Amenazada con ser derribada, la casa que el arquitecto Frank Lloyd Wright (1867-1959) diseñó para su hijo en la ciudad de Fénix (Arizona, EE UU) ha salido a la venta por 2.379.000 dólares (aproximadamente 1.824.000 euros).
La Fundación Frank Lloyd Wright anunció a principios de octubre el peligro que corría la construcción con una campaña que causó revuelo entre los arquitectos. Con una iniciativa en Internet para evitar que el actual dueño del edificio lo demoliera para reurbanizar el terreno, han parado el proceso y han urgido a la ciudad de Fénix a nombrar la casa monumento histórico.
La respuesta del ayuntamiento se revelará el día siete de noviembre, pero el sí sólo supondría un aplazamiento. Las leyes de Arizona favorecen a la propiedad privada hasta tal punto que sólo se puede paralizar durante tres años la decisión del dueño de derribar un edificio ilustre. Mientras tanto, la fundación confía en encontrar un comprador que decida donar la propiedad para crear un centro educativo, un museo o residencias para estudiantes de arquitectura.
Pasó desapercibido durante décadas
Pionero de la arquitectura orgánica, Wright buscó en sus construcciones la armonía con el paisaje circundante y el respeto hacia la naturaleza. De más de 230 metros cuadrados de planta y con reminiscencias del edificio del museo Guggenheim de Nueva York, la vivienda en espiral de Fénix fue edificada en 1952, en los últimos años de vida del autor. Tiene un techo voladizo, piscina, una casa de invitados, una despensa en el sótano y muebles empotrados realizados en caoba filipina.
La vivienda en espiral tiene reminiscencias del edificio del museo GuggenheimLa discreción de los propietarios —David Samuel Wright y su mujer Gladys— para que su hogar no se convirtiera en un lugar de peregrinaje ha hecho que The David and Gladys Wright House (La casa Wright de David y Gladys) pasara desapercibido durante décadas, incluso para los estudiosos.
El hijo del arquitecto murió en 1997 y su esposa, en 2008. Las nietas, herederas de la finca, se decidieron a venderla a un comprador que prometía arreglar los achaques del tiempo que sufría la casa y habitarla. Permaneció cuatro años cerrada sin que hubiera cambios, hasta que el nuevo dueño tomó la drástica decisión que intenta parar la fundación.
Fuente:http://www.20minutos.es/
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