© Dan Gamboa Bohorquez
Por Dan Gamboa Bohorquez
A comienzos de siglo, Karl Brunner desarrolló sobre las laderas de los cerros orientales de Bogotá, un barrio con un trazado diferente a la cuadricula tradicional, que se adaptaba a la topografía del terreno. En este barrio llamado Bosque Izquierdo, se comenzaron a diseñar viviendas con gran carácter arquitectónico a lo largo del siglo XX. Es en este escenario que el arquitecto Jacques Mosseri decide adquirir en conjunto con su esposa, la artista plástica Ana Mercedes Hoyos, un racional predio de 20 metros x 20 metros en donde comienzan a edificar recinto para la mutua simbiosis e inspiración entre dos creadores, el arquitecto y la artista.
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La casa (1971-1973), en su concepción original, consiste en una modesta planta racional que se arrinconaba en un área de 13 metros x 13 metros dejando a su alrededor un generoso espacio angular que invita a respetar la montaña. La casa en sí misma, está concebida como un refugio intrínseco, acogedor y casi monasterial cuya planta evidencia esta simbiosis creativa entre su esposa y Jacques, ya que su planta trae reminiscencias de la obra Ventanas (1975) de Ana Mercedes Hoyos.
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Después de estudiar arquitectura, Jacques Mosseri se aventura en Europa a mediados del siglo XX junto a su amigo Germán Téllez en donde comienza a deslumbrarse por la reconstrucción de postguerra llevada de la mano por el modernismo y a su vez, por los sitios históricos y ciudades amuralladas. De estos viajes, el arquitecto destaca una entrañable nostalgia por lugares como la ciudad amurallada de San Gimigliano donde las torres medioevas se levantan al cielo y también, su contacto directo con la obra de Alvar Aalto, en donde aprende el arraigo hacía lo propio, hacia la arquitectura en función del lugar, apreciación en la que varias veces coincidió en diálogos con Rogelio Salmona. Estas serán directrices simbólicas impresas en la obra de la Casa de Bosque Izquierdo.
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Dentro del recuadro donde se desenvuelve la vivienda, nace un patio de 4 metros x 4 metros que es el eje articulador de los diferentes espacios: las habitaciones, la sala, la cocina y los talleres de Ana Mercedes y el propio Jacques. Desde el génesis, la casa tiene un dialogo único desde los materiales, que usa como lengua e idioma: el ladrillo se transforma en un juego casi artesanal se movimientos sutiles y sombras dotan de la casa de una característica textura, haciéndola casi símil con un textil. Por otra parte, la utilización de la madera, específicamente el guayacán, concede a la casa el impreso vernáculo restante.
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A comienzos de los noventa se accede a la oportunidad de ampliar la vivienda hacia una casa existente en la parte posterior, logrando 600 m2 en total y generando un nuevo punto de apreciación: el entorno desde adentro del proyecto, el exterior apreciado desde el centro mismo de la casa y no desde lo usual que serían las fachadas. Jacques logra abrir la casa desde el interior con un juego de niveles que trepan por la ampliación generando transiciones entre espacios públicos, semipúblicos y privados, connotados sólo por el mobiliario que se pueda encontrar en ellos. Aquí es donde se encuentran las nuevas habitaciones, la extensión de los talleres de Ana Mercedes e incluso, terrazas para el ocio y jardines, todo articulado por una modesta escalera en cuyos descansos se desarrollan diversos ambientes. Intencionalmente se conserva la fachada de la posterior casa existente y se remodela su interior, incluso llegando a quitar su ventanería para sólo dejar el paso de la luz sin ver el exterior.
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En un renglón que vale la pena mencionar: justo al lado de la casa Jacques realiza un edificio de vivienda (Edificio Bosque Izquierdo, 1980) en el que continúan los lenguajes de diseño de la vivienda, retroalimentando el paisaje inmediato en ella ya que desde la casa, sus cubiertas y chimeneas se vuelven una proyección aislada pero a la vez, partícipe del proyecto.
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Esta apreciación del interior como fuerza motora se había evidenciado en proyectos como el ganado concurso para la ampliación del Palacio del Liévano (1969) o la riqueza espacial en la Plaza de Mercado de Paloquemao (1960) diseñada en conjunto con Dicken Castro. Jacques entonces logra comunicar una reflexión donde el exterior no necesariamente es lo que se entiende como un “afuera” sino es una búsqueda espacial llevada desde el interior mismo sorprendiendo a quién aprecie la obra a nivel de calle. La casa de Bosque Izquierdo desde su entrada se concibe como un refugio enclavado en la misma naturaleza de la montaña y no tiene pretensiones de competir con ella y ello continúa en su interior. Al final, no es un gesto que se impone en la traza urbana sino es un ente integrador entre lo existente y lo propuesto, de la misma forma que Karl Brunner quiso que Bosque Izquierdo fuera: un gesto de respeto hacia lo existente.
Arquitectos: Jacques Mosseri Hané Ubicación: Bogotá, Bogota, Colombia
Referencias: Jacques Mosseri Arquitecto . Conversaciones de Arquitectura Colombiana, volumen 2 – Universidad de los Andes, Revista Proa nº 280
Cliente: Jacques Mosseri Hané, Ana Mercedes Hoyos
Área: 600.0 m2
Año Proyecto: 1973
Fotografías: Dan Gamboa Bohorquez
Fuente:http://www.plataformaarquitectura.cl/
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