lunes, 16 de abril de 2012

Un arquitecto con alas

En la Bienal de Arquitectura de Buenos Aires del año pasado, la redacción de este suplemento tuvo el honor de verlo y escucharlo en vivo. Y de quedar impresionados con su obra, con su prestancia, con su enorme sabiduría que trasciende sus palabras y se adivina en las fotografías de sus obras.
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Paul Andreu es, para decirlo de manera simple, casi simplista, “el arquitecto de los aeropuertos”. Trabajó durante casi cuatro décadas en la empresa Aeropuertos de París, haciéndose cargo de todos los proyectos que le fueron encargando, como él mismo resume.
Por ende, suyas son la concepción y dirección técnica de los edificios de los aeropuertos de Orly, Le Bourget y Charles De Gaulle, que le dan la bienvenida a todos los turistas que llegan por aire a la Ciudad Luz.
También diseñó las terminales aéreas de Niza y Burdeos en Francia, mientras que fuera de su país, llevan su firma los aeropuertos de Abu Dhabi, Yakarta, El Cairo, Dar Es Salaam, Shanghai, entre muchos otros.
Pero Andreu es mucho más que “el hombre aeropuerto”, es un creador insaciable, que a pesar de sus dos títulos (arquitectura e ingeniería en prestigiosos institutos técnicos franceses), todavía se considera “en el camino para ser un arquitecto”, como él mismo expresa en su reseña curricular presentada en la Bienal. “Esa es una meta a la que sin duda nunca se llega”, declara, con una humildad y una claridad de ideas admirables.
Abriendo el panorama
Andreu reconoce haber disfrutado mucho diseñando y proyectando los más de sesenta aeropuertos de su creación en sus más de cuarenta años de carrera. Sin embargo, sentía la necesidad de hacer algo distinto, porque como él mismo admite, “no me gusta limitarme y menos aún restringirme a un campo”.
Por eso, en el último tiempo han llegado obras de gran envergadura, como por ejemplo, el Museo Marítimo de Osaka (Japón), en el año 2000; un estadio polideportivo en Guanzhou (China), en el año 2001; un centro de ciencias también en Guanzhou, en el año 2003; y la que él mismo considera su creación mejor lograda: el Gran Teatro Nacional de China, en Pekín, inaugurado en 2007 y que ha pasado a la historia grande de la arquitectura, cumpliendo su objetivo de convertirse en ícono de la ciudad y de una época, como el mismo Teatro de la Ópera de Sydney lo fuera en su momento.
Mientras tanto, Andreu tiene muchos otros proyectos en ebullición por aquí y por allá. Entre las obras actualmente en marcha del también arquitecto del Arco de la Defensa, edificio icónico de París (dejado trunco por su autor inicial) se encuentran un trampolín de esquí en Kazajistán y un teatro de ópera en Jinan (China). Y lejos de querer retirarse, va aún por más...
60 aeropuertos
Y algunos más, son la cantidad de terminales aéreas que ha diseñado el arquitecto francés, entre ellas: los aeropuertos Charles de Gaulle, Orly y Le Bourget, todos en París.
Un artista multifacético
Si pensamos que entre sus obras se encuentran nada menos que el Arco de la Defensa de París, el aeropuerto Charles De Gaulle, un patio de Roland Garros, sesenta aeropuertos, decenas de museos y teatros líricos diseminados por todo el mundo, podríamos creer que a los 74 años, Paul Andreu es un hombre realizado, que bien podría dedicar a pasar sus días cultivando la vid y haciendo vinos en su Burdeos natal.
Pero no, lejos está de eso este “starchitect”. No solo sigue diseñando y regenteando su propio atelier de arquitectura con notables proyectos y concursos en todo el mundo, sino que comenzó a escribir hace diez años, porque como él mismo explicó en ocasión de la Bienal de Arquitectura de Buenos Aires 2011, “escribir era un deseo muy lejano que yo mismo me había negado con el pretexto de que me faltaba tiempo”.
Ahora, que lo tiene, ha publicado nada menos que siete libros: dos obras de reflexión sobre su trabajo en arquitectura y cinco novelas. También confiesa que se deleita dibujando y que, si tuviera todavía la capacidad, “me animaría a estudiar matemáticas otra vez”.
Fuente:http://www.lavoz.com.ar

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