© Miguel de Guzmán
Arquitecto: NO.MAD
Ubicación: Bilbao, Biscay, España
Arquitectos A Cargo: Eduardo Arroyo
Colaboradores: David Rodríguez, Luis Arroyo, Margarita Martínez, Alfonso Navarrete, José López
Arquitecto Técnico: José Miguel Ortega, Igor Ortega
Estructura: Alfonso Robles
Area: 280.0 sqm
Año: 2008
Fotografía: Miguel de Guzmán
© Miguel de Guzmán
Descripción de los arquitectos. Se trata de la realización de una sede bancaria en un local con planta calle y planta sótano con la vocación de separar claramente la zona de atención al público de las zonas privadas de trabajo y seguridad. La geometría, estructura, alturas e iluminación existentes en ambas plantas han sido definitorias a la hora de localizar los usos y la conexión viable entre los dos niveles.
© Miguel de Guzmán
La idea a la que responde toda la operación es la de generar una atmósfera de aparente transparencia bancaria, dejando entrever las dudas y distorsiones que se producen en el usuario, a través de la construcción de una piel vítrea que separa claramente al público de las zonas de trabajo anulando el concepto de oficina paisaje y la pretendida proximidad al cliente. Este diafragma se realiza con tubos de borosilicato cuyo perímetro curvado proporciona un volumen difractor que genera privacidad a la vez que mantiene la transparencia luminosa. Dicha piel empieza y termina en el acceso desde la calle y acompaña al público en todo momento separándolo de los trabajadores mientras deja intuir su actividad. Su geometría nace por un lado, de la voluntad de hacer desaparecer a los ojos públicos la estructura de pilares existente provocando una sensación de levedad y por otro lado, la división del espacio en dos zonas programáticas bien diferenciadas entre el patio de operaciones público y los diferentes despachos privados. De esta manera, el patio de operaciones se convierte en un lugar algo mágico con zonas de estancia y espera, información o consulta de libros en un ambiente brillante y luminoso.
© Miguel de Guzmán
El color negro define el espacio público en el que no existe ningún accidente- instalación que distraiga su esencialidad. El gris define las zonas de trabajo, que a su vez albergan la iluminación y otros sistemas de acondicionamiento marcando muy nítidamente la diferenciación entre quien tiene el dinero y quien lo guarda. Perforando la piel divisoria y uniendo los dos ámbitos espaciales aparecen el acceso a la escalera y los huecos de los mostradores, únicos lugares con visión directa hacia el “otro lado”.
© Miguel de Guzmán
En la planta inferior se sitúan los servicios, archivo y la sala de reuniones que se configura como un elemento elegante, sorpresivo y paisajístico. Esta sala posee cuatro sectores, dos de ellos con las plantaciones y la iluminación natural en doble altura y otros dos de menor altura y de idénticas dimensiones a los anteriores que conectan con el acceso a la planta superior y el bar-cocina. Dicha geometría esvástica es utilizada para crear el techo-lámpara sobre la mesa de reuniones, excitado y rayado a la vista de los papeles que bajo él se firman.
© Miguel de Guzmán
Al exterior, la fachada no proporciona ninguna información al viandante excepto la del acceso a través de una puerta negra aparentemente opaca y flanqueada por dos minibosques de bambúes que enraízan en las profundidades de la planta inferior imponiendo una atmósfera de descubrimiento, sorpresa y misterio para el usuario. Se produce así una sensación urbana que incita a la penetración de la mirada del transeúnte directamente hacia el paisaje vegetal y vítreo sin confirmar si estamos ante un banco o una posible peluquería.
Corte
Fuente:http://www.plataformaarquitectura.cl/
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