube, va al cielo, y desde allá nos mira, mira al mundo, y a las gentes y a su familia y su antigua casa y su ciudad. Y no mira sola, también Dios mira. Quiero que hagas algo hermoso visto desde el cielo. Quiero algo hermoso, para los ojos de Dios".
Esperamos empezar la obra a mediados de este verano. Cuando esté acabada, antes de que la nieve vuelva, Dios verá esto: http://www.youtube.com/watch?v=aw_tKEIO9dw
Fuente:http://www.lavanguardia.com
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