viernes, 6 de abril de 2012

La resurrección de la arquitectura de barro

La esencia de los palomares, lagares, molinos, colmenares y chozos inspirados en la artesanía del barro más característico de la Tierra de Campos se ha echado a perder con el paso del tiempo. Se derrumba, se va cayendo hasta formar parte de un nuevo paisaje ubicado en una de las zonas más azotadas por la despoblación. Pero ya no más. Porque los ayuntamientos de ocho pueblos del Sequillo (Rioseco, Villagarcía, Tordehumos, Villabrágima, Villanueva de los Caballeros, San Pedro de Latarde, Villanueva de San Mancio y Tamariz de Campos) se han unido en las I Jornadas Culturales Valle del Sequillo 'Arquitectura Popular' con el objetivo de velar por el patrimonio y difundir y poner en valor sus fiestas, cultura y tradiciones.
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Con la presentación del periodista Javier Pérez Andrés, que aseguró ver «con pena» cómo se encuentran los pueblos y el «destrozo» de la imagen del medio rural, cinco de los alcaldes organizadores y un concejal tomaron la palabra en la inauguración para defender el futuro de sus pueblos y coincidir en tener que mirar con un mayor optimismo todo lo que vendrá. «Hay que romper con el pesimismo, las generaciones futuras van a tener mejor el patrimonio que el que hemos recibido nosotros», dijo el alcalde de Rioseco y diputado de Cultura, Artemio Domínguez, quien abogó por cuidar el paisaje que deja el Sequillo a su paso por estos pueblos con medidas como la depuración de sus aguas.
La puesta en valor de los palomares como símbolo de la tierra fue otra de las apuestas de estos alcaldes, quienes reconocieron haber contemplado «verdaderas aberraciones» en su patrimonio. Fue el caso de Víctor Arce, alcalde de Villabrágima, quien puso como ejemplo el arco de entrada al pueblo, que antiguamente se comunicaba con una muralla ya desaparecida.
De esgrimir el significado de la arquitectura y las características de la misma en Tierra de Campos se encargó el antropólogo José Luis Alonso Ponga, que en su ponencia estuvo acompañado por dos arquitectas del Grupo Tierra de la Universidad de Valladolid. Alonso Ponga, estudioso de la zona terracampina, destacó la piedra y el barro de la arquitectura de la zona de Torozos y animó a los allí presentes a empezar a valorar los símbolos propios «y dejar de pensar que lo nuestro no vale tanto como lo de los demás».
Fuente:http://www.elnortedecastilla.es/

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