martes, 12 de febrero de 2013

Cubos en el mar frente al sol

ESTEBAN MERCER "La arquitectura es el juego sabio, correcto y magnífico de los volúmenes reunidos bajo la luz. Nuestros ojos están hechos para ver las formas bajo la luz: las sombras y los claros revelan las formas. Los cubos, los conos, las esferas, los cilindros o las pirámides son las grandes formas primarias que la luz revela bien; la imagen de ellas es clara y tangible, sin ambigüedad. Por esta razón son formas bellas, las más bellas. Todo el mundo está de acuerdo con esto: el niño, el salvaje y el metafísico. Es la condición esencial de las artes plásticas".
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Le Corbusier y su 'Hacia una Arquitectura' resonaba así para atrapar la emoción de las intemporales formas primarias.
Una arquitectura que traspasa los tiempos es la que hoy les mostramos en una obra, una vivienda unifamiliar, situada en una tranquila urbanización del municipio mallorquín de Calvià con magníficas vistas a una cala próxima y a la bahía de Palma.
La casa se levanta en la parte más elevada y plana del solar que ocupa, orientándose al sur, dejando libre el resto de la parcela que es de pronunciada pendiente para que en ella crezca un jardín maravilloso, mediterráneo, capaz de convivir con el mar.
El gran reto del proyecto, de los arquitectos Catalina de Juan y Gabriel Llabrés, era resolver el programa establecido por sus clientes con la particularidad de satisfacer que todas las estancias de la casa disfruten de vistas al mar.
Se buscó además que se enfatizaran con la disposición de la terraza de la piscina y el balcón corrido de la primera planta que se convierten en miradores y en prolongaciones espaciales de estas estancias.
Ya desde el primer momento en que se accede al vestíbulo se tiene presente el mar, de manera que esta presencia se convierte en todo momento en parte fundamental de la vivienda.
El edificio se desarrolla a partir de un volumen compacto modelado por un controlado patio abierto, recortado por grandes aperturas en la fachada sur que permiten disfrutar del sol y de las vistas, al tiempo que se cierra a la calle y a las fachadas este y oeste para preservar al máximo la privacidad.
El patio, abrazado por el salón comedor, la cocina y los dormitorios se convierte en nexo y filtro de las visuales entre las estancias, a la vez que se erige en el eje articulador de los espacios exteriores de la casa.
Por otro lado, los espacios interiores de la vivienda se distribuyen a partir del patio de acceso y del hueco del vestíbulo de la entrada, a doble espacio, que relaciona y engrana las diferentes estancias de cada planta y presenta los correderos y la escalera que las conecta.
De la mano del interiorista Sebastià Picó se logró la sencillez y la practicidad que se respira en toda la casa, conseguida gracias a la elección de tonos neutros que se acentúan con el contraste monocromático de paredes blancas y pavimentos oscuros y un diseño de mobiliario cuidadoso y contemporáneo.

El baño, donde la amplitud y la comodidad, sin renunciar al diseño, prima.
Para el interior, se optó por tonos neutros.
Detalle del final de la escalera, en la planta superior.
La cocina, también con vistas al exterior.
La primera condición al construir esta casa fue que todas las estancias tuviesen vistas al mar, como querían los propietarios.
Fuente:http://www.lne.es/

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