jueves, 26 de abril de 2012

La casa que alumbró Can Lis a Utzon

Antes que Can Lis y Can Feliz hubo otra casa. Jorn Utzon aún no había conocido Mallorca, y el proyecto de la Ópera de Sidney le llevó a idear una casa en la ciudad australiana a la que pensaba trasladarse con toda su familia. Nunca llegó a construirse. Esas tres viviendas son ahora el eje de la tesis doctoral que el mallorquín Iván de la Fuente desarrollará durante su estancia en Can Lis becado por la Utzon Foundation. Las reflexiones sobre el yo doméstico del arquitecto danés bajo el título La casa y el horizonte.
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El anuncio de la Utzon Foundation le pilló por sorpresa. Su elección como primer integrante de la residencia para artistas de Can Lis le trae de cabeza desde hace días. Una carrera contrarreloj para dejarlo todo atado antes de retirarse durante un mes al refugio de Portopetro. Licenciado en Arquitectura por la Universidad Politécnica de Cataluña, Iván de la Fuente espera dedicar ese tiempo a la tesis doctoral dedicada a Jorn Utzon en la que lleva años enfrascado.
La casa y el horizonte es el título del trabajo en el que el palmesano analizará la faceta doméstica de Utzon. Un estudio en el que, junto a Can Lis y Can Feliz, incluye una vivienda casi desconocida: la que el danés proyectó para él y su familia en Sidney a finales de los 50 durante la construcción de la Ópera. Problemas con la burocracia hicieron que nunca llegara a materializarse. «Pero todos sus ingredientes se encuentran después en las casas de Mallorca», explica a EL MUNDO/ El Día de Baleares.
«Durante toda su carrera Utzon siempre diseñó viviendas, tanto para él mismo como para otros. Y en ese sentido no había diferencias. Estudió lo doméstico y sentó las bases de la arquitectura aditiva», señala el mallorquín. Según explica De la Fuente, diez años antes de la construcción de Can Lis –hacía los años 60-, el arquitecto danés desarrolló un sistema de casa prefabricada en el que establecía los módulos espaciales necesarios y sus medidas para cada una de las actividades en el hogar. «Eran como las reglas de juego de un ajedrez, y le permitían seguir ampliando la construcción cuanto quisiera», añade.
Can Lis, la primera casa que el danés proyectó para su familia y que sí construyó, se convierte en el mejor ejemplo de esta arquitectura por módulos: una zona para el estudio, una zona de vivienda, otra de dormitorio y otra de estar. «Supone el eje de mi trabajo por ser la primera que materializó y que él llegó a habitar. Así que poder trabajar directamente aquí como residente es todo un lujo», apunta el mallorquín.
Pero el pilar del trabajo de Iván de la Fuente es la relación entre estas tres casas y el horizonte. Una conexión con una característica que se repetiría en la arquitectura de Jorn Utzon desde los años 50. «Lo primero que hacía era establecer una plataforma sobre el terreno, algo casi fundacional. Después, la cubierta. Así limitaba la construcción en el plano horizontal, y la casa se proyectaba hacia el horizonte», detalla.
Mapa cronológico
El proyecto del mallorquín presentado a la Utzon Foundation y seleccionado para la residencia incluye un mapa en el que se, cronológicamente, se recogen las once versiones que el danés llegó a realizar para las tres viviendas. Una sucesión de modificaciones en las que también se pueden apreciar las similitudes entre los proyectos. «Tanto que pueden llegar a confundirse», asegura.
«La técnica y el emplazamiento eran los elementos que determinaban las diferencias finales entre las casas», continúa. Y en su estudio sobre la relación con el horizonte interviene, también, el papel que el entorno y el paisaje juegan en la arquitectura del danés. La vivienda proyectada en Sidney se situaba en una colina con una gran pendiente, Can Lis –sobre los acantilados de Porto Petro– se «proyectaba al mar y al cielo», pero Can Feliz –entre los campos cultivados de S’Horta (Felanitx)– es para De la Fuente, la casa «más anclada a Mallorca».
Para el mallorquín, la importancia de las casas mallorquinas en la obra de Utzon es clara. En primer lugar porque Can Lis puede entenderse como «una obra de arte». «Aunque él no la concibió como tal, sino como un refugio desde el que contemplar la naturaleza», remarca. Y, por otro lado, porque entre su diseño y la construcción de Can Feliz pasarían cerca de treinta años en los que el danés estuvo prácticamente centrado en ambas viviendas. «Lo cual demuestra que fueron suficiente para colmar la últim
Fuente:http://www.elmundo.es

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